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Gestación subrogada, o vientres del alquiler

miércoles, 15 de febrero de 2017
Hace 39 años, casi con la Constitución española, nacía en Inglaterra una “niña probeta” fruto de una primera inseminación “in vitro” que llevó a otros avances, el último, el de los vientres de alquiler, también llamados de gestación subrogada.

En síntesis, se fecunda el óvulo de una mujer previamente seleccionada con el esperma de un hombre que no es su pareja sexual. Ella aporta su propio óvulo o se le implanta uno ajeno fecundado con semen del varón que quiere ser padre y da a luz un niño o niña; ya puede elegirse el sexo.

La portadora suele cobrar una sustanciosa cantidad gestionada por empresas que manejan esta industria, españolas, ucranianas o estadounidenses, por ejemplo, que anuncian orgullosamente sus “embriones caucásicos”.

El negocio, que no está legalmente regulado en España, es consecuencia del deseo de tener hijos de algunas parejas a las que les es imposible concebirlos, tanto si son heterosexuales, como en número creciente, de hombres homosexuales.

Tras la regulación del matrimonio homosexual, que estas parejas quisieran tener hijos era sólo cosa de tiempo, ciencia y dinero: un bebé así, fecundado por alguno de los dos maridos, cuesta ahora 50.000 euros en Ucrania y 120.000 en EE.UU.

La Iglesia católica, el Parlamento Europeo, el feminismo, parte del PSOE y Podemos rechazan esta práctica que “convierte a la mujer en un objeto monetario”.

Ciudadanos la apoya, y en sus reuniones expositivas lleva parejas heterosexuales y homosexuales para que expliquen su feliz experiencia.

El PP está dividido. El defensor de estas nuevas familias es uno de sus más altos dirigentes, Javier Maroto, declarado homosexual.

Los populares acaban de aplazar en su XVIII Congreso la propuesta de Maroto de regular la gestación subrogada, pero no la rechazaron, pese a haberse redefinido ahora como un partido “humanista cristiano”.

Si el matrimonio homosexual fue obra de Zapatero, sus hijos, quizás, resulten de Rajoy.

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Nota. En la redacción inicial no apunté que quienes desean los vientres de alquiler o gestación subrogada fecundarían los embriones con esperma del varón que desea ser padre. Lo he matizado porque creo que no había quedado claro.
Molares do Val, Manuel
Molares do Val, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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