Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Adios amigos

miércoles, 15 de febrero de 2017
Se fueron con un intervalo de poco más de dos meses. Toda su vida la habían pasado juntos. Él, cumplido ya los 84 años, había sido siempre un tipo extrovertido, alegre, dicharachero. Por muy a menudo que te viera siempre te recibía con la misma alegría. No tenía secretos, era un auténtico “comercial”, era lo que podría parecer a simple vista un “don queda bien”. Pero nada más lejos de la realidad, pues a poco que lo conocieras enseguida te dabas cuenta de que no era un postureo, no, era ni más ni menos “su forma de ser”. Su franca mirada demostraba la sinceridad de sus sentimientos. No sabía cómo complacerte, se desvivía porque te sintieras cómodo, porque te sintiera bien.

Ella, por el contrario, cumplidos los 78 años, siempre había sido introvertida, reacia a abrirse a la gente, amante de la soledad. Le gustaba disfrutar de sus pensamientos. Permanentemente permanecía abstraída de su entorno. Sin embargo, a poco que lo intentaras, rápidamente te convertías en el centro de su mundo, se volvía dependiente, abnegada, increíblemente cariñosa. Buscaba entonces tu hombro para apoyar su cabeza y contarte sus inquietudes, sus cuitas, sus amores.

A ambos les gustaba disfrutar de las cosas sencillas: un atardecer, un paseo por la playa, una escapada al monte, o en algunos días, porque no, pasarse la tarde mirando la televisión. Pues lo único importante para ellos era disfrutar de su mutua compañía.

A pesar de toda una vida de plena convivencia, nunca llegaron a ser pareja. No sé porque. Tal vez lo impidió el tremendo respeto que se tenían. Tal vez su intensa relación de amistad, de compañerismo, de entrega, no les permitió llegar más lejos. En todo caso fue una pena, sus descendientes, si los hubiera habido, estarían llamados a ser unos seres extraordinarios.

Se fue primero él. Su galanura no le hubiera permitido irse de otra forma. Quienes los queríamos éramos conscientes de que ella no podría vivir sin él. Era imposible cubrir su hueco. Aun a nosotros, sus amigos, se nos hacía difícil. Deambuló entristecida durante un tiempo y también se fue.

Kenso era un Golden Retriever de pelo blanco. Lúa era una belleza negra mezcla de Labrador y Pastor Belga. Adriana era su dueña, su compañera, su amiga.

Adiós amigos. Siempre estaréis en nuestro recuerdo.
Sampedro, Jorge
Sampedro, Jorge


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES