
Un concierto de la flamante Orquesta Sinfónica de Galicia dirigida por Andrés Salado, uno de los más prometedores conductores de orquesta del panorama actual español, fue la propuesta musical que pudimos disfrutar la pasada semana gracias a la iniciativa de la Sociedad Filarmónica Ferrolana que continúa con su intensa e interesante programación anual. Un concierto marcado por la contemporaneidad en cuanto a la elección de repertorio con autores como Aaron Copland del que escuchamos la
Fanfarria para un hombre corriente, una obra destinada a honrar a los soldados caídos en la II Guerra Mundial, con compases poderosos y valientes, magníficamente interpretados por un potente cuerpo de metal, firme sobre la percusión, con un carácter contundentemente épico. Después, el
Concierto para Violonchelo Nº 2 de Alberto Ginastera en el que Asier Polo Bilbao, destacadísimo intérprete de su generación, hizo gala de una técnica impecable, de una inmensa capacidad expresiva y del elaborado virtuosismo que la misma obra requiere, mostrando todas las posibilidades del instrumento con su exigencia y su manera elocuentemente explícita y contundente en el brillante final. Ya en la segunda parte, el
Concierto para Orquesta del polaco Witold Lutoslawski, compositor conceptuado por muchos el más eminente de su país después del romántico Chopin. En él marca ricas texturas, construye armonías sobre pequeños intervalos, amplía la aleatoriedad a la concepción rítmica y hace sólida una estructura en la que muestra el profundo conocimiento sobre las posibilidades de la gran orquesta, transportándonos con el mismo diseño temático a climas absolutamente diferentes, contrastantes, transformadores y elocuentes aproximándonos a su propio pensamiento y sentimiento, en lo que él llamaba pescar almas. Difícil?, extraño?, inusual?, diferente?. Sí, pero también profundamente interesante y necesario.