Una noticia de violencia de género o crimen pasional según desde el color con que se mire ha horrorizado a la opinión pública. Una atractiva profesora de Universidad de 40 años ha sido asesinada en Rivas Vaciamadrid por un joven colombiano de 20 años en la cena de Nochevieja, a pesar de su orden de alejamiento, en casa de la víctima con cinco puñaladas. Esta claro que este chaval ejercía una atracción fatal sobre la profesora. Por esta razón yo insisto en la necesidad de una educación sentimental junto a las medidas de represión del machismo y de la violencia de género. El elixir de la juventud es irresistible y más cuando se reblandece el cerebro. El amor entre edades dispares es comparable a los deportes extremos o de alto riesgo, aunque el morbo sea un evidente aliciente. Un conocido funcionario internacional se encaprichó de y con su curvilenea secretaria. Gastó con ella su pensión y después arruinado volvió a su casa humillado y hasta su muerte se convirtió en obediente mascota de su paciente y compasiva mujer. Ya los clásicos como Cervantes o Bocaccio nos aleccionan de lo que les espera a los ancianos enamorados de bellas jovenzuelas. Con la emancipación de la mujer y su incorporación al mundo laboral y su bien ganada independencia se están dando casos de diferencia de edad entre cincuentonas y veinteañeros. Los sexos se igualan. Un consejo para quienes se aventuren en estos berenjenales es que sean pacientes y no se apesadumbren ante las veleidades de sus parejas. Los adornos en la frente pueden ser muy decorativos si se llevan con buen humor y con grandes dosis de filosofía. En
Francia e Italia las grandes damas siempre han tenido caballeros acompañantes los "chevaliers servants" que las miman y respetan sin mancillar su honor. Otra cosa son los temidos por los furiosos maridos, padres y hermanos "gigolos" que se cotizan mucho mejor que las acciones del Banco Popular y que presumen de sus relojes Cartier de oro, naturalmente, que les regalan sus pudientes protectoras. En los cursillos de educación sentimental no sólo se abortarian muchos crímenes de genero, sino haría que se educaran los sentimientos y se reflexionará sobre cosas tan elementales y fundamentales como los instintos y las pulsiones sexuales. A mi perrita, la peque, que sigue secuestrada, le puedo pedir cariño y compañía, pero su vida instintiva camina por otros derroteros. Con los humanos las cosas siguen el mismo curso, a pesar de que nos llamemos animales racionales. En un país bien organizado debería exigirse a las parejas con mucha disparidad de edad un certificado obligatorio de haber seguido un cursillo de educación sentimental.
