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Sobre el morir, sobre la muerte

viernes, 23 de diciembre de 2016
¿Dentro de este planeta somos la única especie que es consciente que va a morir, y morir no al día siguiente, sino que sabe que va a morir dentro de equis tiempo, sea dentro de diez o cincuenta años? ¿Cómo afecta al ser humano saber que va a morir, que como individuo va a morir…? ¿Y la gran pregunta hay dos posibilidades de la gran pregunta del después, existe Algo después o no existe nada después?

Parece que los pensadores-escritores que tratamos de estos temas, siempre estamos intentando aguar la fiesta al resto de los comensales de la especie humana. Pero nos vemos obligados, al menos yo, por respeto a la humanidad y a la sociedad y a cada individuo que este es un tema que es obligatorio acercarse a él. Igual que tantos otros. Al final, por si no lo saben la muerte no la he inventado yo, ni los escritores, ni los pensadores, ni los artistas, ni los campesinos, ni los industriales…

Diríamos que existen cuatro mundos en cuanto a este tema: el mundo de las personas que sienten que tienen suficiente salud, vida aunque tengan achaques. Aquellos otros que están pasando por una enfermedad grave o muy grave, o han pasado, y se han planteado seriamente que pueden morir. Y en tercer lugar, aplicable a los anteriores, aquellos tengan salud o estén enfermos o estén frente al borde de la muerte, sea lo que sea esto, que piensan que hay Otro Mundo después o que no existe, sino que es solo una invención-imaginación. Y un cuarto aquellos, que ya no están con nosotros, miles de millones de seres humanos, cien mil millones al menos, que han estado y ya no están.

Por consecuencia estamos en uno de esos cuatro mundo: hemos sido, somos con salud, somos sin salud, somos creyendo que existe Otro Mundo o que no existe Lo Otro.

Hemos pasado en varias generaciones que en cualquier familia nuclear o en sentido amplio, cualquier niño o niña antes de llegar a los quince años había perdido uno o varios hermanos, uno o varios abuelos, uno o los dos padres, hemos pasado a una situación en la cual por lo general esto no sucede, o sucede excepcionalmente, por lo general, en las familias ya no se pierden ningún hermano, ya por lo general ningún padre antes que los hijos tengan al menos veinte años, y casi lo mismo sucede con los abuelos. Por lo cual, la muerte no es una realidad experiencial y vivencial, sino es una realidad posible que se da y se produce, pero no cerca de uno mismo. Por tanto, este dato ha llevado, o puede hacerlo a tener una concepción distinta y diferente sobre la vida y sobre la muerte que hace tres o cuatro generaciones…

Por otro lado, hay que pensar o algunos piensan, que tenemos un tiempo de existencia, y que hay que vivirlo ese tiempo, que antes de la muerte existe vida, como diría un autor-escritor actual, Eduardo Punset. Por consecuencia podríamos inducir-deducir ésta vida hay que vivirla con la mayor dignidad y humanidad y el mayor nivel moral hacia uno mismo y hacia los demás. Y cuando llegue la muerte, si hay Algo después te enfrentarás a ese Misterio diciendo que llevas tu capacho lleno de buenas obras, y si no existe nada después, al menos, te dirás en los últimos momentos de existir, que has intentado hacer el bien, cosa que quizás no todos puedan decir o no puedan sentir…

Por otro lado, salvo excepciones hoy la técnica médica permite que el sufrimiento, sin negar que existe es muy inferior comparado con otras épocas, que la muerte puede venir con sufrimiento, pero que los sistemas actuales biotecnomédicos ha mejorado en este parámetro radicalmente comparable a hace cincuenta, o aún más, hace cien años. Por tanto, el temor al sufrimiento, que tantas personas indican “no temo a la muerte, sino al sufrimiento de la muerte o antes de la muerte”, no digo que no exista, pero que se ha reducido ostensiblemente…

Existe otro temor o miedo muy profundo que no solo temes al sufrimiento en el proceso de morir, que puede durar minutos o meses, o la cuestión de lo que pueda existir Después o que exista Algo o no exista Después nada, pero también se añade, según la edad que tenga el sujeto que va a morir, el temor de dejar en la vida a hijos o nietos, en mayor grado amparados o desamparados… A esto es muy difícil contestar, al menos yo, una mujer con treinta años que deje a cinco hijos pequeños, el sufrimiento mental y moral y sensorial debe ser tremendo. Quizás, por eso, las ideologías religiosas han sido las únicas que han dado un sosiego o tranquilidad mínima a lo largo de siglos y milenios. Lo que sucede es que ahora, poderes fácticos y reales, e ideologías de todo tipo, consciente y no conscientemente están intentando que el sentimiento o concepción religiosa vaya desapareciendo de los humanes. Y por tanto, este posible consuelo va desapareciendo cada vez de más estratos sociales, de todas las capas sociales y culturales y económicas. Cosa que aunque no existiese Nada Después, debería ser tenido en cuenta esa posibilidad o esa hipótesis, porque es más tranquilizador una metafísica trascendente que un tonel de pastillas para pasar el tránsito de la vida a la no vida.

Por otro lado puede existir una muerte rápida e inesperada, no un fallecimiento que se espera durante semanas o meses, sino ese otro tipo de deceso, que alguien sale por la mañana con salud suficiente y al mediodía o al atardecer llaman a los familiares directos indicando que tal señor o señora, sea debido a un accidente cardiovascular, a un accidente de tráfico, a otro motivo o razón ha dejado de respirar o de dar sombra. En este caso le viene a las personas, mayores o menores, ancianos o adultas o infantes como una especie de tonelada de agua y hielo frío. Es decir, es hacerse la noche completa en un segundo… ¿Qué podemos decir en este caso…?

Quizás vivimos-existimos en una sociedad-civilización occidental que no nos enseñan lo suficiente al sufrimiento, que la vida trae alegrías y felicidad pero también penas y sufrimientos y angustias y controversias. Y que hay que prepararse tanto para lo bueno, como para lo no bueno. Que todo ser mortal reirá unos días o unas horas al día, cada día, pero que también sufrirá y se angustiará algunas horas al día durante toda la existencia… Que con moderación y sosiego nos deberían enseñar, en forma de aprendizaje reglado, no solo como atarse al hilo de la felicidad, pero también como soportar el tranvía de la desesperación-sufrimiento-angustia-muerte. Porque todo ser humano, sea rico o pobre, de ayer o de hoy, todo ser humano tendrá luces y sombras y negruras y grises. Al menos enseñarle a los individuos, que sea capaz de alargar lo bueno, lo bueno en todos los sentidos, siempre que sea moral, pero también a minimizar o soportar lo malo, lo malo en todos los sentidos, que pueda devenirle o traerle el tren de la existencia. Esperemos que estas palabras el traigan un poco de sosiego al hipotético lector de ellas, sea ahora, o sea dentro de unas décadas.

Para terminar quisiera indicar que como escritor-pensador-observador de la realidad y de los fenómenos culturales, que también son realidad, intento al hipotético lector no hacerle perder el tiempo. Y por consecuencia, aunque no le guste o no esté de acuerdo con mis escritos, incluso estos modestos artículos, al menos cada párrafo sea para esa persona, potencialmente un motivo, por un lado de cuestionamiento, por otro lado de sosiego-tranquilidad-pensamiento-reflexión-esperanza. Esperemos sirvan para algo estas centenas de palabras.
Caminero, Jmm
Caminero, Jmm


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