Rita y Fidel

Pocas veces dos fallecimientos se convierten en la noticia más importante, a escala nacional la de la Sra. Barberá y a escala mundial la del legendario Castro. Ambas muertes constituyen un retrato en blanco y negro del despiadado planeta de la política, de su canibalismo, de su dureza y de su agónica lucha por conservar el poder y del lacerante dolor al perderlo. Rita transformó una ciudad y Fidel firmo con sangre y fuego la historia de un pais.Luces y sombras. Para unos se amadrino la corrupción, para otros se exalto la revolución y se esclavizo a toda una nación. Utopías de transformación que podrán ser vistas y juzgadas según el cristal con que se mire. Personalidades gigantescas que se creyeron demiurgos de sus realidades políticas y sociales. La dama en democracia el caballero en tiranía. Los dos en clima de corrupción. Tienen millones de seguidores y de detractores al mismo tiempo. A una le ha vencido la angustia, el desamor y el desprecio; a otro la enfermedad a pesar de sus ansias de supervivencia. Ambos se perpetuaron en sus cargos y a Fidel como al general Franco solo la muerte pudo desalojarlos, a Rita unas elecciones democráticas el deseo de cambio y el acoso y derribo de sus enemigos y el desapego, cobardía y vileza de sus propios correligionarios. Solo la historia emitirá un veredicto sobre estos dos líderes. Es evidente que la alcaldesa que consiguió cuatro mayorías absolutas se caso con su comunidad hasta identificarse con Valencia y el otro en último símbolo de un comunismo agonizante, en un mundo que exige democracia y libertad y en una visión demoledora de la igualdad llevada al paroxismo que solo puede conseguirse con pelotones de fusilamiento, guillotinas, torturas y cárceles. Es el precio de la igualdad cuyo exponente más sombrío fue Pol Pot. Los populistas de izquierdas lo verán como un mito de la emancipación humana y de la oposición al imperialismo de Etados Unidos. La gran diferencia es que Rita llevo la prosperidad a una ciudad, mientras Fidel empobrecio a un pueblo y encerró en sus fronteras a toda una población. Dos personajes férreos, entregados y resueltos a dedicar sus vidas a sus causas, gobernando sobre un capitalismo salvaje y corrupto y sobre un comunismo feroz. Rita entra en la pequeña historia de una bella ciudad mediterránea acogotada por una crisis económica y por la corrupcion galopante, mientras Fidel oscila entre la glorificación y el olimpo de los libertadores y el museo de los horrores de Madame Tussod. Dos pesos dos medidas. Ciertamente es imposible quedar indiferente ante estos dos personajes. Que Dios y la historia los juzguen.