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La cumbre climática

jueves, 17 de noviembre de 2016
La cumbre climtica En la vorágine de reuniones ‎internacionales destaca la cumbre del cambio climático de Marrakech, la turística ciudad que alberga una torre gemela a la sevillana Giralda, para los ecologistas se trata de una cita vital y crucial para el futuro del mundo. Para el primo de Rajoy y para el showman aprendiz de estadista Donald Trump es tan sólo una reunión más. Unos creen a pies juntillas en el calentamiento global, ven avanzar la desertificacion a marchas aceleradas, subir el nivel de los mares con sunamis y catástrofes a pocos años vista. Otros nos hablan de ciclos climáticos de muchos años, de glaciaciones y de desaparición de los dinosaurios antes de la era industrial. Catastrofismo o despreocupación frívola. Este reto se lo planteo el Club de Roma de Aurelio Peccei, que se decanto por la acción del hombre como factor decisivo en el cambio climático. La ecología se ha convertido en las últimas décadas en una verdadera religión en que se cree con la fe del carbonero o la convicción del científico, que comparten las Naciones Unidas, cuyo secretario general Ban ki-moon despedirá su mandato oficiando de supremo sacerdote entre los grandes líderes mundiales. Se pretende reducir las emisiones de carbono en la atmósfera, impulsando las energías renovables. Los países más recalcitrantes como China y Estados Unidos que se resisten a frenar sus ritmos de industrialización han acercado posiciones y la América de Obama y la China de Xi parecen dispuestas a hacer sacrificios reorientando sus ciclos productivos. Las ciudades inteligentes del futuro dependerán de energías limpias y no contaminantes. Los países menos desarrollados precisan ser compensados si se les cierra la puerta a una industrialización convencional. Lo que nadie niega es la contaminación atmosférica, la polución, que envenena el aire e impide ver el sol, la luna y las estrellas haciendo que las megalopolis mundiales se tornen sofocantes, sobre esto todos de acuerdo, Pekín y Shanghai son dos ejemplos concluyentes. El cambio político en los Estados Unidos hace asomar las pezuñas del demonio, las energías reno ables no son rentables a corto plazo, son muy caras y no pueden compararse al carbon y al petróleo, ni al fraccionamiento del terreno y de las rocas, el fracking, en la terminología anglosajona en que se expresan las nuevas tecnologías. Trump crítica abiertamente a los molinos eólicos y pone en duda su utilidad debido a su alto coste. La sombra de este Rey del reality planeara sin duda sobre Marrakech. La inefable Carmena apuesta por los coches eléctricos con una flotilla de taxis eléctricos. Quien tiene razón? Carmena y sus okupas o Trump y sus trumpitos? Amigos si todo se resolviera entre estos esperpénticos personajes el mundo estaría a salvo, pero nos jugamos mucho y cuando las placentas de las mujeres se tornan grises, cuando aumentan las enfermedades respiratorias, cuando los ciclos vegetales se alteran están sonando, sino las campañas del apocalipsis de los fanáticos ecologistas, tañen repetidamente las alarmas de un cambio climático que se va haciendo palpable. Razón por la que el primo de Rajoy se haya puesto las pilas y ahora aconseje al hombre impasible de Pontevedra, que arrime el hombro y por lo menos se deje al carbón dormir en las entrañas de la tierra y se invente un futuro con aire limpio donde las aguas de los ríos bajen cristalinas y los cielos sean claros de día y de noche.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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