
Las obras de la Cidade da Cultura en el Monte Gaiás de Santiago, siguen su curso. Esta obra faraónica sin sentido -vanidades aparte- se tragó 164 millones de euros en 2006 y lo que te rondaré morena.
A día de hoy, el Prestige sigue vomitando hilillos de plastilina, los montes desaparecen con el fuego, ciudades como Vigo carecen de depuradora, otras se inundan, el mar es un vertedero, los ríos bajan más muertos que sus truchas, el AVE -avemaría purísima sin pecado concebida- las autovías interiores gallegas, en el limbo de los justos y las exteriores, en el seno de Abraham.
Y así, hasta que la muerte nos separe.