Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Una hipótesis de Darwin

miércoles, 09 de noviembre de 2016
Charles Darwin propone, en El Origen de las Especies, la procedencia común de todos los seres vivos. Transcurridos algo más de cien años desde que hiciese pública su hipótesis, diversas pruebas bioquímicas y funcionales le dieron la razón de modo inequívoco.

En El Origen de las Especies, Darwin define conceptos nuevos para Una hipótesis de Darwinapoyar su hipótesis acerca de la importancia de la selección natural, y plantea hipótesis que fueron de difícil comprobación en su época, pero que el tiempo y los avances científicos han ido afianzando. Hoy nadie discute algunas hipótesis propuestas en su libro.

Define adaptación y selección natural así como selección sexual, el concepto de población, el de hábitat y otros muchos. Realmente, el libro está considerado como el principio de la biología moderna y de su nuevo paradigma.

Entre algunas de sus hipótesis, presenta, con indudable prudencia, el del origen común de todos los seres vivos. Al final del libro, en el último párrafo, viene a decir que hay grandeza en comprobar cómo la gran diversidad de seres vivos, “procedentes de un corto número de formas, o de una sola…”.

No dice nada más, ni lo había indicado antes, a lo largo de los quince capítulos de la obra. Sólo al final, en el lugar destinado a recapitular toda la teoría de la selección natural y comentar sus posibles implicaciones, precisamente en el último párrafo y haciendo referencia a la grandiosidad de la visión evolutiva de los seres vivos que, a partir de unas pocas formas, o tal vez de una sola… han dado lugar a la actual biodiversidad, es cuando propugna la idea a la par que hace la reflexión.

En ese mismo capítulo XV, Darwin se queja de haber tenido muchas críticas, excesivas digo yo, e insiste en que muchos de quienes le criticaron no habían leído El origen de las especies. A estos de entonces, hoy tengo que añadir a muchos de hoy y un nombre, el de un capitoste de mi Universidad que en un acto público criticó el libro con aires de enteradillo, cuando en realidad su perorata indicaba no haber leído ni su introducción.

Sí, a lo que voy. Me asombra la grandiosa intuición de Darwin al preconizar el origen común de todos los seres vivos cuando apenas hacía 20 años que se había propuesto la teoría de su unidad estructural. Sin embargo, Darwin, iba más allá y ya no pensaba en la unidad estructural, que puede ser considerada un producto final, sino en la unidad de origen de todos ellos.

Desde entonces, tendrían que transcurrir muchos años, jalonados de investigaciones punteras laureadas con varios Premios Nobel, para que la hipótesis enunciada por Darwin pasase a ser indiscutible. Y no fueron pruebas morfológicas las que le dieron el apoyo conceptual, fueron pruebas bioquímicas. En el nivel de la biología básica, donde se confirmó la hipótesis darwiniana.

Desde la estructura y composición de los ácidos nucleicos, iguales en Una hipótesis de Darwintodos los seres vivos, hasta el mecanismo de síntesis de proteínas, todos somos iguales y nadie lo discute. Una vez superado ese nivel de similitud, comenzó la diversificación que hoy vemos. Pero quiero explicar lo anterior con otras palabras, pues en la estructura y composición de los ácidos nucleicos, va encerrada la herencia genética, el genotipo de cada ser, y en la síntesis de proteínas se sitúa el primer nivel de la expresión de los genes y la manifestación de su fenotipo.

Fue una etapa apasionante aquella del descifrado del código genético. Yo estaba con mis estudios en Barcelona y con frecuencia nuestro profesor, el Dr. Antonio Prevosti, nos comentaba los avances conseguidos. Ese descifrado se hacía en diversos laboratorios, por alguno de los cuales andaba nuestro investigador Severo Ochoa, también Premio Nobel. Cuando se dispuso de todo el código genético, pareció conveniente saber qué claves correspondían al mundo animal y cuáles al vegetal. La sorpresa fue tremenda al comprobar que el código era el mismo para todos los seres vivos. Es la característica que hoy definimos como llamamos “universal”, y tiene muchas implicaciones positivas en investigación. Entonces, resultó una gran novedad para los dedicados a estos estudios y me gusta mucho comprobar cómo en poco tiempo, la novedad se asumió con total normalidad, de modo que hoy es algo indiscutible entre los estudiantes de cualquier nivel de enseñanza.

Sin embargo, lo que no es tan general, lamentablemente, es el considerar a todos los seres vivos como iguales en sus bases bioquímicas. Para muchos, los animales siguen siendo los verdaderos “seres vivos”. Los vegetales, ni lo habían pensado. Tal vez en los actuales planes de estudio no se recalque esta diferencia funcional, pero muchas personas no tienen nada claro qué diferencia a un animal de un vegetal.

Me asombra y me genera un gran respeto y una gran admiración la capacidad de Darwin quien, apenas conociendo la estructura de las células y desconociendo casi todo lo referente a su bioquímica, llegó a intuir algo que hoy está plenamente admitido. Tal vez sabía que serían necesarios muchos progresos científicos antes de que su hipótesis llegase a verse confirmada, pero él la había formulado.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES