Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Yo, el violador

jueves, 03 de noviembre de 2016
Estoy muy emocionado, apenas duermo, me van a conceder un nuevo permiso. Recuerdo que cuando me echaron aquellos malditos 26 años nunca pensé que podría salir de esta cárcel por mis dos piernas y erguido. Adoro a todos los que se oponen a la pena de muerte, en otros países bárbaros ya me hubieran aplastado como un vil gusano y no estaría tan campante preparándome para la próxima. Tanta terapia y tantas leches. Que monserga. Si no existieran las mujeres me las tendrían que inventar para mí, que placer verlas gemir, llorar, desesperarse, implorar misericordia. Todas se achantan y cuando las reduces a la impotencia se echan a llorar. Son unas gallinas. A mi me gusta que se revuelvan, que me insulten, que desgarren sus prendas íntimas, la pasividad me desarma, las buenas mujeres no me la levantan, no me excitan dicho en finolis. Mi sueño sería haber sido esbirro de la Inquisición, o guardia con látigo de un campo de exterminio chino, camboyano o ruso. Conseguiría obtener confesiones a mansalva dejando a mis víctimas en carne viva. Como me molestan esos ridículos círculos en recuerdo de las víctimas, que las convocan los que nos protegen a nosotros los delicuentes y desean vaciar las cárceles. Siempre nos defienden, nos amparan con la monserga de recuperarnos, en realidad nos están preparando para nuestras gestas futuras, las llaman violaciones, estupros, manoseos, estupideces son esas. Somos la nueva España de la que tanto habla Pablo. Que orgullo pertenecer a esta cofradía protegida de los violadores, querría besar por donde pisa la Colau y Carmena tan compasivas tan monas ellas visitando los centros de internamiento, que gusto da verlas, que odiosos en cambio todos esos imbéciles de burgueses siempre con tanto miedo y que no ven la belleza del mal, que nos imponen al impresentable Rajoy, el mundo es nuestro de los delincuentes de todas clases, rufianes del mundo unidos jamás serán vencidos. Mientras estoy recreándome en estos elevados pensamientos mientras disfruto de mi enésimo permiso penitenciario, veo la silueta de una mujer que se acerca a un coche, tiene formas, me abalanzo sobre ella, sabrá gritar, implorar, desesperarse, hay que gustín, mi navaja está lista, benditos sean todos los que me protegen.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES