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La gobernabilidad de España

lunes, 05 de septiembre de 2016
Gobernar es gestionar recursos. Gobernar es resolver los problemas de los ciudadanos. Gobernar es cumplir y hacer cumplir el ordenamiento legal. Gobernar es garantizar el Estado de Derecho. Gobernar es defender y promover el sistema democrático y constitucional del que nos hemos dotado. Gobernar es actuar con transparencia ante la Cámara Legislativa Parlamentaria. Gobernar es dejar a la justicia su papel de poder independiente que interpreta y aplica el ordenamiento legal.

Parece que lo único importante es que de una vez por todas -dos camino de tres- el mandato de las urnas se convierta en Gobierno. Pero más importante que la presencia de un Gobierno es, que tal ejecutivo tenga, la capacidad para ejercer sus responsabilidades al servicio del pueblo soberano.

Rajoy logró ganar las elecciones. Si por tal se entiende ser el partido político con más apoyos en las urnas y que concitó mayor número de escaños en la Cámara Legislativa. Pero para gobernar, sin mayoría absoluta, se requiere capacidad para formar mayorías con base en acuerdos parlamentarios. Rajoy, no sólo no lo ha logrado, es que ha dejado claro que logra más rechazos que beneplácitos.

Tal rechazo es la consecuencia de su inmediato pasado. Un gobernante que ha disfrutado con la mayoría más grande que se recuerda, extendida a todos los ámbitos del poder en un Estado de las Autonomías, tuvo la oportunidad de hacer y deshacer, a su antojo, y ahí está su debilidad, ha dejado demasiadas heridas y una foto nítida de su comportamiento, incluso personal, en el terreno de la moralidad pública.

Sus dos grandes pecados han sido: soberbia e indecencia. Por activa o por pasiva. Añádase un modelo de respuesta a la crisis económica en la UE, dónde optó por exprimir a las clases populares y tolerar hasta el mimo, a las clases privilegiadas. Rompiendo uno de los equilibrios más delicados en el Estado de Derecho. La igualdad de oportunidades para ejercer la dignidad ciudadana.

Diría más. El problema del PP es Rajoy y sus fieles gestores en los últimos cuatro años. De ahí que se baraje, un cambio de escenario para otra actitud y aptitud parlamentaria, si el PP presentara otro candidato a la investidura. Hay demasiadas sospechas. Hay demasiadas cuentas pendientes. Hay demasiadas desconfianzas por incumplimientos anteriores. Hay demasiadas razones para señalar al PP que nos ha gobernado en la pasada legislatura, como instrumento perverso para la excelencia del sistema democrático. La última, por citar alguna, sembrar de miedo al cambio, en el escenario electoral, coartando el derecho de los electores a ejercer, desde su voto, el mandato para la alternancia en el poder.

Algunos defenderán, visto lo visto, la espantada de Rajoy, tras las primeras elecciones. Rajoy nunca arriesga, nunca se mueve, nunca actúa de forma creativa, es de los que está pronunciando aquella famosa frase: "los problemas que no se resuelven solos, es que no tienen solución, y es mejor dejarlos dónde están". Por eso nunca sabremos, si sabía lo que pasaba con la corrupción, o si llegó a creerse que la corrupción no era asunto de Estado, y que en todo caso, si les pillaban, bastaría con dejar que jueces y policía hicieran su labor.

Claro que algunos pueden llegar más lejos en sus pensamientos, y señalar que hay indicios racionales de como actuaba un Partido Político a la hora de financiarse, transformándose en una organización al margen o por encima de la ley.

La última, por ahora, es una que colma el vaso de la desvergüenza y la chulería. En las mismas fechas que se está debatiendo la investidura del candidato Rajoy, el Gobierno en funciones nombra al ex Ministro Soria, para un alto cargo del Banco Mundial. ¿Será para que no hable?. ¿Será para mostrar que lo de las puestas giratorias no va con el PP?. ¿Será para escupir en la cara de los pobres parlamentarios de Cs a los que se les habrá quedado caras de tontos?.

Si acciones como la que antecede forman parte de la hoja de ruta del Gobierno de Rajoy, con toda la que ha caído, paren que me bajo del vehículo de la gobernabilidad. "Más vale honra sin Gobierno, que Gobierno deshonrado, que se cisca en la vergüenza Nacional".
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


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