Buen desgobierno

El gran cronista y escritor argentino Martín Caparrós le explica a los estadounidenses este fin de semana en el New York Times que desde los Reyes Católicos España nunca estuvo sin gobiernos, por lo que es un hito histórico que, al no poder gobernar el que está en funciones, es como si no existiera.

Recuerda que la situación afecta a múltiples ramas del Estado, sobre todo a la necesaria elaboración del presupuesto de 2017, aunque admite que de momento la economía no se resiente.

Caparrós creyó que Podemos iba a crear algo nuevo –muchos extranjeros juzgan España acertadamente porque carecen de la pasión de los nacionales--, pero ha descubierto ya algo que muchos españoles no quieren ver: que es partido más, como los viejos de la ultraizquierda.

Como el moderado Ciudadanos, capaz de pactar tanto con la izquierda civilizada como con la derecha de Mariano Rajoy.

Hay problemas, sin embargo, que el escritor no abordó en las páginas “nobles” del NYT, como el del independentismo catalán o el de la conquista de las instituciones vascas que pretenden realizar los exterroristas de ETA abanderados por Arnaldo Otegui (no Otegi).

Ese vacío informativo sobre los independentismos se advierte también en otros análisis de medios internacionales, como en Le Monde o Le Figaro en Francia, o The Times, en el Reino Unido.

Parece que ven desinflarse el reto, agrandado por los medios españoles, especialmente los nacionalistas catalanes, que son casi todos.

El problema que sí puede causarle un enorme destrozo al país, al menos de siete mil millones de euros entre multas y pérdida de fondos de cohesión, es la inexistencia de un presupuesto que además reduzca los gastos y el déficit en similar cantidad.

Ese parece ser el gran problema del buen desgobierno.