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De Gea, Muniain y Pedro Sánchez

jueves, 25 de agosto de 2016
La implicación de los futbolistas de la Selección española David de Gea e Iker Muniaín en un caso de corrupción de menores lanzada a mediados de junio resultó tan dudosa o falsa que la justicia ni siquiera los interrogará.

Pero el daño está hecho: ambos han sufrido la pena de telediario, oprobio, vergüenza, y en algún caso problemas familiares, agigantados por Pedro Sánchez, que mostró un carácter atolondrado e irreflexivo proclamando públicamente que no se sentía cómodo viéndolos, especialmente a De Gea, en la Selección.

Se ve que habían mancillado el honor de este político tan moralmente ejemplar que es yerno de quien era famoso propietario de saunas gay en Madrid en las que posiblemente el comercio carnal también se da con menores.

El caso de los futbolistas se conoció después de la detención de un actor y director de cine pornográfico, Ignacio Allende, “Torbe”, por emplear supuestamente menores de edad como actrices y prostitutas.

Una de ellas nombró como mediador con sus clientes a De Gea en un diálogo telefónico grabado que demostraba que no conocía al portero, pero que buscaba información para vincularlo al caso.

Ahora parece comprobarse que las supuestas pruebas de la implicación de los futbolistas eran inconsistentes y sus nombres quedarán limpios.

Pero deberán recordar ahora que, por ejemplo, si un delincuente al que no conocen se fotografía con ellos, corren peligro de ser considerados sus cómplices.

Tendemos a ejercer como jueces de la horca condenando sin pruebas a cualquier investigado, aunque después resulte absuelto: ni siquiera en política todos los sospechosos son corruptos.

Es detestable que las personas comunes ejerzamos de verdugos, pero es incapacitante para gobernar un país que el jefe del segundo partido político de España elimine la presunción de inocencia y que sin prueba alguna se ensañe acusando indirectamente a dos ciudadanos de corruptores de menores.

Cualquier persona medianamente observadora puede ver a Sánchez como un peligro, por imprudente, hipócrita y maledicente.

Militantes del PSOE, cámbienlo: Sánchez no puede regir ni un pueblo desierto.
Molares do Val, Manuel
Molares do Val, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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