Concebidos para triunfar

Muchos padres programan a su hijo antes de concebirlo, bastantes sin ser muy conscientes. Es el caso de la enfermera que desea que su hija/hijo sea médico, del perito que convence al hijo/a para que sea ingeniero; al empleado de comercio para que su descendiente sea un empresario emprendedor. Así se forman en los países las sagas de: abogados: los Garrigues de alcance internacional, De Lorenzo especializados en Medicina, Feliú en Mallorca; de médicos: el último Fernández-Vega es tataranieto de oftalmólogos de Oviedo; Gómez Ulla con el descendiente Francisco Gómez-Ulla oftalmólogo de cuarta generación; José María Giraldo García, biznieto, nieto e hijo de médicos, etc. etc; de políticos: Aznar, Maura, Rato, Gamazo, los Fraga y Robles-Fraga; los Pío Cabanillas, Piqué, Posada, Arias Salgado, Trillo-Figueroa, Oreja, Utrera, Fernández-Miranda, Gallardón, …; de políticos y empresarios los “Pérez-Maura”; toreros, arquitectos, restauradores, etc. etc.

Otras parejas o individuos, los menos, tienen proyectos más creativos y universales, uno de estos casos es el conocido en Ferrol de Aurora Rodríguez Carballeira y su hija Hildegart, su madre, que la creó para utilizarla como instrumento para redimir a las mujeres de todas las miserias, consiguió que al morir (17 años) tuviese dos decenas de libros publicados, además de ser la primera mujer que hizo crítica periodista al gobierno de turno, y fue la primera en dedicar muchos esfuerzoa y libros a la educación sexual de la mujer, todo ello en menos de cuatro años. Si calificamos el experimento por su final es, simplemente, condenable; si lo hacemos por el valor de la pedagogía y dedicación a una criatura: un éxito total. La chica llegó a ser una super woman, pero la madre no supo, o no pudo (por enfermedad) ser coherente con su propia obra.

Actualmente tenemos varios ejemplos de la creación para el éxito. Haí están las hermanas ucranianas Anna y Mariya Muzychuk, 26 y 24 años respectivamente. La menor, Mariya, el año 2015 fue campeona del mundo de ajedrez, este año son quinta y sexta del mundo en categoría femenina, pero aspiran a ganar la medalla de oro en las olimpiadas de ajedrez que se celebrarán en Azerbaiyan en septiembre. El abuelo materno cuando nació Anna le llevó a la madre, su hija, la ficha de ajedrez del caballo para que se la regalase cuanto más pronto mejor, a los dos años comenzó a jugar y con seis ya ganaba torneos. Los padres de ambas son maestros y entrenadores de ajedrez. Han nacido entre las fichas y crecieron guiadas hacia el éxito por sus padres y abuelo. Ellas viven de ese deporte intelectual, pero dicen sin ostentación de riqueza porque no da para tanto.

Otro caso es el del campeón internacional de pilotos de drones, esos aviones minúsculos que están descubriendo la cantidad de construcciones sin declarar que hay en España. Un sobrino nuestro participó en el campeonato de El Escorial los días 2-3 de julio de este año, nos invitó y allí fuimos encantados de aprender algo nuevo. España acogió la primera competición oficial de drones de carreras, avalada por la Federación Aeronáutica Internacional. Acudieron 110 pilotos, entre ellos los mejores competidores del Word Prix de Dubai 2016. Entre los participantes en El Escorial destacó el ganador en Dubai el británico Luke Bannister de 16 años, que ya es el mejor piloto de drones de carreras del mundo, lo que demostró con sobrada pericia en las dos modalidades: estilo libre y resistencia. Para empezar lanzó el dron en vertical hacia arriba y lo hizo bajar, parecía que a besar el suelo, pero retomó el rumbo con facilidad y sorteó ramas y árboles en tiempo record sin fallo alguno. Además con una tranquilidad pasmosa según me comentó su competidor vecino.

Se rumoreaba que su padre era un entusiasta de la informática aplicada y los drones le fascinaron. Luke fue introducido en el sector lentamente, hasta llegar a apasionarse por el tema: por volar y por conocer la tecnología que permite hacerlo en las mejores condiciones. Conocer la estructura de un dron era su forma de jugar, y así llegó a ser el constructor. Él mismo monta, estudia y prepara todos los componentes de la minúscula máquina, que a pesar de su tamaño porta cuatro motores uno en cada pala. Suele cambiar de aparato intentando mejorarlo para cada carrera. Su discurso rápido se relaciona con todo lo del tema: chasis, potencia de los motores, capacidad y rapidez en la aceleración, etc. Los drones son pura mente: lógica y cálculo. Acaricia el controlador del vuelo entre sus manos, con el que maneja la velocidad y dirección del dron.

Hay todavía otro elemento muy importante: las gafas que reciben las imágenes de la cámara y el transmisor que lleva el dron. Para Luke “manejar un dron es como si estuvieras sentado en un avión, puedes ver lo que el dron vé, tú estás en el dron”. El manejo lo aprendió en el último año y medio, viendo videos en youtube, observando como lo hacen los otros “aprendes los trucos”, pero reconoce que desde pequeño manejó pequeños aviones.

Comparte el dron con los estudios normales de su edad, pero al dron le dedica mucho más tiempo “Es que con él me siento como si tuviera la libertad de volar como un pájaro”. En el futuro le gustaría ser piloto de grandes aviones, o ingeniero “ojalá esto se convierta en un trabajo del que pueda vivir”.

Por último mencionar a Pablo Iglesias. Sus padres se conocieron en actos socialistas, su abuelo era socialista. Sus padres tuvieron un hijo al que “marcaron” con nombre y apellido, buscando una réplica del líder sindical primero y político después, el ferrolano Pablo Iglesias. Lo que ha demostrado es su formación en ciencias políticas y su incuestionable liderazgo a voces. Lo primero le favorece, a él y a cualquiera, lo segundo le pone estacas en las ruedas, quizá porque los “niños predireccionados” son ambiciosos, empoderados, han sido superprotejidos, muy cuidados por su familia, y en algún momento esperan todo eso de la sociedad. Endiosarse sólo inspira rechazo, la prudencia y las reacciones al estilo póker o ajedrez pueden darle mejores resultados. No basta nacer, hay que demostrar a diario que uno es admirable en lo que se ha propuesto.