Carnaval en Río

Los organizadores de la ceremonia de apertura de los Juegos olímpicos han suplido la falta de medios económicos con un desbordante Carnaval y una retórica ecologista.‎ Ha sido la peor y más larga inauguración de las Olimpiadas, pero paradojicamente la que más brío y son ha tenido. Fue muy localista con samba y bossa nova por un tubo, repitiendo las marchetas de Carnaval hasta la saciedad que contagia a los espectadores como en una larga fiesta. Sin estrellas internacionales excepto Giselle Bundchen la top que cruzó Maracana como una gigantesca pasarela. Los demás cantantes y músicos locales. La platea de VIPS la sirvieron 26 jefes de estado, reyes y presidentes de gobierno. A destacar la presencia del peinadisimo Francois Hollande de Francia, del dinámico Renzi de Italia y de Banki-moon sentado junto al Presidente interino de Brasil. Nuestros Reyes no pudieron ir por decisión de Margallo o del mismísimo Rajoy de suprimir la agenda regia mientras sigamos estando con un gobierno en funciones. Discutible, ya que la Monarquía supone la estabilidad del país y su tarjeta de visita al mundo. Nuestro embajador especial fue un emocionadisimo Rafa Nadal. Los asiáticos más disciplinados que los demás con una China cada vez más occidentalizada. Muy folklóricos los africanos como corresponde y oceánica la representación de los Estados Unidos. 206 países desfilando precedidos por una buena moza en triciclo y seguidos por una orquestina. Ritmo, música afrobrasileira, carnaval a tope. Con una parada final de todas las escuelas de samba del Sambodromo, repletas de las reputadas mulatas tan macizas y jacarandosas. Esto por cuanto se refiere al capítulo musical. La parte histórica mitificando a los indigenas, minimizando a los portugueses y glorificado a los esclavos africanos. El tema ecológico muy de manual y dime de que presumes y te diré de que careces. efectos especiales, luz y sonido, fuegos artificiales y más de quince mil bailarines que se agolpaban en unas favelas de cuento a las que alegran con sus piruetas, saltos y contorsiones. El nacimiento de las urbes muy confuso y sin relieve. Todo ello escenificando un show destinado a la televisión. Los espectadores envueltos en el estruendo y embelesados con la música carnavalera. Cuatro horas largas. Ni el recorrido de la antorcha olímpica ni el pebetero convertido en un cubo igneo que lleva de paseo el fuego olímpico destacaron por su originalidad. En resumen una larga presentación de unos juegos, que incluso consiguieron despersonalizar la belleza de Río y banalizarla como si se tratara de Dubai o Singapur. Y ya es difícil hacer esto! Tuve ocasión en mi juventud de presenciar la apertura de los Juegos de Múnich en 1972 y de presenciar unas olimpiadas íntegras en el espléndido Estadio Olímpico de la capital de Baviera y desde entonces he seguido todas las inauguraciones incluida la extraordinaria de Barcelona con la poderosa y fabulosa representación del Mediterráneo y la genialidad de la Fura dels Baus y Río queda muy por debajo solo destacable por su brío. Apuntar también una nota personal que hace para mi estremecedoras estas representaciones colosales y es que inmediatamente después de la ceremonia de apertura de Los Ángeles falleció mi madre, que había contemplado esta fiesta angelina. Tanatos con su crueldad irreparable pone para mi una punta de tristeza, de saudade, que volví a experimentar ayer, esta mañana con el corazón encogido.