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Sobre los defectos

viernes, 29 de julio de 2016
Se puede definir defecto como característica o cualidad negativa que tiene una persona o un objeto o un ente o una acción.

Podríamos indicar en relación a las personas que pueden existir distintos ámbitos de aciertos y de defectos o errores, pueden ser psicológicos, biológicos, materiales o físicos, sociales, culturales, morales, espirituales… Es decir distintos áreas de cualidades y por tanto, distintos niveles de defectos de esas cualidades.

Pero como esta cuestión es inmensa solo nos fijaremos en algunos aspectos, quizás para reflexionar sobre un tema que raramente se indica. O que hoy no está de moda.

Diríamos que cada época se fija en unas determinadas virtudes o tipos de actos o cualidades, y desvaloriza o no da tanta importancia a otros. Ahora diríamos que estamos en una época que se le otorga enorme importancia a la belleza física y externa, se le da un gran valor al aspectos económicos y materiales de las cosas y de las personas, y se minusvalora la belleza moral o espiritual de las personas, y quizás tampoco se valora lo suficiente la búsqueda, lo que en otros tiempos se denominaban virtudes y hábitos buenos…

Un articulista tiene la obligación de rozar multitud de temas, incluso algunos que no tiene demasiado aprecio en su sistema psicológico conceptual, en otros no se considera especialmente sabio, en aquellos otros, teme tocar cuestione que abrirían las carnes o aspectos que la sociedad quiere olvidar. Este tema de los defectos, es uno de esos, que casi nadie le gusta hacer consciente, cada uno sufre los propios defectos con una mezcla de intentar olvidar, haber intentado aprender y aprehender algo, y de sobrellevarlos. Porque al final, diríamos que somos un animal que lleva en un lado sus pequeños o grandes éxitos y en el otro, sus pequeñas y grandes derrotas y defectos.

- Deberíamos plantearnos con sosiego y prudencia, y con el mayor grado de racionalidad posible, cuales son nuestros defectos y errores, tanto sean conceptuales o de la vida práctica. Porque al final, vamos como un pincel dejando nuestra pequeña o gran huella por la vida, ese tiempo de respirar en este mundo, con lo que decimos o con lo que pensamos o con lo que hablamos o con lo que deseamos o con…

- Si nosotros a nosotros mismos, no nos miramos al espejo real o imaginario o simbólico, y nos decimos, “tengo que quitarme este grano en el rostro”, la llevaremos con nosotros toda la existencia. Si no nos planteamos si tal o cual tipo de idea o concepto o práctica es un defecto, para nosotros y para los más cercanos o para los otros. Estaremos repitiendo como la imprenta de Gutemberg, siempre o casi siempre, en esa cuestión ese defecto o ese error. Y si es un defecto o error de carácter pues estaremos repitiendo mil veces, en la vida la misma forma de pensar o sentir o actuar o hablar o desear o mirar o percibir. Si constituye un error-defecto, puede tener más importancia de la que creemos, o podemos creer.

- Si es además un error-defecto-mal, mal moral o mal en otros sentidos estaremos durante muchos años o décadas haciendo surgir tazas sin asas…, por poner una metáfora…

- Percibimos con bastante claridad los defectos de los demás, sus sombras, pero raramente captamos las propias. Y cuándo son defectos muy graves, podemos incluso pensar que los demás “tienen que soportarnos y aguantar nuestro genio”, es decir, nuestra maldad en última instancia. Porque muchas veces, el error viene unido al mal o a la maldad. Otras veces, el error puede ser de una cuestión instrumental, es decir, no hacer bien una cosa, no ponerte el cinturón de seguridad en el vehículo, por señalar una entre mil acciones posibles y reales que realizamos los seres humanos. Cosa que evidentemente puede causar un mal físico y biológico, incluso la muerte en ti mismo.

- Hemos indicado anteriormente que los defectos pueden ser o estar en distintos ámbitos, defectos naturales o de las cosas o de los objetos o de los seres vivos o incluso de las personas, o defectos psicológicos o psicológicos morales, o defectos en el suficiente grado del saber-conocer-entender, etc...

Nadie puede ser el hombre o la mujer cien. Es decir, que sea perfecto en todo y en todas las cosas y en todos los aspectos… por lo tanto, no podemos caer en esa “especie de avaricia de creer que no podemos tener ningún defecto”, pero tampoco podemos caer en el lado opuesto podríamos denominarlo “laxismo moral aceptando todos nuestros defectos sin intentar superarlos”.

Cada sujeto tiene la obligación de intentar avanzar y perfeccionarse moral y éticamente. Por lo cual cada individuo debe intentar superar sus defectos, sean de gula o de lujuria o de avaricia o de ira o de envidia o de soberbia o de cualquier otro tipo de defectos…

- No debemos olvidar que muchos tipos de defectos están relacionados con el bien o el mal, y nos causamos mal o males a nosotros mismos, o mal o males a los más próximos, o mal o males a los más lejanos. Por tanto no estamos hablando de una cuestión sin importancia… Una persona que no se levanta por la mañana a la hora correcta, le obliga después ir al trabajo demasiado deprisa, por lo cual aumenta exponencialmente las posibilidades, que algún día tenga un accidente de tráfico, y será un mal para ella, para su familia, y posiblemente para otros, que si madruga a su hora correcta.

Demasiadas veces, vemos la paja en el ojo del otro, no vemos la viga que nosotros llevamos…, según el parecer bíblico.

Es fácil ver el defecto del otro, cuando creemos que es un defecto, pero no vemos el defecto del otro cuándo ese defecto también lo tenemos nosotros. O lo percibimos de forma más reducida y atenuada, más permisiva, mas teniendo en cuenta las variables de situación y circunstancia...

No debemos olvidar que no solo hay defectos o errores por acción o comisión u omisión de actos, sino también de palabras. La lengua ha matado a más hombres que la espada, según el sentir y máxima clásica. Al final, todo defecto empieza con un deseo o pasión, después se convierte en pensamiento o en idea, después en palabra o en racionalización, y al final, en acto, si es posible materializarlo…

Vivimos en una época compleja, el valor moral y ético correcto y en si misma la materia o disciplina está infravalorada, por lo tanto, ni se enseña, ni se aprende lo suficiente, por lo cual, diríamos que estamos haciendo una generación que puede que sepa mucho de todo o de casi todo, que no sabe tanto como creemos, pero no sabe como dirigir moral y éticamente su existencia. Y la ética y la moral, de momento es algo que impregna todo, es como la sal o el azúcar que se necesitan en todos los alimentos o en casi todos. Y si no, al final, no sabe bien, por poca sal o azúcar, se necesita una cantidad. Igualmente para la conservación…

Si hablamos con el otro, sin venir a cuento, de los defectos de los demás o del otro ausente, el presente podrá pensar cuando yo no esté delante de él o de ella hará lo mismo conmigo mismo.

Quizás buscar la paz y el sosiego interior, quererse adecuadamente a si mismo, es la fórmula para intentar salir de los propios errores y defectos, con prudencia y con modestia, y con el saber auténtico y ortodoxo.

Tener cuidado de los sistemas y filosofías e ideologías que predican de la perfección personal a y en casi todos los ámbitos. Tener cuidado porque están proliferando muchos grupos que entran en las categorías de asociaciones perniciosas para las personas, tanto psicológica, o moral o económica o social o espiritualmente hablando. En los caminos de la perfección moral es necesario la prudencia y el saber auténtico… hay demasiados impostores en estos caminos, hay muchos engañadores, hay muchos falsos profetas… La mayoría de veces, es mejor seguir la vida normal y rutinaria de cada uno, cada uno con sus obligaciones y sus oficios, y en ese camino, al lado de uno mismo, amándose a uno mismo, conocerse a sí mismo, quererse a sí mismo, al lado de la propia familia, con prudencia y despacio avanzar en el perfeccionamiento moral… hoy ir quitando un defecto de gula, mañana un defecto de lujuria, pasado mañana un defecto de ira-cólera, al año siguiente…

No infravalores a nadie, ni te infravalores a ti mismo. Así de ese modo, no solo verás tus defectos, sino tus virtudes, así de ese modo no verás solo los defectos de los demás, sino sus virtudes. Así de ese modo, aprenderás de ti mismo y de los demás, y así de ese modo, no terminarás de aprender, y como Goya “aún aprendo”, en su famoso dibujo del anciano con dos garrotes.

Quizás, para concluir, ya que este es un tema eminentemente psicológico moral, deberíamos cuándo percibimos o sentimos un defecto del otro, de la otra persona, primero mirar, si nosotros también tenemos ese defecto, y a continuación, con prudencia, racionalidad, sentido común, auténtico y ortodoxo saber, mirarnos a nosotros mismos de vez en cuando, para intentar indagar cuales son nuestros defectos e intentar superarlos… Por poner un ejemplo, si captamos que el otro, habla demasiado de los demás, y sin prudencia y sin conocimiento de causa/s, y sin necesidad, mirémosnos a nosotros mismos, si hacemos lo mismo…
Caminero, Jmm
Caminero, Jmm


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