El nuevo Congreso

Las payasadas asombran y divierten la primera vez, luego se convierten en rutinarias e incluso molestan. El deja vu condena al aburrimiento a los podemitas en esta legislatura. El bebé de la Descansa queda en los anales del hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo, así como el beso de Iglesias con Domenech y el llamamiento a orgias blancas entre los políticos o la llegada en bicicleta con una cohorte de seguidores de un hombreton sin miedo al ridículo. Esta vez ni bebe, ni osculo y si bicicletas pero en un numerito cansino y devaluado. Para un observador imparcial lo que si se ha perdido ha sido un personaje digno de Woody Allen, el tierno, inseguro, agarrotado Pachi López sustituido por una srta Rottenmeier, marisabidilla, muy seria y tipo primera de la clase, que invita al personal a disfrutar de la disciplina inglesa y no ofrece espacios para la diversion.Que decir de los lideres,con un Rajoy que quiere recuperar el título de padre y dejar de ser el padrastro a quien se achacan todos los males y las desidias mil, eso si fumando un puro y leyendo el Marca, con un Sánchez con cara tenebrosa, llena de resquemor y mascando un chicle con sabor a muy difícil vendetta, contra sus enemigos de partido y contra un destino de gloria que se le está esfumando entre los dedos y tramando encontrar el resquicio imposible que le permita catapultarse a La Moncloa, ‎con un Rivera en perpetua indignación, carcomido por su deseo de ser el barrendero que barra la escoria de la corrupcion y que quiere dar azotes, como de domador de niños traviesos y malévolos, a los defraudadores, a los tramposos, a los capitalistas de amiguetes y que aspira al título olímpico de Don Limpio, cuya medalla podría colgarsela el mismísimo Villar el eterno Presidente de la Federación Española de futbol y por último con un Iglesias, que ha perdido su antigua arrogancia y adopta el aspecto de perro apaleado, que le hace parecer más encorbado y que ya no se pone su corbatilla de banderillero que lucía en los momentos del sorpasso, su misma promesa de su cargo de diputado ha perdido el sublime ridículo de la legislatura anterior, sus secuaces Cara de Niño y Cara de Ángel tampoco se muestran ufanos, se les ve apagados y dejan el papel de bufones de Corte a los infatigables compañeros de Compromis, que reivindican para la Comunidad Valenciana ser la patria de los payasos y las bandas populares y tan sólo alcanza el estrellato el tenaz Cañamero con sus olivareros y braceros de Jaen a cuestas. En Madrid en plena canícula, con un calor africano, Sus Señorías dan la impresión de quererse ir de vacaciones lo antes posible y dejarse de gaitas.