A Víctor Barrio torero

Querido Víctor eras un torero vocacional enamorado del toro. Tus comienzos fueron muy difíciles. Se te hizo muy cuesta arriba abrirte paso en el escalafón taurino y entrar en los carteles de las plazas punteras. Tenias figura y planta de torero. Habrás enamorado a muchas turistas por tu rostro de bailarín de flamenco y tu mirada agitanada. Podías haber sido modelo de tronio con tu estampa nazarena, pero el destino te tenia destinado un final tragico, en la tierra del Torico y de los famosos amantes. La muerte de los elegidos, la palma del martirio. Un toro de nombre Lorenzo también guapo como tu te atravesó el corazón en un lance con la muleta, como en la cogida del Yiyo hace 31 años no quedaban dudas que la dama de negro te había clavado inmisericorde sus crueles puñales. ‎Te vi torear en Las Ventas en el pasado San Isidro el día 29 de mayo en una corrida dura, que los aficionados despachamos con un "cuando hay toros no hay toreros" en que unos toreros sin mucha fortuna y sin corridas se enfrentan con espectaculares y fieros morlacos. Y la afición os exigimos jugaros la vida y en el tendido Siete, del que formó parte desde hace más de tres décadas os pedimos valentía sin cuento y mucho arte. Casi nada. Estáis expuestos al ludibrio publico, aquí la corrida se contagia con el circo romano. Naturalmente es casi imposible que os acopleis a vuestros enemigos, aunque para ti los toros eran tus amigos, pero no pudo ser y tu último paseillo por el albero de Las Ventas del Santo Espíritu paso sin pena ni gloria. Antes habías actuado solo en Valdemorillo y ahora acudias esperanzado a Teruel te acompañaba tu bella mujer a quien brindaste el toro, ese toro trágico y la dedicaste un encendido testimonio de amor. Y así con el corazón henchido de alegría y buenos sentimientos te enfréntate a Lorenzo con tu muleta gallardamente empuñada por el medio como mandan los cánones. Lo trasteaste y cuando querías embrujarlo en tu engaño y comenzar una tanda de pases, el toro se revolvió y te derribo a la arena y allí se ensañó contigo clavándote un cuerno que traspasó ese pecho generoso de hombre joven enamorado de la mujer y de los toros. El destino, querido Víctor, no te ha permitido seguir en tu adoración, ha truncado, ha segado barbaramente tu vida de torero y de hombre bueno. Hoy te lloramos todos los aficionados al toreo de España y las Américas y tus compañeros de profesión de José Tomás a Manzanares tienen el alma encogida. Gracias Victor por tu entrega, por representar los valores más genuinos de la Fiesta, has dado con tu muerte la más trágica y bella verónica de tu vida, envolviendote en el secreto insondable de la muerte, que los ángeles sean tu cuadrilla y brindes al Dios Eterno el arte inmortal de la noble lucha entre el hombre y la bestia. Salve Maestro recibe a las nubes a porta gayola. ‎Los aficionados del Siete no te olvidaremos nos has dado una lección inolvidable, los toreros os jugáis la vida por amor al arte.