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Murió el amigo Carreras

martes, 12 de diciembre de 2006
Coruñés, eminente catedrático de historia y, lo más importante, buena persona

Acabo de enterarme que ha muerto a los 78 años el coruñés Juan José Carreras Ares. Ha sido un gran profesor e investigador, un gran catedrático tanto de instituto como de universidad y que, después de estudiar en Madrid donde leyó su tesis (1954, de historia medieval), completo su formación en la prestigiosa Universidad de Heildelberg (Alemania) con los grandes historiadores alemanes Conze (historia social) y Kosselleck (historia conceptual).  

Carreras no solo destaco por sus aportaciones científicas escritas que pueden consultarse en una de sus obras mas importantes Razones de historia. Estudios de Historiografía (recopilación en el año 2000 de una parte de sus principales contribuciones por Carlos Forcadell y que hace la Nota Preliminar), en sus artículos (en el año 1955 destaca su Prólogo al Tomo II de la Historia de Roma de Mommsen; en 1968 en la revista Hispania. Revista Española de Historia puede leerse un gran y amplio artículo suyo sobre la obra de Marx y Engels; etc.), sino también por su gran labor formativa y de la que pueden dar cuenta un importante número de los que hoy son importantes historiadores españoles como, por ejemplo, el prestigioso catedrático de historia de la Universidad de Santiago de Compostela y exrector de la misma Ramón Villares.

Pero, bueno, yo quiero referirme a la persona. Conocí a Carreras, en los años 70, cuando vino a Santiago de Compostela y a su Universidad como catedrático. Me lo encontré en el Café Ideal Bar Azul, en el corazón de la Ciudad Vieja, un café de los de antes, regido y animado con muy buen tino por Ramón Marcelino Boullon y Moure, y con una clientela de toda la vida. En El Azul, en la variopinta tertulia informal que teníamos, discutíamos, y lo seguimos haciendo, de todo: desde el fútbol y los problemas locales hasta de los mas profundos y globales.

 Este tipo de cafés, en mi opinión, son autenticas universidades de la vida. Lo que no excluye ni puede excluir que para formarse universitariamente haya que estudiar, que trabajar mucho, duro y de forma permanente pero sin perder nunca contacto con los problemas sociales y a cuya solución la universidad debe contribuir de la mejor manera: honrada y científicamente. Carreras se ponía debajo de reloj antiguo, le pedía a Moncho: “un cortadito del Azul” y tenía siempre una actitud alegre y muy receptiva.

Aún estoy viendo a Carreras con sus jerséis y botas de progre, con su pelo corto y siempre muy amable, abierto, risueño y comprometido. Entre las virtudes que destacaría de Carreras, además de las universitarias y científicas algunas ya señaladas, esta su gran humildad, su gran sencillez. Nunca alardeó de su formación y posición, al contrario. Lamentablemente hay otras gentes que en el campo educativo, universitario, científico y otros campos hacen valer de muy malas maneras sus rangos, sus posiciones políticas, ideológicas, económicas, doctrinales, culturales, sociales e incluso las sexuales. El gran sociólogo Bourdieu (que murió en  el año 2002; estudié con él y a su obra le dediqué un libro y numerosos trabajos) habla, en este sentido, del alarde de los capitales no solo económicos, sino culturales y sociales. Después añadiría los capitales políticos. Otros añadiríamos los capitales organizacionales, para emprender, actitudinales, infomediaticos, identificativos, representativos, de apariencias, clientelares, de agitación, corporales, sexuales, estéticos, éticos, etc...

Junto a Carreras y otros intentamos poner en marcha una candidatura para las primeras elecciones democráticas de la Universidad de Santiago de Compostela y hablamos con diferentes personas y grupos para constituir una opción unitaria y con una personalidad, un catedrático que la presidiese, que pudiese ser integrador, positivo, abierto, dinamizador y nunca sectario ni politiquero ni partidista. En este proceso recuerdo siempre a Carreras de forma muy positiva, generosa y como una buena persona.

Mas tarde, dejaría la Universidad de Santiago de Compostela para hacerse cargo de la cátedra de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza y donde en la actualidad era profesor emérito. En Zaragoza llevó a cabo una gran labor: participó en la obra colectiva Nacionalismo e Historia editada en 1998 por Carlos Forcadell en la Institución Fernando el Católico de dicha ciudad; en esta misma Institución publico en el 2003 su obra Seis lecciones de historia; editó junto a Carlos Forcadell en 2002 la obra Usos públicos de la historia: ponencias del VI Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza; etc...

Alguna vez lo volví a encontrar cuando volvió a Santiago a algún tribunal de tesis, de cátedras, a dar alguna conferencia, a participar en algún congreso, etc...

Para mi ha sido un gran catedrático, un gran universitario, un excelente hombre. Creo que personas como él son muy necesarias en Galicia, en España, en todas y cada una de sus partes. Descanse en paz el amigo Carreras y que ha dejado en Santiago de Compostela un magnífico recuerdo.
Cancio, Miguel
Cancio, Miguel


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