En un momento en que los ciudadanos amaestrados por un pensamiento único que dicta que los animales son seres humanos, Walt Disney ha hecho mucho daño, he tenido la fortuna de participar en un día diferente al servicio de la gloria del toro bravo, los toreros pundonorosos y artistas, que comenzó con una brillante exposición taurina en el Casino de Madrid en la Sala del Torito y sus aledaños.
Entre los lienzos expuestos brillo con luz propia "Torero Joven" de la pintora alemana afincada en Marbella Uta Geub. Una dama de tronio de figura excelsa y de ojos muy azules. Este fue un gran momento estético de esta jornada particular.
Otro y este extraordinario fue la apoteosis de un torero peruano casi imberbe, de 20 años que confirmando la alternativa con el divo del momento Alejandro Talavante y como testigo el francés Castella, puso al coso de Las Ventas en pie, demostrando que el toreo es emoción.
Roca no es ortodoxo y místico como José Tomás el Zeus, el Júpiter del olimpo taurino, pero es vibrante, muy valiente y con una pizca iconoclasta, que los maestros tienen que tener.
Que gran momento, que fuerte conmoción, que flamear de pañuelos y luego los dedos de los aficionados más recalcitrantes mostrando un dedo, ya que a su severo juicio un apéndice hubiera sido suficiente. Delirios y polémicas. Estas sensaciones no podrán comprenderlas los del pensamiento único, ni los ecologistas de cartón piedra.
Amigos he conseguido vibrar dos veces y esto me ha sacado del gris intenso de estos días de lluvia. Como colofon resaltare la ovación a Don Juan Carlos a quien se veía feliz aclamando a una nueva figura del arte de Cuchares y además Roca lleva Rey también de segundo apellido. Un día inolvidable.
