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Matones, a prisión

lunes, 04 de abril de 2016
Está volviendo al alma de la izquierda radical española la idea de que la violencia revolucionaria de sus militantes es democrática, y además exige que no se les castigue: ocurría con las bandas de la porra de la II República y con los guerrilleros de Cristo Rey del franquismo.

También ahora con Andrés Bódalo, dirigente del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) de Jaén, que ha ingresado este miércoles en prisión condenado a tres años y medio por agredir con otros matones en 2012 a un concejal socialista de Jódar, un pueblo de Jaén de 12.500 habitantes.

Bódalo recibió una pena mayor que sus compañeros porque ya había sido condenado antes por tres delitos violentos, entre ellos asaltar la Consejería de Agricultura andaluza con otros miembros del SOC, y por destrozar una heladería de Úbeda, abierta durante una huelga general.

Militante de Podemos desde 2014, el partido exige su indulto, igual que el de Alfonso Fernández Ortega, Alfon, que con 21 años, activista violento fichado en distintas manifestaciones, fue detenido en la huelga general de 2012 con una mochila con explosivos.

Está en prisión como “preso político” según Podemos, que exigía que en el encuentro de Iglesias Turrión con Pedro Sánchez el líder socialista se comprometiera a indultarlo, junto con Bódalo, si forma Gobierno.

La II República española seguramente inició la agonía que llevó a la guerra civil y a su desaparición el mismo día en el que se proclamó, hará 85 años el próximo 14 de abril.

Fue cuando unos anarquistas le dieron una paliza mortal a un empresario de Barcelona acusándolo de explotar a los obreros.

Con el entusiasmo ideológico de la fecha la policía no actuó contra los autores. Y mientras las masas radicalizadas defendían esa justicia popular, en Madrid otras masas alababan a quienes quemaban la primera iglesia.

Luego, aparecieron las bandas contrarrevolucionarias enfrentándoseles en choques callejeros: la espiral suicida hacia la guerra, y ganada esta por Franco, los matones de Cristo Rey de los que todos huían porque la dictadura los protegía.
Molares do Val, Manuel
Molares do Val, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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