El Jubileo de la Misericordia no ha despertado todavía el interés de otros Años Jubilares. La razón hay que buscarla en la personalidad del Papa Francisco dirigida sobre todo a los humildes, a los maltratados por la explotación y la miseria y no a los católicos de clases acomodadas. Su humildad llevada al extremo de no festejar el tercer aniversario de su elección al Trono de Pedro.
Francisco quiere una iglesia de los pobres y multiplica los gestos hacia ellos. Sin embargo en el fasto de la Roma de los Papas es muy difícil practicar la modestia y la sencillez. El popolino romano que siempre ha vivido de los peregrinos desconfía de un Papa demasiado terrenal y que amenaza menguar sus ingresos. Se escuchan frases como que Juan Pablo II era un verdadero Papa y que el último Papa ha sido Benedicto XVI. Sus ataques a la Curia romana lo colocan en el bando de quienes son adversarios de los italianos y sus amigos afincados en la Ciudad Eterna.
Todos elogian su sencillez y su piedad, pero se alzan muchas voces que lo consideran un Papa Sindicalista y que interfiere en la vida diaria de los fieles. Su caso recuerda a Pablo VI, un gran Papa, que tuvo problemas de imagen.
Este Jubileo de la Misericordia no ha arrancado bien, este domingo de marzo no hubo el gentío de otras veces en la Plaza de San Pedro. Es verdad que había grandes medidas de seguridad y rumores de un posible atentado con detenciones de peligrosos fanáticos. Las masas de Juan Pablo II no arropan al Papa Bergoglio, tal vez porque la pagana Roma no comparte los discursos del Papa argentino.
Este Papa habla para las favelas y los pobres del mundo y no conecta con los ciudadanos romanos, aunque -hecho sin precedentes- hable solo en italiano en el Angelus de los domingos con lo que no le entienden la inmensa mayoría de los peregrinos.
En Italia se hace periodismo político cuando se habla de los Papas. Se les humaniza y se les juzga siempre dentro del máximo respeto. Este Papa Francisco deja perplejos a los italianos en general, que aunque admiran sus gestos y su valentía, se sienten muy lejanos del Papa de la Misericordia.
Joaquín Antuña es Presidente de Paz y Cooperación.
