Las cunas vacias

En torno al 8 de marzo y los temas reivindicativos de esta efemerides se ha escrito y hablado mucho sobre el descenso de natalidad en Italia, el país con más cunas vacias del mundo y con menos mujeres embarazadas.

Las causas se dividen según el enfoque ideologico. El mundo laico y la totalidad de la izquierda lo atribuye a la crisis economica. Desde la frontera opuesta se opina que se trata de la crisis de la familia y la falta de ideales religiosos.‎ Nadie se atreve a culpar al 8 de marzo como la causa principal del descalabro demografico.

El cambio de papel de la mujer en la sociedad que de madre se convierte en competidora del hombre en todos los campos y su emancipación de un régimen patriarcal cambia el sentido de la maternidad. Es un giro copernicano. De la misma forma que los regímenes políticos autocraticos tienden a ser sustituidos por democracias más o menos consolidadas, el empoderamiento, que palabra atroz, de la mujer fulmina los cimientos de la familia tradicional.

Se admira y se protege mucho al mundo animal, pero no se le imita en sus leyes reproductivas. Estamos siendo testigos de la gran revolución de la mujer. Esta "femme revolte", un recuerdo a Camus es obligatorio, cambia la sociedad y de subordinada la convierte en partner, en socia vital del hombre. La egalité de los principios revolucionarios franceses se hace realidad y esta igualdad conlleva un descenso notable de la natalidad.

Habria que cambiar el sentido del 8 de marzo y convertirlo en el día de la familia o mejor de la fertilidad, prescindiendo naturalmente del Dios romano con símbolos falicos, pero poniendo en valor la necesidad de un recambio de la pirámide demográfica y los derechos de los neonatos a los que se les niega la vida.

Es un tema peliagudo que plantea problemas éticos importantes,pero si no se cambia el sentido de la celebración del ocho de marzo en Europa nos encaminamos a un suicidio demográfico.

(Joaquin Antuña es Presidente de Paz y Cooperación)