España a vista de pájaro

Enfrascados como estamos en la búsqueda de una política de pactos para resolver el sudoku de unos complicados resu‎ltados electorales y los tira y afloja de los intereses partidistas nos es difícil situar a nuestro país en el contexto europeo y mucho menos en el panorama mundial.

En Europa priman el Brexit o referéndum del Reino Unido para quedarse o salir de la Unión Europea y la espinosa cuestión de los refugiados, que está poniendo en solfa la generosidad y la solidaridad tan pregonadas por los eurócratas de Bruselas. Grecia y su Syriza no deja de ser un pellizco de monja, fastidioso pero irrelevante, se les presta dinero para que no quiebren las bancas europeas y no se resientan demasiado los bolsillos europeos. España claro está tiene una dimensión mayor, pero forma parte en el imaginario europeo del fantasioso sur, bueno para ir de vacaciones, vender productos industriales, colocar coches por ejemplo y tener romances del tres al cuarto y llenarse los ojos de belleza artística y morados de sangría y de paella.

Respecto a la seriedad no nos creen, están convencidos que nos gusta jugar al escondite con nosotros mismos, vivir en un mundo irreal entre lo que pensamos ser y lo que en realidad somos. Nuestros nacionalismos y populismos los ven como una comedia, que después de una tremenda guerra civil, no van a conducir a nada irreparable. En el fondo, junto a los italianos, los grandes juglares y logreros de Europa, les divertimos y les costamos un dinerito, que está bien empleado y es proporcional a la diversión que les damos, a sus vidas grises como sus tétricos y fríos inviernos.

A escala mundial donde están en juego la supremacía de las grandes potencias, la economía resquebrajada por el fracking y la crisis del precio del petróleo, por la fragilidad del sistema bancario y los últimos coletazos de una imparable revolución digital o segunda revolución industrial para los amigos de Davos, no contamos casi en absoluto. Somos irrelevantes y todo lo más decorativos, como nos pinta Woody Allen para quien Asturias y su Oviedo donde tiene una bonita estatua de tamaño natural es "como un cuento de hadas con su príncipe y sus princesitas", omite a las brujas que sin duda hubiera citado de haber sido hecho este comentario en nuestros dias. Burla,burlando se dicen las verdades, solo destacamos con luz propia en el soccer o fútbol europeo, que se ha convertido en el pasto habitual de millones de ciudadanos del ancho mundo. El Barsa y el Real Madrid son nuestra gran Marca España. Puede que esta visión a vista de pájaro peque de demasiado realista, pero siempre podemos refugiarnos en la gran proyección de nuestra lengua y en los valores eternos de Don Juan y Don Quijote, lo demás es calderilla, aunque pueda causar algún que otro quebradero de cabeza, mas a nosotros mismos, que a los más de siete mil millones que pueblan este Planeta Azul.

(Joaquin Antuña es Presidente de Paz y Cooperación)