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La china inglesa

lunes, 22 de febrero de 2016
La china inglesaLa huella de Inglaterra sobrevive en Hong Kong ‎y honrando a Cervantes en su IV Centenario, en vez de "la española inglesa" un Shakespeare de nuestros días podría escribir "la china inglesa". Por un lado tenemos la colmena humana que te asalta y se te mete por los ojos cuando llegas al Aeropuerto de Hong Kong y te ves rodeado de una nube de cabezas de pelo negro, un océano uniforme y en movimiento, pero por otro lado observas admirado la precisión, la organización con que colas kilométricas se esfuman rapidamente. Ya en la ciudad te asombras de ver tantos monos dorados en todas partes, símbolo de inteligencia y dinero, del Año del Mono que comenzó el 8 de febrero de 2016 y por otro se conduce por la izquierda como los ingleses o las antiguas cuadrigas romanas y los autobuses de vistosos colores son de dos pisos y los nombres se conservan como en el Victoria harbour, el Puerto dedicado a la Reina Victoria o colegios con nombres como La china inglesaKings College o Queens College, del Rey y la Reina. Cada época tiene derecho a construir sus calles, sus edificios, sus monumentos y la sabiduría de los pueblos es saber conservar el pasado y no dedicarse con reprobable ceguera a borrar los vestigios del pasado. Nuestras ilustres alcaldesas Carmena y Colau las mortíferas C+C, formula explosiva, deberían reeducarse en Hong Kong acompañadas del ínclito José Luis Rodríguez Zapatero cuya Ley de Memoria Histórica, es una Ley del Olvido, y del Negacionismo. El arte sublime que atesoran las ciudades italianas no existirían con los criterios de esta Memoria Histérica, el Foro Italico de Roma es un testimonio de una concepción del mundo, como lo son los Lager y los campos de exterminio nazi que pueden visitarse en Alemania y Polonia. Es a las generaciones futuras con sus criterios éticos quienes pueden condenar a Tiberio en su gruta libidinosa o a los circos de Neron con sus estelas de sangre y sacrificio humano. En Hong Kong se observa una mezcla, un bonito maridaje del Lejano Oriente y de Europa. Una mezcla de Shakespeare con Confucio. Parece al viajero una ciudad Estado muy bien organizada, como si fuera una Ferrara o una Bolonia de los Estados Pontificios. Ante tantos profetas del catastrofismo hay que pagar un tributo a los lados buenos de quienes surcaron los mares y llevados las más de las veces por la ambición construyeron nuevos espacios de vida en común, a veces a sangre y fuego y siempre con la Cruz de Castilla o del San Jorge ingles‎ por bandera y forjaron nuevos mundos. Si el emperador Carlos hubiera sido seguidor de Z+C+C no existirían las maravillas árabes de la Mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada. Todo ello no es incompatible con la búsqueda de mundos lo más perfectos posibles, donde reinen los derechos humanos y se instalen las libertades democráticas, pero tratar de destruir monumentos protegidos por el Patrimonio Nacional, tratar de eliminar los símbolos monárquicos no es una forma de construir‎ un futuro armónico y solidario, es pura furia e ignorancia. Adolfo Suárez fue falangista y Secretario general del Movimiento, pero luego junto al Rey Juan Carlos fue el arquitecto del actual régimen democrático y tiene su nombre inmortalizado en el Aeropuerto de Madrid. Ser progresista hoy en España es oponerse a la nueva caverna. Viajando amigos por el ancho mundo se aprende y se vive la historia y en Hong Kong pervive "la china inglesa" con todas sus historias entremezcladas de epopeyas pasadas, de mercantilismo extremo y de creatividad humana.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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