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De titiriteros y marionetas

jueves, 18 de febrero de 2016
Es difícil encontrar un vocablo con el que referirse al Partido Popular, pues el grado de indecencia al que ha llegado, inexplicablemente arropado y justificado por sus votantes, hace difícil encontrar una expresión que defina fielmente lo que representa para cualquier ciudadano honrado.

Tengo definido al PP como “letrina”, “escupidera”, “chusma”, “mafia”, pero cada día que pasa y aparece un nuevo caso de corrupción organizado por el partido, hace que cualquiera de estos nombres se quede corto.
Hoy me referiré a la polémica suscitada por dos marionetas, una monja y una bruja, y a la escasa repercusión que sus referencias a AL QAEDA y a ETA han tenido en los medios de comunicación nacionales.

La que hace de monja, que según dice se encontró con Dios en un casino de Las Vegas (ambos sabrán que se les perdía en semejante antro), que medita ante la sepultura del unigüevo en el Valle de los Caídos, que dispone de un ángel llamado Marcelo que le ayuda a aparcar (cuando no va con chofer) y que en sus momento de asueto aprovecha para ponerle medallas a las Vírgenes, afirma que las huestes de ETA se están frotando las manos ante la posibilidad de un gobierno de coalición entre PSOE y PODEMOS.

La otra, la que hace de bruja, manifiesta ante los sesenta y seis representantes que conforman la Coalición Internacional contra el Estado Islámico, que si un gobierno de coalición de izquierdas gobernara España, nuestro país sería el primero en abandonar dicha organización.

Cuando dejan el hábito y la escoba resultan ser, para sorpresa de los espectadores, el ministro de Interior y el de Asuntos Exteriores, Jorge Fernández Díaz el primero y José Manuel García-Margallo y Marfil el segundo (este ya con guion y copulativa, como debe ser). Estos dos nonagenarios siguen empeñados en utilizar partidariamente un asunto tan delicado como el terrorismo; y para ello no dudan en realizar manifestaciones que solamente pueden estar al alcance de verdaderos canallas.

No debería sorprendernos, no. Deberíamos saber que esta derecha casposa no respeta ni líneas rojas ni amarillas ni ostias. No respeta nada con tal de ostentar el poder. Ese poder que le permite, a costa de masacrar a las clases más desfavorecidas, corromper todo lo que toca con el único fin de apropiarse de los impuestos de todos los ciudadanos, porque, como ellos dicen, “ lo público no es de nadie y por lo tanto me lo quedo”. Y el terrorismo no iba a ser una excepción, pues su utilización por parte de los populares ya viene de lejos. Baste recordar que el pacto antiterrorista, firmado por Aznar y Zapatero a iniciativa de este último cuando era jefe de la oposición, saltó por los aires tras el atentado de Atocha al otorgar el gobierno del PP la autoría del mismo a los miembros de ETA, con el único y espurio fin de ganar las elecciones, cuando la masacre ya había sido reivindicada por los yihadistas y señalada en primera plana por los medios de comunicación internacionales.

Ya con un gobierno Socialista los dirigentes populares, encabezados por Aznar y con la inestimable ayuda de Pedro J., siguieron intoxicando a la opinión pública con la delirante historia de que los responsables intelectuales de la matanza, “no se encontraban ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas”. Afirmación hecha por el corrosivo presidente del PP en su comparecencia en la comisión parlamentaria que, a día de hoy, todavía sigue manteniendo.

Y en estas estaba cuando me entero que dos pobres titiriteros, tras pasar cinco noches en la cárcel, acusados de apología del terrorismo por mostrar en su teatrillo una pancarta que ponía GORA ALKA-ETA ante 9 niños, han sido puestos en libertad, previa retirada del pasaporte (ninguno de los dos lo tenía) y con la obligación de presentarse diariamente en el Juzgado, mientras el Juez que tomó la medida de privación de libertad sigue impartiendo justicia. La justicia misma que, llegado el caso, deberá decidir si actuó o no de forma prevaricadora. Y todo este asunto, cuyo despropósito debería causarnos risa, lo que realmente nos suscita es miedo.

Al contrario que con las marionetas, ahora sí, la prensa del régimen (prácticamente toda la escrita) y las televisiones de derechas y 13TV emplean primeras páginas y horas y horas de programación para machacar a estos pobres faranduleros y con ellos a la libertad de expresión, de la que en teoría deberíamos gozar todos los españoles, dejando pasar difuminadas, por ver si se nos olvidan, las siguientes nimiedades:

*El clan de los Pujol desfilando ante el juez, a quienes, después de 3 años de investigación y sabiendo lo que se sabe de sus tropelías, no se les aplicó, todavía, ninguna medida cautelar.

*La vieja del visillo (Rita Barberá), con todos sus concejales imputados y con el partido de su Comunidad disuelto, es blindada por Maricomplejines al incluirla en la Diputación Permanente del Senado.

*La trama Púnica y el registro por parte de la guardia civil de los despachos y ordenadores de la sede provincial del PP en la calle Génova. Sí, esos despachos pertenecientes a Esperancita Aguirre, referente de muchos tardofranquistas.

*El juicio por la destrucción a martillazos de los ordenadores de Bárcenas, en el que quedó meridianamente claro que los terminales eran propiedad del tesorero y por lo tanto solo él podía haberlos inutilizado.

*El caso Urdangarin (cuñado y yerno de reyes) y como parte de él al Sr. Matas (ex ministro de Aznar y amigo íntimo) acusados de malversar millones de euros de dinero público, eso sí, sin que la campechana Infanta se enterara de nada.

Pero lo dicho. Nada de esto importa, lo verdaderamente trascendental es averiguar cuál de las dos marionetas fue la violada, si la bruja o la monja.
Sampedro, Jorge
Sampedro, Jorge


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