Ruinoso nacionalismo catalán

Los datos sobre el número de sociedades mercantiles creadas en España en 2015 recién facilitados por el INE revelan que las regiones con mayor dinamismo empresarial son Madrid y Cataluña, pero con grandes diferencias a favor de la Comunidad central.

Y no por lo que los nacionalistas achacan al “efecto de capitalidad”, porque por la historia catalana, puertos y mediterraneidad con otros países de la UE, la hicieron puntera hasta que cayó bajo el nacionalismo radical, cultural y político, y ahora independentista.

La capital económica española durante los dos últimos siglos había sido Barcelona, especialmente bajo Franco, mientras Madrid era un poblachón (Cela) funcionarial.

Todo cambió con la creación de las Autonomías y la descentralización política y económica: mientras Madrid se liberalizaba, el nacionalismo coartaba cultural y económicamente a Cataluña.

Aunque ambas crearon un número similar de compañías en 2015 (19.964 en Madrid y 18.883 en Cataluña) el capital medio suscrito en la primera fue de 180.745 euros, mientras que en la segunda alcanzó 44.500 euros, cuando, y aquí viene el dato más sorprendente, la media de todas las CC.AA. fue de 77.708 euros.

Diez CC.AA. españolas, especialmente Madrid, crearon compañías varias veces mayores que las que nacen en Cataluña, donde desde el inicio de este siglo sólo se reciben pequeñas inversiones: las grandes aparecen únicamente para mantener viva alguna empresa previa a la ideologización nacionalista, como la franquista SEAT.

Pero el nacionalismo exagera señalando que aporta el 20 por ciento del PIB español, siendo ya poco más de 17 por ciento, y bajando, cuando llegó a alcanzar el 25.

Los catalanes deberían reflexionar sobre su ruinoso nacionalismo porque, aunque sea lentamente, los cuece como a la rana a la que van caldeándole suavemente el agua sin que se entere.