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Un fracaso pesquero anunciado

jueves, 03 de mayo de 2001
La ruptura de la negociación pesquera con Marruecos, aunque presentida, provoca una profunda crisis en regiones dependientes de la pesca en aquellas aguas y en las del Sahara. Paradójicamente, en esta área que España cedió en administración por los acuerdos de 1975, conculcados por los marroquíes y todavía inconclusos en cuanto a la soberanía territorial prevista por referéndum, están pescando terceros países sin reconocimiento a la nación cesionaria, permanentemente burlada en sus relaciones con Marruecos.

Es evidente que nuestra política exterior se desenvuelve con dificultad y no logra un reconocimiento aceptable ni en Marruecos, ni en la Unión Europea ni en la OTAN, donde el presunto paraguas norteamericano sólo cubre sus particulares intereses con Rota como paradigma, mientras quedan a la intemperie los de España en una zona estratégica cuyo equilibrio no puede contemplarse sin nuestro concurso.

De la mano de la UE no ha sido posible un acuerdo con Marruecos porque nuestro peso político en la Unión no goza de valor en sí mismo, ni contamos con amigos, que apoyen nuestros intereses, sino exclusivamente los suyos. En este contexto, el fracaso de las conversaciones pesqueras con Marruecos estaba anunciado.

La Comisión no puso sobre la mesa de negociación ni cuantificó los mercados, la financiación, la protección arancelaria y cuanto en lo económico y en lo social favorece y apoya el reino de Marruecos. Tampoco España ha considerado las medidas sanitario-comerciales oportunas. A pesar de tantos viajes, el acuerdo pesquero fracasó porque la UE no puso sobre la mesa todo su bagaje negociador: prefieren subvencionar el desguace y la ruina de las regiones dependientes de la pesca, que consolidar el sector en su obsesión, desde que en 1976 se iniciaron las negociaciones con la Comunidad, de reducir al máximo el potencial pesquero español.

Este acuerdo estaba condenado al fracaso porque se negoció como una simple compra-venta, sin más contrapartida que la dineraria. Ni se contemplaron relaciones de intereses comunes ni se valoró el grave impacto en la pesquería artesanal. El fantasma del desguace, el acceso a los nuevos caladeros o la reconversión laboral son consecuencia de la insensibilidad y del desconocimiento del austríaco Fischler, que, incomprensible, parece compartir la Administración española. Pronto, cuando se reforme la Política Común de la Pesca para el 2002, veremos como las áreas dependientes de Inglaterra, Francia e Irlanda saldrán definitivamente beneficiadas, mientras las españolas permanecen ignoradas en una nueva PCP que pretende consolidar definitivamente nuestra marginación en la Europa Azul.

Siempre sostuve que la proyección pesquera española en caladeros exteriores debe incardinarse en el contexto de nuestras relaciones económicas internacionales. El ingreso en la CEE arrebató de nuestras manos la negociación con terceros países, marginándonos de las organizaciones internacionales en las que alcanzáramos relevancia, perdiendo posiciones porque la UE supedita los intereses pesqueros a otros ajenos a España. El camino iniciado estos días en Túnez por el Departamento de Asuntos Exteriores es el correcto. ¿Se habló con el superministro Cavallo de la situación de las empresas pesqueras españolas en la República Argentina? Sin menoscabo de la obligada subordinación comunitaria en materia pesquera, la Administración debe considerar la actuación coordinada de Asuntos Exteriores, Pesca y Economía. Lo digo por propia experiencia. No es nada nuevo. Todo antes de arriar en banda y sumir en la ruina social y moral a tantos pescadores que tienen en la mar su medio de vida y, sobre todo, su vocación, como patrimonio y proyección vital que no se reconvierte en dinero.

En esta situación, que exige actuaciones unánimes de apoyo al Gobierno, los grupos políticos se enfrascan en discusiones estériles para desviar el fracaso común al contrario. Cuando se iniciaban las negociaciones propuse aquí un compromiso de todos en un Pacto de Estado Pesquero. Hoy vuelvo a sugerirlo. Dejemos de traspasar culpabilidades y negligencias que alcanzan a todos y recobremos para España en la pesca y en todo lo demás, la memoria y la dignidad.
Moro, Victor
Moro, Victor


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