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Un Disc Jockey en el Madrid Arena

miércoles, 10 de febrero de 2016
Tal vez todo empezó al principio de los años sesenta en una taberna que había en Correlos, un barrio de la parroquia de San Pedro de Mor en el municipio lucense de Alfoz, cuando aún éramos unos adolescentes. Los dueños de aquella inolvidable taberna habían adquirido un flamante tocadiscos, en donde los domingos por la tarde ponían discos de vinilo de los cantantes de moda. Allí sonaban sin parar: "En un barco de vela" de Paquito Jerez, "Caballito Bandolero y "Estudiantina de Madrid" en la prodigiosa voz de Antonio Molina y una hermosa versión de "Clavelitos" por la Tuna de la Universidad de Santiago.

El que ponía los discos era un chico muy hábil que vivía cerca de la taberna y que no dejaba a nadie acercarse al tocadiscos. Tal vez estábamos asistiendo sin darnos cuenta al nacimiento de una nueva profesión que luego alcanzaría unas cotas inimaginables de admiración entre los jóvenes. Me estoy refiriendo a los Disc Jockey (DJ en abreviatura), tradicionalmente llamados "pinchadiscos", entre los que se encuentran algunos tan famosos como si fueran cantantes y el hijo de una famosa tonadillera.

Viene esto a cuento en relación con el caso del siniestro del Madrid Arena que se ha estado juzgando estos días en Madrid. Entre los aspectos más graves que desencadenaron el siniestro se destaca que cinco de las ocho salidas de emergencia estaban bloqueadas y en un momento dado, con la pista central ya saturada, se dejó entrar a 3.000 jóvenes que estaban fuera en un botellón y que se supone que estarían hasta las trancas de alcohol.

¿Qué es lo que había dentro del Pabellón Madrid Arena, el 1 de noviembre de 2012, en la macrofiesta de Halloween, que tanto interesaba a los jóvenes del botellón y a los que ya estaban dentro? ¿Era la actuación de una estrella del rock, de un cantante de Operación Triunfo, de lo que queda de los Rollings Stones o de algún rapero o espécimen similar? No, nada de eso ¡Simplemente, había un tío poniendo discos al igual que antaño lo hacía aquel chico en la taberna de Correlos! Steve Aoki se llamaba el artista en cuestión.

Al parecer, para que este famoso artista haga su número es preciso que haya mucha gente concentrada en la pista central, con el peligro que ello supone, porque el artista suele arrojarse al público en sus actuaciones para "surfear" a bordo de una barca hinchable.

Para su extravagante número utiliza una barca de piscina hinchable y un colchón de aire "king size". También utiliza tres tartas, de no menos de 16 pulgadas, para luego estampárselas en la cara a algunos afortunados fans.

El diario El Mundo ha publicado, tras tener acceso a las cámaras de seguridad del pabellón, cómo al menos cinco de los ocho vomitorios de salida de pista estuvieron cerrados, favoreciendo la asfixia del aforo, y varias de las acusaciones barajan la posibilidad de que lo estuvieran para favorecer ese mismo hacinamiento para que Aoki pudiera "surcar" a la multitud en un número habitual y muy importante en sus shows.

Como dijo Einstein: "La estupidez humana no tiene límites".
Paz Palmeiro, Antonio
Paz Palmeiro, Antonio


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