El poder de Cervantes

‎Las escaramuzas políticas y la mentalidad de Reino de taifas y espíritu cainita que inspira nuestra política actual están impidiendo comenzar a honrar la figura y la obra inmortal de Cervantes en el 400 aniversario de su muerte.

David Cameron pública un artículo manifiesto en El País en que rememora la presencia de Shakespeare en la lengua inglesa y su influencia en el mundo y cita su descripción de Julio Cesar, que es muy aplicable también a Cervantes "se pasea por el mundo, que le parece estrecho, como un coloso".

Es hora de que los líderes de opinión españoles y americanos reinvindiquen la grandeza del alcalaíno universal y glosen a sus personajes inmortales Don Quijote y Sancho. Es un 400 aniversario que acumuna a dos figuras señeras de la literatura mundial, Shakespeare y Cervantes. Nuestra España actual que asemeja a un teatrillo de feria con sus personajes de feria, sus tramposos, sus logreros, sus políticos hambrientos de poder y sin un ápice de patriotismo, sus grotescos y desgreñados personajes, sus delirantes dirigentes deportivos, sus interpretaciones históricas ridículas y mentirosas, nos ofrece un retablo digno de El Buscón de Quevedo y muy lejos del prodigioso retablo de las maravillas cervantino, que hacía ver lo imposible y reflejaba los sueños de quienes lo contemplaban.

Cervantes vive y se encarna todos los días en el castellano, convertido en español transhumante, que se habla en las Américas en que se conservan palabras y giros arcaicos que aparecen textualmente en el Quijote o Quixote en su grafía original, asi como se escribe México y se pronuncia gozosamente Mejico, pais éste donde se celebra en Guanajuato, esa bella ciudad con sabor andaluz, un gran festival anual cervantino.

Mejor harían nuestros líderes codiciosos de repartirse los despojos del alma patria en tornar sus mentes a Cervantes y leyeran a coro las Novelas Ejemplares y se deleitaran con las venturas y desventuras del gran Hidalgo de La Mancha. Seria gozoso contemplar al padrastro nacional Mariano, a Machoman el Divino Pedro, al encantador de serpientes el hombre de la coleta y al chico sensato de Hospitalet leer por turnos el Quijote y comentarlo entre ellos y por ejemplo recrear su visita a Barcelona, archivo de cortesia, remembrar al vizcaíno especialista en deleitar viudas, recrearse en las singulares fazañas de Don Alonso de Quijano contra los molinos de vientos o los odres de vino o visitar todos juntos el pueblo gallego de Lugo de Cervantes y entre todos ellos repensar España, relanzarla en el mundo, fundirse en un abrazo cósmico con los quinientos millones que hablan el idioma de Cervantes.

Seria una gran Quijotada, un sueño de la razón que no genera monstruos cómo decía Goya sino esperanza e ilusión. Estamos huérfanos de utopías positivas. Tenemos que lograr un proyecto común que nos proyecte hacia el futuro.

(Joaquin Antuña es Presidente de Paz y Cooperación).