Carta desde Brasil
Cabada, Pepe - sábado, 26 de diciembre de 2015
Hace algunos días me preguntaron si después de tantos años en Brasil, les podría decir qué era lo que más me gustaba de los brasileños. La respuesta me salió rápida, pues no tenía que pensar mucho para llegar a esa conclusión.
- La convivencia - les respondí. - Brasil tiene aproximadamente 204 millones de habitantes, 27 estados, cada uno con su gobernador. Gracias a Dios no le llamaron presidente, que eso de ser presidente se sube luego a la cabeza. Se habla portugués con muchos tonillos y varias lenguas indígenas. Y todos conviven maravillosamente. Ningún estado quiere hacerse independiente, a pesar de que la mayoría de los estados es mucho mayor que cualquier país europeo. El tonillo, que aquí le llamamos "sotaque", de cada región o estado, no es motivo de repulsa o marginación. Tampoco lo es ser blanco, negro, indio, oriental, occidental, etc... Tenemos todos los ingredientes apropiados para no entendernos. Y nos entendemos y muy bien... Sin necesidad de cambiar la constitución. Porque entenderse y convivir no depende de ninguna constitución... Es verdad que hay crímenes, que hay bandidos, que hay corrupción, que hay hinchas de millares de equipos de futbol, que a veces se pelean, que hay partidos políticos, que hay muchas sectas, etc. Como en realidad existe en todas las partes del mundo. Pero la situación sería peor si los brasileños no supieran convivir...
Añado ahora un comentario: mientras que las colonias portuguesas se unieron en un sólo país, las españolas se dividieron en 20 países... ¿Por qué sería?... La convivencia no está en los papeles: ¡está en los corazones!
A los chicos (y chicas) les gustó mi respuesta... ¿Y a vosotros?
PADRE CIRYLL, JESUITA INDIANO
En nuestra comunidad recibimos, un jesuita indiano de 35 años. Hace 4 que está en Brasil y vino destinado a Juiz de Fora, llegado de la Amazonia, donde tuvo dificultad en adaptarse al clima, etc. Habla bastante bien el portugués y sabe relacionarse bien con las personas. A pesar del tiempo que ya lleva en Brasil, aún tiene algunos costumbres indianos.
Ciryll es vegetariano y vegano y le gusta mucho la pimienta muy picante.
Un día, durante la comida, a medio día, me dio a probar una pimienta que, según él, era la pimienta más "ardida" del mundo. Así dicen aquí en vez de "picante". Puse un poco en la punta del dedo indicador y lo metí en la boca. Después de unos instantes exclamé:
- Esto no lo puedo comer!
- ¿Por qué? ¿Es muy picante, verdad? - se rio el indiano.
- No, es que mi médica no me deja comer cosas dulces - le respondí.
UNA NIÑA HOSTIL
Estábamos en una mañana da formación. En una de las actividades, todos sentados en círculo, cada alumno recibía una hoja de papel donde escribía su opinión sobre sí mismo. Después esa hoja pasaba de mano en mano y los demás iban añadiendo también sus propias opiniones sobre el dueño de la hoja. Al terminar el recorrido, las hojas vuelven a sus dueños, que las leen con mucha curiosidad. Hacen comentarios, concordando o discordando, etc
Durante estos comentarios, una niña reclamó que determinado alumno escribió que ella era "hostil" y que no sabía lo que quería decir con eso. Pedimos al alumno qué le explicara lo que quería decir con esa palabra:
- Que eres un chica muy buena, - le dijo, - que ayudas a los demás, etc...
Entonces tuve que explicar el verdadero significado de "hostil". Me extrañó mucho que no conociesen esa palabra. Y más aún que la usara con aquel significado. Realmente, no es una palabra de uso diario...
TAXISTA RELIGIOSO
Todos los sábados me reúno, por la noche, con un grupo de jóvenes. La mayor parte son universitarios. Cuando lo fundaron, ya hace más de cinco años, me invitaron para que participase del grupo, Acepté y, salvo raras excepciones, estoy con ellos todos los sábados durante las aproximadamente dos horas que duran las reuniones.
Cuando voy para la reunión, voy a pie. Son unos 15 minutos. Pero al terminar, como ya es bastante de noche, por seguridad y por mi cojera, vuelvo en taxi.
Una noche, el taxista notó que yo entraba con cierta dificultad. Ya sentado expliqué que iba al colegio de los jesuitas. Nuestro colegio es muy conocido en la ciudad y mucho más en el barrio San Mateus que es en donde estábamos. Pero el taxista me miró con mucha extrañeza y replicó:
- ¿Jesuitas? ¿Dónde queda eso? Nunca oí hablar.
Le di la dirección de la Avenida Itamar Franco, 1600. Pero ni así. Entonces añadí que era en frente a la Calle Gil Horta. Entonces ya supo en donde era.
Cuando arrancó se dirigió a mí:
- ¿Le pasa alguna cosa con la pierna?
Le expliqué lo que me pasaba.
- ¿Quiere ser curado?
- ¡Claro!
Entonces empezó un sermón, citando muchas frases de la Biblia, repitiendo que Jesús me curaba, hablando cada vez más exaltado, inclusive tuve miedo de que se olvidara de que estaba conduciendo un coche y chocase contra otro o invadiera la acera...
Su manera de hablar era típica de los protestantes, ahora llamados evangélicos. No era la primera vez que me encontraba y hablaba con uno de ellos y seguro que no será la última.
Cuando aún faltaba un buen trecho para llegar a la esquina de la calle Gil Horta, al ver que estaba cada vez más exaltado, le dije que podía parar allí mismo. Paró, le pagué y sacó una botellita:
- En esta botellita tengo aceite bendecido por Dios en el Monte (no entendí el nombre del monte). ¿Acepta en poco para pasarlo en la pierna?
Acepté y le extendí la mano. Dejó cair unas gotas, le agradecí y me despedí.
Salí del taxi con la mano extendida para que no cayeran las gotas de aceite que había derramado en ella. Atravesé la avenida, el vigilante de la garita me abrió el portal y entré. Me preguntó que me pasaba con la mano. Le dije que nada y subí a mi sala en el colegio y pasé el aceite en la pierna...
UN BAUTISMO ESPECIAL
A finales de octubre, bauticé, en nuestra capilla, una chica de 17 años, en el 2º año de Enseñanza Media, equivalente, creo yo, a 2º de bachillerato. Su familia es espiritista y ella tomó la decisión de hacerse católica. Lo mismo le pasó a su hermano más viejo, que también estudió en nuestro colegio, pero se bautizó en su parroquia y ya hace unos 6 ó 7 años que está en la universidad. La familia respetó la decisión de ambos y estuvo presente en pleno en el bautismo de la hija. Inclusive su hermano más viejo que vino de Río para estar presente en el bautismo de su hermana.
La ceremonia empezó poco después de las ocho de la noche y duró menos que media hora. Les gustó tanto el bautismo que, después de acabar, continuaron en la capilla charlando más de media hora, hasta que uno de la familia les llamó:
- Vámonos, que el P. Cabada debe tener muchas cosas que hacer...
Y, poco a poco, despidiéndose, fueron saliendo de la capilla...
Al despedirse, la chica me regaló un paquetito, agradeciendo mucho el bautismo. Al llegar a mi sala, en el colegio, lo abrí: era un bonito estuche con un bolígrafo y preso en el estuche un sobre pequeñito con mi nombre. Lo abrí. Dentro, una tarjeta donde había escrito lo siguiente:
"Padre Cabada: Usted me conoce desde hace 13 años y siempre fue muy especial para mi! Es increíble como yo me acuerdo de su sala, de las flautas de bambú y de los Días de Formación con muchos detalles y mucho cariño.
Este regalo es simbólico por todos los dibujos que usted ya hizo. Muchas gracias por todo en esta caminata tan importante!!!
(Firma y fecha)
BASURA QUE VUELA
Un día me dirigía a la portería del colegio desde los patios. Poco antes de llegar, caminando por un paseo estrecho y cementado, que después de una curva, me llevaba a la portería por la parte interna, vi en el suelo un pequeño papel blanco medio amasado, que se destacaba mucho en el cemento pardo oscuro del paseo. Decidí cogerlo y echarlo en la basura.
Me agaché con cuidado para no caerme, por causa de la pierna derecha que me hace cojear un poco. Para coger el papel tuve que arrodillarme. Extendí la mano, y, cuando iba a prender el papel con los dedos estirados, un leve golpe de viento se llevó el papel a unos dos metros más abajo. Me eché a reír. Me levanté y cuando pasé a su lado, no me atreví a agacharme otra vez para recogerlo. Le di adiós agitando la mano derecha y entré en la portería.
Una semana más tarde, domingo, me dirigía a la capilla del colegio, donde celebro la misa los domingos. A la derecha, poco antes de llegar hay un jardín bastante inclinado, cubierto de césped donde hay unas plantas cuyo tronco es muy grueso abajo, donde empiezan las raíces. Por eso se llaman "Pata de elefante". Es una planta pequeña un poco al estilo palmera.
En la parte baja del jardín hay un banco de cemento a lo largo y bordeando el jardín en línea recta. Al pasar al lado, miré hacia el jardín y vi un papel amasado en medio de las "patas de elefante". Parecía ser el envoltorio de la merienda de algún alumno, con pereza de llevarlo hasta el cesto de la basura que estaba muy cerca.
Como no me gusta ver basura fuera de su sitio, me preparé para subir hasta allí y recoger el papel. Primero tenía que subir al banco de cemento. En el extremo del jardín hay una escalera que sube bordeando el jardín y que tiene pasamanos. Pensé que eso me ayudaría a subir al banco. Pero, cuando me aproximé, vi que debajo del banco había un vaso de plástico amasado, que tampoco estaba donde debía estar: en el cesto de la basura. Me pareció mejor recoger antes el vaso y echarlo a la basura que estaba cerquita. Me agaché, me arrodillé, estiré la mano debajo del banco y pesqué el vaso.
Cuando levanté la cabeza, vi, espantado y admirado, sobre el banco, delante de mí, un papel amasado que parecía ser el envoltorio de la merienda de algún alumno, con pereza de llevarlo hasta el cesto de la basura. Miré para el sitio donde estaba el papel que yo pretendía recoger. No estaba allí. Estaba a mi lado. O un golpe de viento lo empujó hasta donde yo estaba o... una patada de una "pata de elefante". Miré hacia el cielo muy azul, con algunas nubes sueltas, y dije: ¡gracias!
Recogí el papel, me levanté y eché el papel y el vaso en la basura.
MI PEQUEÑO LIBRITO
Como tal vez ya sabéis, en São Paulo, por iniciativa del Centro de Cultura llamado "Pateo do Collegio", publicaron un pequeño libro mío al que le dieron el título de "Jesuítas: uma pequena história ilustrada".
"Pateo do collegio" es un centro de actividades culturales de los Jesuitas. Incluye un museo de arte sacra, objetos indígenas, una pinacoteca, cosas del Padre Anchieta, considerado fundador de la ciudad de São Paulo, etc... Ocupa el lugar donde Anchieta hizo una cabaña donde enseñaba a los indígenas y que dio origen, con el pasar de los años a la actual São Paulo.
Aprovechando las acuarelas de un pintor, sobre los jesuitas, los integrantes (jesuitas y no jesuitas) del "Pateo do Collegio" tuvieron la idea de aprovechar los dibujos y escribir una pequeña historia de los jesuitas como literatura infanto-juvenil. Según me contaron, entre los nombres sugeridos estaba el mío y fui el escogido.
Al principio respondí que no, pues nunca había escrito ese tipo de literatura. Como conti-nuaron insistiendo, escribí un posible primer capítulo, como modelo de lo que yo podía hacer, y se lo mandé. Parece que les gustó y ya no tuve más remedio que aceptar. Y así fueron saliendo, uno a uno, todos los capítulos. Como es una "pequeña historia" sólo tiene 40 páginas.
Eso fue al principio del año. Como no me gusta ir dejando las cosas para más tarde, lo escribí rápidamente, lo envié y lo olvidé. Sólo vine a tener noticias, en septiembre cuando me enviaron la invitación para el lanzamiento del libro. Agradecí la invitación, pero no acepté con la oportuna disculpa de mi cojera. No tengo ninguna noticia de como fue el tal lanzamiento... Por lo menos parece que el librito se agotó rápidamente.
A los que venían a darme la enhorabuena, les agradecía diciendo que me alegró más el lanzamiento del sexto volumen de la colección "O enigma da Mata do Jesuítas", pues el entusiasmo de los niños para leer las nuevas aventuras era enorme, y, por los comentarios que me hacían a medida que leían el librito, vivían cada paso de lo que les contaba, como si fueran ellos los protagonistas.
Pero volviendo a la "pequeña historia", más tarde me mandaron 20 ejemplares, guardé uno conmigo y los demás los entregué a la Directora del Colegio para que los distribuyera como le pareciera mejor. La gente del colegio, especialmente coordinadores y profesores, quería conocer el libro. Y esa me pareció la mejor solución.
Escribí al "Páteo do collegio" agradeciendo y haciendo algunas observaciones, especialmente sobre correcciones que hicieron por su cuenta. Por ejemplo, yo había escrito que Anchieta hizo un "barracão" donde enseñaba a sus alumnos. "Barracão" es una especie de "caseta" o "chabola" hecha de madera, muy simple... Ellos cambiaron la palabra por "cabana". Eso no me pareció mal. Pero sí me pareció muy mal que cambiaran sólo la palabra y no el artículo. Quedó así: "... construíram um cabana...".
En otra corrección, en que yo había escrito "por que" separado, el corrector del "Pateo" lo colocó todo junto y aun intentó justificarlo con muchos argumentos. Esta es la frase, como yo la escribí: "O anjo de Paulo sorriu antes de responder. Sabia por que seu amigo, o anjo de Íñigo, lhe fazia essa pergunta. No fim das contas os anjos sabem de tudo!"
En portugués hay una regla para saber cuando "porque" se escribe separado. Si la frase se puede decir así: "Sabia por que razão seu amigo..." Entonces se escribe siempre separado. Tal vez esta regla sirva también para el gallego y el castellano.
Por eso respondi lo siguiente:
Concordo e agradeço as explicações dadas às minhas observações (e de outros, que também ficaram satisfeitos). Apenas gostaria de "defender" meu "por que" separado. Aprendi e passei adiante aos meus alunos, uma regra gramatical para distinguir se o "porque" é ou não separado: se ao "porque" pode acrescentar-se "razão" ou uma palavra semelhante, o "porque" é separado. Caso contrário, não. Na frase do livrinho: "O Anjo de Paulo sorriu antes de responder. Sabia por que (razão) seu amigo (...) lhe fazia esta pergunta...". A palavra "razão" entra na frase como se o lugar fosse dela... Logo o "por que" é separado... Mas se insistirem em que "por" e "que" caminhem unidos, não vou ser eu quem os divorcie...
Um grande abraço! pcabada
No recibí ninguna respuesta. No sé si fue porque estaban de acuerdo o no.
Otra cosa. En la frase que copié arriba se habla de los "anjos". Es que, en vez de escribir sobre Santo Ignacio, Anchieta y otros jesuitas, los protagonistas de la "pequena história" son sus Ángeles de la Guardia...
CAMPEONES
Desde que se construyó la piscina en el colegio, el interés por la natación fue creciendo de año para año. A pesar de que la piscina tiene sólo 9 años, nuestros alumnos ya coleccionan muchas medallas.
Actualmente somos bicampeones nacionales de natación no vinculada. "No vinculada" significa que no hacemos parte de equipos federados. Es algo así como "amadores".
Por otro lado, en la Copa del estado de Minas Gerais de Natación, celebrada desde hace 7 años, fuimos campeones 6 años, y un año, subcampeones. La sexta vez, fue este año, en noviembre. Las competiciones se celebran en varias ciudades del estado. De los 77 equipos participantes, fuimos los primeros con un total de 13.718,50 puntos. El segundo lugar, es un equipo de la ciudad de Barbacena, no lejos de Juiz de Fora, que consiguió 10.286,50 puntos. Una diferencia bastante grande. Tan grande que, aunque todavía falta una competición, ya no nos pueden alcanzar.
Lo curioso es que, años atrás, cuando yo estuve en Juiz de Fora la primera vez, el destaque deportivo del colegio era el voleibol. Inclusive uno de nuestros alumnos, llamado Geovane Gávio, fue campeón mundial con el equipo de Brasil en las Olimpíadas de Barcelona de 1992 y premiado como mejor jugador del mundo en 1993. Entre otras muchas conquista deportivas. En un pasillo del colegio, donde está el despacho de la dirección general del colegio, hay un cuadro con la medalla que Giovane ganó en las olimpiadas de Barcelona y que regaló al colegio.
ROSAURA
Rosaura es el nombre de una chica que se casó hace pocas semanas. Estudió en nuestro colegio y me invitó para presidir su casamiento.
Cuando vino a hablar conmigo y hacerme la invitación, charlamos bastante, recordando los tiempos en que era alumna. A cierta altura de la conversación, me dijo que había una cosa que yo le había dicho cuando era una niña pequeña, que de cierta manera cambió su vida y que no se olvidará nunca. Y me explicó lo que era.
Resulta que ella tenía un gran complejo por causa del nombre, que no le gustaba, que le parecía muy feo y ni le gustaba decirlo a los demás.
Me contó que un día la llamé y le dije que a mí me gustaba mucho su nombre, que era muy bonito y que si sabía lo que significaba. Ella me dijo que no. Entonces le expliqué que su nombre significaba "Rosa de Oro", que no existía un nombre tan bonito como este, que debía enorgullecerse de llamarse así. Tú eres una Rosa de Oro - le dije -. Pocas o ninguna niña pue-de decir la misma cosa.
Dijo que se quedó tan feliz que salió contando a todos el significado de su nombre...
Quince días después de su casamiento, estaba yo, como hago todos los domingos, saludando y recibiendo a todos los que van llegando para la misa de las 10 y media, en la capilla del colegio.
Los domingos me levanto, como todos los días de la semana, a las 5 y media. A las 7 me voy a la capilla y preparo todo lo necesario para la celebración, dentro de la capilla. Después, fuera de la capilla, distribuyo unas 100 sillas de plástico. Y dejo más de cien empiladas, que la gente va recogiendo cuando se acaban las que yo dejé preparadas. Eso me lleva una hora más o menos. Después voy para mi sala en el colegio y vuelvo a la capilla a las 9 y media y, durante una hora, recibo a los que van llegando, como dije más arriba.
Pues eso estaba haciendo, cuando una señora me dijo que había visto mi nombre en el periódico del sábado. Le pregunté qué hacía yo en el periódico. Me respondió que hablaba de un casamiento que yo había hecho y que decía que yo era el rector del colegio. Le agradecí y le dije que iría mirar.
Así era. Me ponía como rector del colegio y el casamiento era, precisamente el de Rosaura. Venía junto una foto con el nuevo matrimonio y sus padres. Se lo comuniqué al responsable por la medios de comunicación en el colegio. Me dijo, más tarde, que entró en contacto con el periódico y, como siempre el editor le echó la culpa a un aprendiz o cosa parecida...
LA NIÑA Y SU ABUELA
Un domingo, cuando estaba esperando y dando la bienvenida a los que llegaban para la misa, como hago siempre, una familia me contó lo que pasó con una niña de Belo Horizonte que vino a visitar su abuela en Juiz de Fora.
El domingo anterior, la niña había venido a misa y me la presentaron. Se juntó a los demás niños, para recoger un pedacito de pan un poco dulce, que reciben los que aún no hicieron la primera comunión, y al final de la misa, rodeando el altar, cuando les pido que extiendan la mano en dirección a sus padres y familiares, como si fueran antenas parabólicas para enviarles la bendición final de la misa. Les gusta mucho eso de antena parabólica, y si alguna vez no lo digo, reclaman en voz alta.
Esa familia me contó que cuando fueron visitar a la abuela, alguien le dijo que iban a visitar una persona muy importante para ella y añadió:
- Vamos a ver. ¿Quien vive en Juiz de Fora?
Y ella respondió rápidamente:
- ¡El Padre Cabada!
¡Claro! Todo el mundo se rio a carcajadas, por la respuesta inesperada
PUTZGRILL ESPETERIA
"Putz" es una exclamación que significa admiración, espanto, susto, etc
A veces viene junto o separada con otra palabra que se escribe de varias maneras: "grila", "grill", etc
sin ningún significado especial.
Pero el título que puse arriba se refiere a un restaurante al que me llamaron para bendecirlo. "Espeteria" viene de "espeto" que es donde se clava la carne para hacer churrasco. Pero se usa para otros tipos de comida aunque no sea churrasco. Por lo tanto diríamos que "espeteria" es una especialidad del restaurante.
Hace sólo dos meses que lo inauguraron. Los dueños tenían dos hijos en el colegio, antes de ir morar en Belo Horizonte. Volvieron este año para Juiz de Fora. La niña, la menor de los dos hermanos todavía se acordaba de mí y vino abrazarme cuando me vio. El niño no estaba en el restaurante. Fui en un horario en que todavía no había empezado a llegar la gente para la comida de mediodía.
Después de la bendición me ofrecieron un zumo, un refresco ou algún otra cosa para beber. Agradecí, pero les dije que no estaba con sed. De repente vi en la nevera algo que me atrajo la atención y exclamé:
- ¡Pero acepto una de aquellas botellitas de cerveza!
- Son españolas - me dijo. - Les gusta mucho a la gente.
Era "Estrella Galicia". Me dio muy contento la botellita
- No la voy a beber - expliqué. - La voy a guardar y enseñarla a todo el mundo, especialmente por la manera diferente de abrir
Y así lo hice. En el colegio todos se admiraron de la manera tan simple y original de abrir, sin necesidad de un abridor.
Brindando con una Estrella Galicia (que todavía no bebí) muchos recuerdos para todos, abrazos, etc.

Cabada, Pepe