Tiempo de elecciones

Creo recordar que aquel celebérrimo actor de cine, Groucho Marx, nada que ver con Don Carlos el maestro de toda la zurdez del universo, fue quien tras decir que si los principios que defendía no gustaban o no servían, tenía otros…, ¿no les recuerda a todos, todos, todos, los políticos al uso?, era también el autor de aquella otra cachondez en la que le decía a una dama “mujeres como tú, en noches como esta, hacen que hombres como yo podamos pasar noches como esta, con mujeres como tú”.

Pues bien, si aplicamos ambos cuentos a nuestros días, tiempos y lugares, podríamos decir que políticos y periodistas como los que padecemos, en países como este, hacen que súbditos como nosotros, padezcamos en países como este, a los políticos y periodistas que nos tratan de hacer digerir el padecimiento. ¡Como si cebasen a los capones!

Andan los profesionales de la política rodeados de periodistas y…decíamos ayer…, menestrales lame botas que en lugar de informar que es lo suyo, se dedican a intentar formar y, como no están formados, por mucho que presuman, lo que consiguen, en la mayor parte de los casos, es deformar a la opinión pública, que es una expresión referida a un público que mayoritariamente carece de opinión.

Y así, entre políticos, a quienes lo mismo les da decir una cosa como la contraria y así hacen un día y el siguiente, los periodistas que, como apologetas y politólogos, hablan y hablan y escriben y escriben, tratando de explicar lo inexplicable, que no saben ni entienden y los que los oyen o leen que todavía entienden menos, constituyen “el cuerpo electoral” de aspirantes, unos a gobernar y otros a votar….sin discernir a quien.

Sin ánimo de sentar cátedra, pues uno no es catedrático, ni le trata de enseñar nada a nadie, pues no es maestro, solo voy a tratar de hacer un ligero bosquejo de los aspirantes a gobernar que, en definitiva son miembros de un partido y aunque son los capos, a cambio de darles de comer y de beber, sinecuras aparte, van a decir amén a cuanto les ordene y mande el gurú de turno. ¿Un Arriola?

Fijémonos que todos los contendientes hablan sin excepción, respecto a este tinglado, democracia y Estado de Derecho.

¡Ojalá hubiese más “demo” y menos “cracia”! ¡Cuánto mejor viviríamos!

¿España?, ¿es una Nación?, ¿un Estado?...espero que no tengamos que preguntárselo a Zapatero, histórica figura política de este País, que Dios guarde lo más lejos posible de los centros de poder. El pueblo español puede quedar a merced de lo que dispongan, juntas o separadas, cuatro personajes apellidados, por orden de antigüedad, Rajoy, Sánchez, Ribera e Iglesias. Al resto de los candidatos, Dios y el pueblo los acompañarán en el sentimiento pero los cuatro primeros, al pueblo, no lo van a acompañar en nada, más bien a ver si consigue, el pueblo, que no le hagan la vida más difícil, que es lo fácil, cuando no imposible.

Estos cuatro, juntos dos a dos o tres a uno, sea cual fuese el resultado de las elecciones, encontrarán un pueblo que está poseído de una ideología predominante y que coincide también con la de la mayoría de los políticos. Vivir a cuenta del Estado.

Cuando el asesinado Presidente norteamericano John F. Kennedy tomó posesión de su efímera magistratura pronunció aquella petición-recomendación al pueblo “¡Que todo ciudadano norteamericano piense qué puede hacer por la Nación y no en lo que la Nación pueda hacer por él”.

Los españolitos de a pie, desde siempre y en mayoría, pensaron qué podría hacer el Estado por ellos porque si analizamos los anales de nuestra Patria observamos que incluso las empresas, salvo honrosas excepciones, bancos incluidos, se han dedicado a chupar de la ubre del Estado. Pienso que la subvención es un invento del cacumen hispano. Sí, es verdad que en Suiza se subvenciona la agricultura pero ni forma parte de la Unión Europea, ni tiene paro.

La picaresca…,¡menuda semilla hemos dejado en Latinoamérica! Chavez, Kirchner, Evo, Correa, Lula…, pues en la Madre Patria,… el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

La corrupción,… el despilfarro,… los impuestos,…la coña del Estado del bienestar…
Vamos a imaginar qué ofrecen los candidatos.

Según mis consejeros aúlicos hay dos grupos de candidatos, los guapos y los feos. Los guapos serían Sánchez y Ribera y los feos, por tanto, Rajoy e Iglesias.

Y, refiriéndome por separado a ellos, me vino a la mente una de las más famosas Fábulas de Esopo que hube de adaptar al caso y así, la referida a los “guapos”, se recitaría así
“Cuentan de Sánchez que un día, tan guapo y buen mozo se encontraba, que solo se sustentaba con el espejo que tenía. ¿Habrá otro entre sí decía, más guapo y buen mozo que yo? Y cuando el rostro volvió, halló a Albert que le decía, “Más guapo que tú soy yo”.

Si aplicamos la misma fábula a los feos, el texto podría ser más o menos, así:
“Cuentan que Rajoy un día tan seguro de sí mismo se encontraba que solo se contentaba con el ego que tenía. ¿Habrá otro entre sí decía, con más ego y sapiencia que yo? Y cuando el rostro volvió halló a Iglesias que le decía, “mucho más ego y sapiencia que tú, tengo yo”.

Así las cosas, a los cuatro entiendo serles de total aplicación la máxima del padre de Calixto, hombre de mi pueblo quien, al mirarse al espejo, se autocautivaba regodeándose… ”Calixto, eres guapo, Calixto eres rico, Calixto, eres listo, Calixto qué buen político darías…,¿qué te falta Calixto?

De repente, de fondo, una voz en off, nada más ni menos que la de su padre que le respondía a sus preguntas
-Xuicio, meufillo, xuicio. (Juicio, hijo mío, juicio)

¿Les faltará algo de juicio a los portentos que, cual la María Cristina del mambo, nos quieren gobernar, aunque no les sigamos la corriente.

Hasta mañana, duerman bien, que a velar tendrán tiempo si tienen paciencia para seguir los llamados debates por televisión cosa que no tengo pensado hacer porque a mi edad es muy sano aprender pero no dejar que te pongan tarumba.