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Los presuntos pecados carnales del obispo

viernes, 11 de diciembre de 2015
Hoy dice el periódico de Mallorca que el señor obispo, presuntamente, ha cometido pecado carnal con una mujer casada, lo que aumenta la gravedad del tropiezo. Lo denunció el marido de la complacida señora y ahora el Vaticano investiga el desliz, mientras la vergüenza hace enrojecer los rostros de las monjitas y los abades, de los canónigos y de los párrocos, de los curitas y hasta de los seminaristas… aunque en realidad media España, la cristiana, está indignada por este asunto.

—– ¡A quién se le ocurre, señor obispo! ¿Cómo pudo usted cometer tal infamia?

Dice la Biblia que la carne está en guerra con el cristiano y utiliza esa palabra para describir la naturaleza del pecado. Es uno de los tres enemigos del alma, por eso el Apóstol Pedro dijo aquello de…

—– Amados, les ruego que se abstengan de las pasiones carnales que combaten contra el alma.

Y el Apóstol Pablo legó a su Iglesia la fórmula ideal para no caer en la tentación y librarse del mal…

—– Yo disciplino mi cuerpo y lo hago mi esclavo.

Seguramente el Obispo Javier Salinas conoce muchas más citas bíblicas alusivas a los pecados de la carne y en más de una ocasión habrá superado las tentaciones, pero esta vez…, como el mismo dijo, “los hechos están ahí y las actuaciones se han dado, aunque otra cosa distinta es la interpretación que se quiera dar de ellos, todo depende del cristal con que se mire”. Su eminencia también lamentó “tener que aceptar la renuncia de una colaboradora que estaba cumpliendo bien su misión”, renuncia que entiende ha sido “por motivos familiares”.

Todo queda claro señor Obispo. Usted es solo un presunto pecador. Yo no soy nadie pero le perdono. Es más, lo felicito porque a su edad ya no se está para ciertas cosas.

Mirándolo bien, usted no tiene la culpa de que esta Iglesia no vaya al ritmo que marcan los tiempos y las modernidades…

—— ¿Cómo se atreven las altas jerarquías a privarle a usted y a todo el clero de uno de los escasos placeres que pueden tener los pobres?

Porque usted, seguro, ha hecho voto de pobreza, que esas riquezas y esos palacios son cosa antigua, no de ahora.

Por cierto, me cuentan que la señora en cuestión pertenece a la alta sociedad mallorquina… ¿Le hubieran hecho el mismo caso al marido si su presunto pecado carnal lo hubiera cometido con una humilde limpiadora de Palacio?

www.galiciaunica.com
Rodríguez, Xerardo
Rodríguez, Xerardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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