El viejo profesor de Harvard ya hablaba en 1996 del choque de civilizaciones y fue él, Samuel P. Huntington, quien vaticinó al mundo que, una vez terminada la guerra fría, comenzarían otras tensiones mundiales y geopolíticas.
Las civilizaciones son, según su teoría, conjuntos normativos cerrados, culturas activas con memoria capaces de crear una visión religiosa del mundo en el que se desarrollan.
Para mí admirado profesor las grandes civilizaciones son nueve: la europea occidental a la que se unen Australia y América del Norte; la cristiana ortodoxa, la chino-japonesa, la islámica, la africana, la latinoamericana y la budista.
Cada civilización tiene un país de cabecera y el poder lo detentan estados de diferentes civilizaciones. Sobre el papel ninguna podrá imponerse a las demás pero eso no quiere decir que no se produzcan intentos.
En el momento actual, no existe ninguna gran religión sincrética o nueva en el mundo. Solo existen las que existen.
Sin duda la islámica es la civilización más problemática, como nos dicta hoy la realidad y como ya sentenció Huntington tras la guerra religioso-plural de los Balcanes.
Con toda la razón, a François Hollande, presidente de Francia, no le gustó que algunos titulares confundieran terrorismo con civilización pero en el caso del Dash (Estado Islámico) es el terrorismo quien manipula la religión reescribiendo su libro sagrado para justificar el crimen indiscriminado e incluirlo en las prácticas de su civilización.
Por eso no va a ser tan fácil derrotar al terrorismo. Verás. En Francia viven unos seis millones de musulmanes. De todo tipo y condición: los que llegaron de las excolonias, franceses que lo son desde hace muchas generaciones, inmigrantes y jóvenes decepcionados con la República y sus dirigentes
Gente estigmatizada que no quiere o no puede integrarse en una Europa a la que, por otra parte, parece que le importan muy poco.
Los musulmanes europeos tampoco tienen una fuerza política que les represente, se sienten solos y no debe extrañarnos que una minoría joven nos odie, alentada por algún Imán ultra, desde Siria o desde cualquier lugar del mundo. Cuando esa gente se mete de lleno en su nueva civilización ese odio les lleva a alistarse en las filas del terrorismo.
El presidente francés ha reunido en el impresionante Palacio de Versalles a los senadores y diputados de la República para contar con su aval y declarar la guerra al Dash
Los autores de esos atentados deben saber que Francia ha derrotado a adversarios más temibles que estos cobardes asesinos.
A Hollande, un político al que manifiesto todo mi respeto, le recordaría aquella frase pronunciada por el líder muerto de Al Qaeda, Osama Bin Laden, especialmente dedicada a Bush padre:
Ganarás la guerra pero no podrás vivir en paz
Para los nada que perder la muerte es la vida. Lo demostraron en Nueva York, Madrid, Londres o París
A mi entender esta guerra solo se gana con el buen hacer policial de todos los países europeos, trabajando unidos y aplicando también eso que ahora conocemos como Justicia Universal. Pero no nos olvidemos de obligar al mundo árabe a tomar partido en contra de unos salvajes que están destruyendo su cultura, sus ciudades y su religión; es decir, su propia civilización.
