Sobre la riqueza

"¿Qué es la riqueza? Nada, si no se gasta; nada, si se malgasta." (Manuel Bretón de los Herreros).

El Premio Nobel de Economía de este año, Angus Deaton, tratando de entender la relación entre la riqueza y la felicidad, ha fijado incluso un salario óptimo para alcanzar la felicidad. En un estudio elaborado con el economista Daniel Kahneman afirma que se llega a una especie de "tope de la felicidad" a partir de un salario anual de 68.000 euros. La investigación sostiene que por encima de esta cifra, la satisfacción diaria o la frecuencia y la intensidad de las experiencias vitales, no aumentan.

El salario fijado por Deaton, que supone 5.666,67 euros al mes, es una cantidad respetable aunque dista mucho de los ingresos de los grandes ejecutivos e inversores.

Hubo un tiempo en que también yo soñaba con ser rico, tener dinero y, sobre todo, poseer muchas cosas: coches, casas, ropa... Pero sólo llegue a tener cuatro relojes (me regalaron dos), un coche, dos viviendas y varios trajes.

Pues bien, tener cuatro relojes ya me supone un problema. Cada día hay que estar pensando cual me pongo, y hay que ponerles pilas porque si están parados mucho tiempo a lo mejor nunca vuelven a andar, y las pilas ya valen cuatro euros cada una. Y ya no digamos, cuando hay cambios de hora, lo complicado que es adelantar o retrasar una hora en los relojes modernos.

Si tener cuatro relojes ya es un problema ¿qué no sería tener diez o veinte coches? Ya sé que los ricos pueden pagar a gente para que haga su mantenimiento, pero disfrutar conduciéndolos es algo que nadie puede hacer por ellos.

Vivir en Madrid y tener una casa en Galicia, como tantos gallegos, es otro problema porque te pasas la vida yendo de un sitio para otro por la interminable estepa castellana y a través de la niebla de la A-8, y eso termina por cansar y aburrir.

Los trajes son otro problema porque hay que plancharlos y llevarlos a la tintorería y llega un momento en que los pantalones te quedan escasos en la cintura. Se pueden usar sólo las chaquetas, pero se nota mucho que son chaquetas de trajes y además uno se siente un poco anticuado y decadente con ellas.

Si tener dos viviendas y varios trajes es un problema ¿qué no sería tener cinco viviendas y trescientas prendas de ropa distintas? Como para volverse loco.

Menos mal que no soy rico y no tengo veinte coches, ni cinco viviendas, ni trescientas prendas de ropa, ni los problemas que ello conllevaría.

Por otra parte, hay unas limitaciones físicas y fisiológicas: Nadie puede vivir en más de una casa a la vez o viajar en más de un coche a la vez o ponerse más de un traje a la vez o comer marisco todos los días, aunque pueda pagarlo, por aquello del ácido úrico... Es el caso de los presidentes de las grandes empresas del IBEX que, según publicaba El Mundo hace un mes, cobran de media 158 veces más que uno de sus empleados, pero no podrán consumir 158 veces más que un empleado por las limitaciones físicas y fisiológicas citadas, lo cual es un problema para la economía. Para la economía sería mejor que estos altos ejecutivos ganasen menos, y que sus empleados ganasen más para que pudiesen consumir más.

Hay cosas muy importantes que contribuyen a nuestra felicidad, como la familia, la amistad, el amor, la música, la lectura, las partidas de naipes, el trabajo bien hecho... Lo que no está claro, según Angus Deaton, es que siendo muy ricos seamos más felices, y aquí de lo que se trata es de ser los más felices.

Llegados a este punto, tal vez se podría aplicar lo que dijo el escritor francés Laurent Gounelle en una ocasión: "Siempre tenemos la sensación de no estar llenos. Olvidamos que el ser humano es completo por sí mismo y no necesita muchas más cosas."