Me conmueven y mucho las palabras angustiadas de una sexagenaria que, por querer salvar su vivienda de un desahucio, se dejó llevar al huerto por un prestamista golfo capaz de engañarla con sus artes de trilero barato de la economía doméstica.
Me voy a quedar en la calle y no sé qué hacer. He escrito cartas al defensor del Pueblo, a la vicepresidenta del gobierno, a Pedro Sánchez
¡Y ni siquiera me han contestado!
La señora se lamenta porque a ella no le hacen caso los mismos políticos que van a programas horteras o bailan en la tele como si aquí no pasara nada. Todos ellos, además, saben que el sufrimiento de esta buena gente, lo padecieron ya cientos de gallegos y miles de españoles en plena democracia.
Ella es de A Coruña y el usurero de Asturias; pero por medio hay un comisionista que establece el contacto, cuando esta señora, desesperada porque el banco le niega la posibilidad de renegociar su hipoteca al quedar su hijo en paro, responde a un anuncio del periódico en el que todo se lo pintan de color rosa.
Pidió 21.000 euros para liquidar su hipoteca pero ahora ya no sabe lo que debe. Desde luego, una elevadísima cantidad muy por encima del principal y de los intereses legales.
Pero
. ¿Cómo lo hacen estos usureros?
Yo sé de alguno que opera en Vigo desde los años setenta que tiene comprado a más de un notario, de esos que no le explican a la gente donde se mete. Es un tipo sin entrañas ni formación, un listillo que comenzó su carrera como estafador y se la legalizaron los políticos de entonces. Un cabrón que ha robado más de quinientos pisos desde entonces y vive tranquilo en una gran mansión, por la periferia de Ponteareas.
En Galicia y parece que en Asturias también- abundan los ejemplares de esta especie y ninguno de los que pueden extinguirla ha movido nunca un dedo para que se vayan al infierno.
Hace unos días, un viejo diputado, de esos de toda la vida, de los que sin duda repetirá escaño el 20D, me dijo:
Ellos cumplen con las leyes. Los que pican su cebo son unos pardillos.
Me quedé con la sensación de que los pardillos son los que votan a gente incapaz de dictar una ley que acabe de una vez con los ladrones. Bien porque son cómplices o porque ellos también roban.
OTRA COSA:
Me pregunto en qué mundo vivimos para que todo un purpurado de la que algunos llaman santa Iglesia Católica inquiera a los asistentes a una rueda de prensa
Esta invasión de emigrantes y de refugiados
¿Es todo trigo limpio?
Las deshumanizadas palabras las pronunció Antonio Cañizares, cardenal arzobispo de Valencia. Yo pensé que las jerarquías de la Iglesia se sabían de memoria los diez mandamientos
