Las tribulaciones del Molt Honorable

Hace unos días, paseando por el parque de O Castro, en Vigo, mi perra Kea conoció a Choco, un Golden de pelo blanco que venía sujeto por la correa de un señor mayor. No me dijo su nombre; y si lo hizo no me acuerdo, como no me acuerdo de la mayor parte de las cosas de las que hablamos supongo que por ser, en su mayor parte, intrascendentes. Pero en un momento dado comentamos las noticias sobre los procesos judiciales en los que están inmersos el Sr. Pujol, su mujer y seis de sus siete hijos y nos preguntamos: ¿qué tipo de educación le pudieron dar estos padres a sus vástagos?

Entonces, este buen hombre me contó que, siendo todavía un niño, había trabajado como aprendiz en una carpintería, y que un día, para clavar unas tablas de un gallinero que tenían en su casa se llevó de la carpinteríaun puñado de puntas. Cuando lo supo su padre, además de reprenderlo, lo obligó a llevarle las puntas a su maestro, pedirle perdón y prometerle que jamás lo volvería a hacer. Sesenta años después del suceso, este hombre recordaba la vivencia con orgullo y con orgullo hablaba de la honestidad de su padre y de lo importante que este había sido en su educación.

Se puede llegar a entender que un matrimonio, en este caso el Pujol-Ferrusola que ocupaba la más alta dignidad de su región, se dejaran llevar por la codicia y que valiéndose, presuntamente, de todo tipo de artimañas, sobornos, fraudes y demás delitos, se hayan hecho multimillonarios. Pero lo que es difícilmente comprensible es que hayan inculcado en sus hijos la misma codicia y la misma indignidad. ¿Pero qué tipo de padres son? ¿Cómo recordarán estos hijos a sus progenitores? ¿Hablarán de ellos con el mismo orgullo que el aprendiz de carpintero?

Visto desde fuera parece terrible la situación que estarán viviendo: dos ancianos vilipendiados, escarnecidos, denigrados, que ven a sus hijos, procesados por blanqueo, corrupción y fraude, entrando y saliendo de los Juzgados. Tendrán algún momento de lucidez y se preguntarán:¿qué hemos hecho?,¿qué ejemplo hemos dado a nuestros hijos?¿O lo único importante para ellos, lo que ocupa todo su pensamiento, será simplemente que el botín se encuentre a buen recaudo?

Y aquel buen hombre y yo, seguimoshablando y disfrutando de la honestidad de nuestros perros.