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Lugo, la bella

viernes, 26 de junio de 2015
‎Una visita rápida para presentar mi libro "El hombre perplejo" me permitió admirar una preciosa ciudad de la mano de un Cicerone de lujo, Don Xulio, el hombre de los mil proyectos y de inquietudes multiples. Visitar la catedral venerar a Nuestra Señora de los Ojos Grandes y caminar por la muralla romana es una delicia para los sentidos. Una de esas vivencias que no se olvidan máxime teniendo la suerte de unos días de sol brillante y sin nubes.

La impresión que causa Lugo y su entorno es de prosperidad si se compara con mi Asturias querida que con sus verdes más intensos muestra una decadencia, un estancamiento, un envejecimiento en personas y edificios, que parece imparable.Lugo, la bella
Lugo se muestra bella, lozana y pulida mientras Aviles en Asturias, una ciudad de una proyección parecida respira modestia y humildad en su preciosa parte historica. Gallegos y asturianos, primos hermanos se dice siempre, pero los galleguinos como primos ricos y ufanos, que desde Arteixo visten con Inditex a las mujeres de medio mundo y en el planeta de la indignación nos brindan unas imaginativas mareas atlanticas.

Mi abuelo, que era un mierense de pro, que fue minero y luego Lugo, la bellacomerciante cuando oía algo disparatado sentenciaba "Eso es como comparar Dios con un gallego". Su nieto felizmente trotamundo y todólogo, le da la vuelta al ofensivo dicho y lo convierte en "los gallegos están más cerca del cielo que los asturianos" y a la exclamación de Galicia "ni ome ni muyer", todo lo contrario: "de Galicia hombres y mujeres".

Lo que no puede mejorarse es lo de los vientos gallegos que traen lluvias y temporales, aunque a les vaquines y a las pomaradas les venga de mil amores.

Viajar abre los horizontes y para horror de los nacionalistas destruye los tópicos y ensancha la mente. Un Lugo en las fiestas romanas del Arde Lucus te deja un gran sabor de boca y te ilumina ese sentido de apreciar la belleza y catar la armonía que es una de las grandezas del mágico cerebro humano.

Todo el que pueda, que visite Lugo, la bella y no deje de recorrer su histórica muralla y su cuidado centro histórico y no deje de degustar su gastronomía y escuchar el suave acento galaico hispano de sus mozas.

A veces nuestros paraísos particulares están cerca. Sólo es necesario abrir los ojos del alma.

Joaquín Antuña, autor de "El hombre perplejo", es Presidente de la Fundación Paz y Cooperación.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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