Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Dictadura y democracia

lunes, 04 de mayo de 2015
Vivo en un mundo en el que nada es lo que parece ser. Cambiaron, desde mi juventud, de tal modo las cosas, o quizás antes estaban ya tan claras, que no quiere decir que estuviesen bien, que uno ya sabía a lo que tenía que atenerse: la razón era de los vencedores de la Guerra, para hacer del abuso ley, y todo se comprendía con una mirada a la situación. Eran tiempos de la Dictadura franquista.

Pero llegó la Democracia, los partidos, la participación ciudadana y creíamos que las cosas cambiaban para mejorar. Con ella cada cual tendría asignadas unas funciones y cumpliría con ellas y, sin embargo, tras más de cuarenta años, uno tiene la sensación de que le tomaron, y siguen tomando, el pelo. Y, aunque vaya a votar, sale con la sensación de que su voto no vale para nada ni es capaz de cambiar nada, por más buena voluntades que surjan en partidos emergentes.

Está claro que, entre los chorizos de un lado y los pusilánimes de otro, solo cambiaron el decorado. A la Dictadura le llaman ahora Democracia para seguir siendo, es mi opinión, Dictadura y, aunque crearon una Carta Magna, que teóricamente establece unos derechos y obligaciones, estas son interpretadas por jueces que ejercen de políticos con total impunidad y arrimando el ascua a quienes los nombran. Prostituyen su función. Debiera respetarse su independencia de los partidos para permitir que sean ellos los que elijan a sus órganos.

Por eso nos hemos habituado a ver como se van de rositas todos esos caraduras que salen en la tele dando clases de moralidad y principios hasta que se descubre su patriotismo suizo, su comisión de cualquier empresa o sus impúdicos ingresos.

Nuestras conciencias se han vuelto de plastilina par servir a la ideología, con comprensiones o descalificaciones interesadas, para perder toda objetividad.

Defendemos a correligionarios que acostumbran a ser clientes de bancos suizos, paraísos fiscales y conseguidores-cobradores de grandes empresas. Aquí los presidentes son marionetas; los políticos, de todos los signos, son paladines de la corrupción-siempre hay que salvar las honrosas excepciones-; los jueces ejercen de políticos; los policías de jueces y clientes de bares; los alcaldes de agentes de colocación; los sindicalistas de ovejas domesticadas…Nada es lo que parece porque, por qué no decirlo, vivimos dedicados a mantenernos ajenos a lo que está pasando sin ganas de recordar aquella lección de Bertolt Brecht : “ El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que desde su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de empresas nacionales y multinacionales”.

Durante mucho tiempo hemos callado ante los desmanes de determinados individuos que sirviéndose de su cargo han practicado la prevaricación, el nepotismo… y todo tipo de corrupciones amparados en las siglas de su partido que, por otro lado, ha callado sin realizar autocrítica y con su consecuente desprestigio.

Aceptar tanto ladrón, paga peaje por más que se intente disimular.

Ahora las cosas parecen querer cambiar y, aunque la edad y la experiencia no nos brinden muchas esperanzas, creemos que el cambio debe ser real y necesita mucha gente honesta. Y también la hay.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES