La nostalgia que me causa tu ausencia

¿Echas de menos a quién amas?. Es una sensación tan obsesionante, llena de melancolía que te quema por dentro, sin dejar de pensar lo que sientes cuando estás en soledad, no aguantas mas estar sin esa persona, no sabes cómo seguir, te falta aire para tus pulmones, necesitas respirar su piel, ver y tocar su presencia y no te llega nunca el momento donde poder fundirte en sus labios.

Te conformas con reproducir miles de imágenes en tu mente, grabadas amorosamente por tu retina, revives recuerdos especiales, como si de el mejor tesoro se tratara, saboreas cada instante hasta caer “jodidamente” enfermo de nostalgia. Los síntomas que te delatan son unas ojeras profundas nacidas de un insomnio nocturno, donde extrañas los abrazos de tu amado. A veces solo es una separación temporal, otras es para siempre y se vacía tu interior convirtiéndote en un ser hueco.

El dolor que surge de extrañar a alguien, te indicará la posibilidad de encontrarte a ti mismo.

El agujero negro

No es lo mismo echar de menos a tu amado porque; no estéis juntos por lo que sea, ha fallecido o lo habéis dejado, la forma de sentir dolor o superarlo es muy diferente. Vamos a centrarnos en el primer caso: cuando no tienes al lado a quien quieres. Si te domina una sensación de ausencia desgarradora que no se llena con nada y lo idealizas otorgándole virtudes que junto a el no ves, si te culpas, por no decir o hacer más cosas cuando os veis, es que no tienes paz en tu interior, le das más importancia a tener a alguien a tu lado que quererte a ti.

El vacío emocional es una terrible necesidad de falta de afecto hacia uno mismo que se expresa con diversas adicciones como: a la comida, sexo, a gastar dinero o acumular bienes materiales, entre muchos otras. Si sientes un agujero negro insondable que deseas compensar de cualquier manera, puedes obtener un alivio momentáneo pero pronto volverás a sentirte hambriento de afecto, sino lo sanas de verdad.

Extrañar no es amar

No todo lo que se extraña se ama de verdad. Cuando es un afecto-posesivo, se quiere por necesidad o miedo a estar solo, sentirás: ansiedad, angustia y mucho apego. Extrañas lo que te hacía sentir o las vivencias que compartíais, “lo decorativo” que quedaba en tu vida y echas de menos tus rutinas cotidianas. Si es un sentimiento profundo echarás de menos: en las alegrías, en momentos especiales, fechas importantes, el extrañar con amor produce; tristeza y nostalgia pero sobre todo equilibrio, si has dado de corazón, te sentirás bien por ello y la experiencia vivida a su lado, estarás desapegado sintiéndote pleno de amor.

Llénate de ti

El verdadero dolor del alma viene cuando no nos damos ni amor a nosotros mismos y solo lo buscamos en los demás. Creemos de forma equivocada que el dolor viene cuando no recibimos nada, pero nuestro dolor viene cuando no ofrecemos nada. El mundo nos ha llevado a creer que nuestro bienestar depende de ser aceptados y que nos valoren, cuando lo verdaderamente importante seria centrarnos en lo que y con qué intención, sale afecto de nosotros. Al final de la vida lo realmente importante es descubrir lo que hemos aportado y con que calidad hemos dado amor.

Volver a verte otra vez

Que difíciles son las esperas, cuando miras el móvil y no ves nada, por donde vayas y solo ves parejas a tu alrededor que se dan muestras de afecto y tu ansias estar con tu amado. Casi se convierten en momentos traumáticos donde tienes la sensibilidad a flor de piel, revisas su estado en whatsApp cada cinco minutos y memorizas cada foto suya o si ves la televisión te imaginas si estará viendo lo mismo que tu. Lo mejor que puedes hacer es darte un espacio y tiempo para invertir en ti mientras tanto no “volvéis a veros otra vez”, introduciendo cambios con una actividad nueva que te ocupe la cabeza, además de valorar tu vida y lo que tienes alrededor de ella, buscando quien te apoye sin juzgarte.