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El inofensivo juego del disfraz sexy

martes, 17 de febrero de 2015
El Carnaval supone una explosión de alegría e invita al desenfreno, liberándote de prejuicios.

Disfrazarse ofrece la posibilidad de ser un personaje diferente al habitual. El encanto de estas fiestas radica en liberar prejuicios, despertar fantasías, romper reglas y desatar todo lo reprimido. Cuando piensas en lo que te vas a poner generas adrenalina, ¡disfrazarse es antidepresivo!. La industria pornográfica ha ayudado a que dé morbo hacerlo con un desconocido, las escenas eróticas-festivas que representan reflejan tantas profesiones que excita tan solo imaginarlo. Disfrutar con una aventura erótica al salir de noche en carnavales, ya sea con alguien conocido o por conocer, resultará una experiencia explosiva. El poder que ofrece una máscara, permite hacer lo que se te antoje por un espacio breve de tiempo, sin responsabilizarte de tus actos. Ese estado mental durante el enmascaramiento te hace sentir un semi-dios, y más si el entorno te “chufa” lo bien que vas vestido.

El antídoto
Las fantasías son positivas para la salud sexual de una pareja. Intercambiarse los papeles para ver qué se siente al estar en el lugar del otro: el chico hacer de mujer y viceversa, es un antídoto contra la rutina. La convivencia afecta a la imaginación y esto provoca que se busquen fuera aventuras y seas infiel.

Invierte en lencería y disfraces sexis para los dos, por algo España es donde se consume mas prendas eróticas de toda Europa. Si practicas estos hábitos difícilmente tu relación será aburrida. Juega a los polis y ladrones, imagínate que tu mujer es inspectora de policía, lleva esposas y tu un ladrón que le has robado “la porra”, mientras ella te cachea, tu desearás pasar la noche arrestado. Cambiar de personajes para sorprenderos uno al otro.

Ideas
¿No sabes todavía de que disfrazarte? Si eres un aventurero te pegará ir de domador de circo o de brujo y la mujer de pirata. Si eres de buen comer: vete de caballero de la edad media, político o de dama o viuda negra para ella. Para los muy nerviosos e inquietos lo mejor es representar un personaje de actualidad o un dibujo animado. Si eres un romántico vete de vaquero o de chica de salón. Cuando te gusta llamar la atención puedes ir de rey o un cantante famoso. Si eres un perfeccionista de la estética: de ángel, Peter pan, hada mágica o reina. Si tu personalidad es misteriosa y “barrenas” mucho vete de espía James Bond, o vampiro. Para los innovadores les pega ir de extraterrestre o monstruos.

Ranking: Masculino
Es fácil complacer a un caballero, a ellos les va la variedad, así que cambia de personajes para cumplir sus gustos. Si una mujer quiere tener admiradores a sus pies, los disfraces que más despiertan morbo, son; el de enfermera; las medias, el liguero y la bata blanca, junto con un escote potente; “… ummm”, ¿que levante la mano quien no ha soñado con algo así?, ¡confiésalo!, ardes en deseos de que te repase todo el cuerpo para averiguar cuál es tu dolencia y eres capaz de desmayarte para que te haga el boca a boca. Otro es el de colegiala, les hace regresar a una inocencia picara, deseará lamerla como un chupa-chups. Aquí se mezclan varios elementos: la primera vez, enseñar y reúne un morbo incontenible casi pederastico. También ir de animales: como gatita, tigresa, etc permite disfrutar de una realidad perversa zoofilica. Otras vestimentas que dejan a la mujer como sumisa invitan a la lujuria como el de monja o alguna princesa de cuento, despiertan el instinto protector del más rudo. Si un varón desea que tomen la iniciativa se fijara en las Heroínas o Vaqueras para dejarse rescatar o chupar.

Vístete de putita
Ellos van de putas ¡pues también se visten así, incluso ligan más!. Ver a unos fulanos de metro ochenta, con liguero, calcetines simulando pechos y a punto de romperse la cabeza con esos tacones, mientras bailan exagerando feminidad, despierta un gran interés sexual en las mujeres. Atrae un atuendo que alegre la vista, los que representan autoridad, disciplina o mando, gustan como: los súper-héroes, guerreros o luchadores, subliminalmente invitan a que te tires en sus brazos para perderte en ellos. Además que vayan como quieran pero que marquen musculo o enseñen pierna aunque sea peluda.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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