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Singular carta de amor

lunes, 16 de febrero de 2015
( En San Valentín los enamorados se envían sentimentales mensajes y se hacen los mejores regalos, pero, en este caso, la protagonista de este relato nada material podía ofrecer a quien es el más grande, a quien todo lo tiene , pero si lo honraría con unas sentidas palabras que recogemos en esta sección con permiso de su dirección).

El texto de la epístola es el siguiente:

“Amor, hace poco más de un par de semanas que te has encerrado en tu retiro de clausura, que te has ido sin marcharte. Durante dos meses te he tenido ante mí, me he pasado horas y horas diariamente acariciándote con la mirada, llenando mi ser de toda esa sentimental grandeza que trasmites y trasmina mi ser. Eres, amado mío, mi amor platónico. Llevo muchos años enamorada de ti. Soy mucho mayor que tú, pues tú, estás en lo mejor, solamente tienes cuarenta y cuatro años, los cumplirás en la próxima Navidad; pero lo nuestro, el cariño que te profeso, no hay que ocultarlo, pues aunque yo estoy casada, mi pareja está encantada de conocerte desde que aquel día de Diciembre a ella te presenté.

Ahora, vida mía estoy triste, afligida, tanto noto tu ausencia que son muchas las veces que voy , me acerco y toco la puerta que da acceso a la dependencia, a ese singular portal, donde habitas y donde no te harás visible hasta primeros de Diciembre, data en que , como si salieras de tu largo y bonito sueño, abres el vano de acceso, sin miedo al frío del invierno, pues a ti , el único frío que te asusta es el de los corazones y esos, gracias a tu noble presencia, lo que sienten es todo lo contrario, calor y dicha sentimental a raudales.

En estos momentos, más que nunca, tengo que vivir de los recuerdos, deseando que pasen los días, que transcurran los meses para volver a verte. Tú eres fiel y, siempre acudes a la cita de los que somos tus enamoradas/os y, te aguardamos con los corazones abiertos para que nos los llenes de felicidad.

En mi memoria y en mi corazón están para siempre grabados el día que te conocí.

Eran unas jornadas poco antes de Navidad y yo, que llegué de otra comunidad, trabajaba como maestra en un pueblo del sur de Lugo. Mis nuevos compañeros/as me dijeron:

-“ ¿Qué te parece si este año, en Diciembre, hacemos la excursión trimestral a Begonte para que los niños vean el Belén Electrónico que tienen allí en el Centro Cultural “José Domínguez Guizán”?

A mi, como creyente que soy, me alegró la idea y presta respondí:
-“ Sí, por supuesto!”

Desde ese instante estuve muy ilusionada con la visita, pues ni conocía a la población de Begonte ni a su Belén. Te aseguro que, en más de una ocasión, estuve a punto de ir yo a conocerte, pero no me pareció de recibo para los que me habían invitado y los que serían mis acompañantes en ese camino, mis respetados y admirados compañeros y, también los niños, nuestros queridos alumnos/as.

Amaneció el día, era una jornada lluviosa. Todos subimos y marchamos en el autocar que hasta a ti nos llevaría. Llenos de ilusión; los que ya te conocían , por volverte nuevamente a ver y los que nunca te habíamos visto expectantes por la novedad.

Cuando llegamos a la iglesia de Begonte ya nos estaba esperando, el que sería nuestro guía , el sacerdote. Bajamos todos con la prisa propia que lleva el que, expectante piensa encontrar una grandiosa novedad. Por cierto, había más autobuses con numerosos visitantes. Entramos y , cuando mis ojos te vieron, Belén Electrónico de Begonte, quedaron extasiados ante tu belleza y en especial por los valores que irradias, un maravilloso ejemplo de la vida de la Galicia tradicional, una Galicia consagrada a defender, con su laboriosidad diaria, a regar con su sudor , cada uno desde su parcela( pescador, pastor, gandeiro….) la tierra que solamente se hace grande con el cotidiano trabajo en común.

Mi corazón, al estar ante ti, sintió algo muy especial, tan extraordinario que , desde ese día, comprendí que había quedado de ti perdidamente cautivada, que, sin tu presencia, a la Navidad , en mi opinión, le faltaría todo, pues eres una voz silenciosa, un canto de dulzura, cuna de espiritualidad que invita, en el mayor de los silencios, a entregarse a amar a una tierra, pues, tu llamada llega cuando la tierra duerme para ni siquiera molestarla, pero esa misma , sus gentes, al saber que has llegado , que has nacido, no les importa estar en vigilia, trabajando y preparando todo para recibir al Salvador y no dormir con la dicha que supone el que ha llegado la Navidad y el Belén de Begonte nos viene otra vez , con sus manos abiertas, a ofrecernos y entregarnos amor, muchísimo amor.

Por eso, cuando te vas sin irte, quedo muy triste y afligida, como le pasa a todos los que te conocen que ya para siempre de ti enamoradísimos quedan, y en este San Valentín, me siento muy compungida y afectada . He decidido ir al PAC ( Punto de Atención Continuada) porque hoy, 14 de Febrero, el médico que está de guardia es uno muy especial, el conocido como Doctor San Valentín.
Cuando allí llegué y le conté mi problema, estar enamorada del Belén Electrónico de Begonte y no poderle ver nada más que un par de meses al año, el especialista en cosas de amor me dijo:

-“ Buena amiga, su caso es especial y su amor muy singular, pero no es el único. Yo, poco puedo hacer en este caso, pues, al no ser amor carnal nada le puedo recetar, pero, como no hay medicamento al respecto, mi consejo es que busque a un sacerdote y le confiese su situación. De seguro que el cura le ayudará , pues usted no es adúltera ni infiel en su matrimonio, su compañero sentimental también, según me dice, es conocedor del trance afectivo que está pasando, que su amor platónico es el Belén de Begonte. La entiendo, son muchas las mujeres y hombres que se enamoran de un cantante, un artista al que consideran su ídolo, pero usted, su fans especial, es ese que se abre al mundo cada Navidad “.

Sin pensarlo más marché a Begonte y fui a su iglesia y , en confesión con el sacerdote le pedí que, ya que no me tenía que absolver de nada, que me ayudara a poder estar más contigo, Belén de mi alma. El buen, D. Xesús, me oyó y después , con voz muy melodiosa, la propia de una persona que ejerce tan sacro oficio, me dijo:
“ Bueno, bueno, en su caso seguro que hay más, pero callan y guardan sus sentimientos porque soy consciente de que son muchos/as los enamorados de nuestro querido Belén Electrónico, pero, la suya es una situación desesperada. Ha venido a Terra Chá y a esta iglesia para, llorando, confesarme el inmenso cariño que tiene por él, por verlo, por alabarlo, por pedir ser una vestal en la que podemos considerar el templo del Belén, este Centro Cultural “ Domínguez Guizán”. Ante eso, lo único que está a nuestro alcance es eso, que se convierta en uno más de los que ya formamos la familia del Belén, un miembro , otro corazón ilusionado que se entrega abnegadamente a servir , a ayudar a que ese amor que hay en su interior pueda manifestarlo ayudando a engrandecer el más grande corazón de Terra Chá. Ser otra figura humana más , otras manos que quieren lustrar y ponerse al servicio de todos los que son amigos del Belén. Desde hoy considerese nombrada Amiga del Belén de Begonte.

Precisamente esto me hace reflexionar y pensar que habrá que meditar sobre el hecho de extender unos diplomas que recojan semejante nombramiento, pero también creo que los nombramientos que son de corazón no necesitan papel impreso que lo corrobore”.
Grande fue mi ilusión. No sabía como agradecer tan grandioso detalle.

Gracias a los consejos de San Valentín y a la autorización del sacerdote D. Xesús hoy, aunque sea Febrero, estoy aquí mirándote y, cualquier día del año, al ser una singular abnegada defensora de los valores de esta joya espiritual de Galicia del Belén Electrónico de Begonte que es un seguro tesoro que , en la mano abierta de Terra Chá , cual ofrenda, Galicia ofrece al resto del mundo y hasta el mismo San Valentín asegura que no hay amor que iguale al de los enamorados del Belén de Begonte, pues ese nunca muere y siempre irá creciendo cada Navidad que junto a él vivimos. Todos los enamorados si a ese lugar tan sacro fueran hacerse la promesa de amor , es posible que también el suyo, tendría muchas posibilidades de quedar sellado de por vida “.

Después de leer esta misiva que, casualmente encontré en la naveta de una vieja escuela unitaria, lugar donde la dejé como testimonio de mi intención de guardar aquel secreto de amor que hoy publico porque también es justo que los sentimientos se divulguen siempre y cuando son eso, sentimientos; entonces no pude evitar que a mis ojos se asomaran unas tímidas lágrimas al pensar en el amor de verdad, el que , siendo de todos es de cada uno en particular, el Belén de Begonte.
Pol, Pepe
Pol, Pepe


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