La Sinfónica en Ferrol

La Sinfónica de Galicia sonó deslumbrante en el concierto del pasado jueves, el tercero que programa la Sociedad Filarmónica Ferrolana en esta temporada. Dirigida por el polaco Michal Nesterowicz, apreciado en el foro internacional, consiguió el aplauso del gran público que se inclina ante la brillantez, olvidando que la factura camerística que más exige en un primer momento se convierte, introspectivamente, en la que más nos puede ofrecer.

La primera parte, protagonizada por el violín virtuoso de Nemanja Radulovic, comenzó con el Poème Op. 25 del romántico Ernest Chausson, obra marcada por la intensidad dramática y un lenguaje musical expresivo y emocionante que muy bien supo interpretar el solista acompañado por la audaz y original armonía de la orquesta.

Decía Ara Malician que “para ser violinista hay que ser un poco o incluso muy zíngaro en el alma”. No sé si es este el caso de Radulovic, pero lo cierto es que lo parecía cuando su violín arrebatado inició los minutos virtuosos que “a solo” preceden al “tutti” orquestal en el Tzigane de Maurice Ravel, la rapsodia que captura el espíritu de la improvisación gitana en un movimiento lleno de color y expresividad, mostrando las “efusiones más ocultas del corazón”.

En la segunda parte, apostando por la contemporaneidad, la orquesta interpretó en estreno absoluto Desde el fondo del espejo del catalán X. Pagès i Corella, una obra con la que el compositor obtuvo el Premio Andrés Gaos 2013, convocado por la Diputación Provincial de A Coruña. Y para terminar las misteriosas Variaciones Enigma Op. 36, del inglés Edwarg Elgar, en la que el compositor sigue un curioso “programa”: “a mis amigos retratados en ella” y en la que desarrolla un tema principal y 14 variaciones musicales de caracteres muy diversos.

Con este concierto la temporada de la Filarmónica Ferrolana descansa hasta el 28 de enero del nuevo año que está en puertas y en el que seguiremos disfrutando de la buena música de nuestra otra gran orquesta: La Real Filharmonía de Galicia.