Música en tiempo de crisis

La progresiva democratización social europea desarrollada a lo largo del S.XX y lo que va de XXI hasta llegar a esta crisis voraz e inusitada que vivimos en la actualidad, hizo posible la aproximación de la cultura y la música a estratos sociales que en otros tiempos no habrían accedido jamás a este bien, que, por otra parte crea y define a la propia sociedad.

Nunca la gran música ha vivido en nuestro país el auge desplegado en los últimos tiempos con teatros, auditorios… orquestas excelentes en términos generales en cantidad y calidad- la Sinfónica de Galicia, la Real Filharmonía- y la consecución de intérpretes y compositores que desde nuestra tierra han sabido abrirse camino y brillar en los escenarios de países con gran tradición musical. Algo impensable no tantos años atrás.

La crisis que hoy golpea a la educación, a la sanidad, a las prestaciones sociales…hace también que se tambalee esta infraestructura cultural, amenazando ruinosamente con la reducción de su oferta y limitando su disfrute a la mera elegancia social, aniquilando la esperanza de un futuro que siempre debería ser mejor.

Los importantes logros obtenidos parecen desvanecerse ahora ante una gestión nada previsora cuando todo apoyo público es poco, ya que poner la cultura a su precio real significa reducir grandemente su oferta. Ante esta lamentable situación hay que pensar en nuevas salidas entre las que la colaboración (frente a la competencia mal entendida) es imprescindible y también la puesta en valores (ante las demagogias de si hay demasiadas orquestas en España habría que contestar que lo que hay son demasiados equipos de fútbol). Se trata de reactivar la situación, de pensar en nuevas alternativas y propuestas para que la cultura y el despliegue musical obtenido en las últimas décadas no muera y “puedan sobrevivir sin perder de vista lo que somos”.