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Breves apuntes do concello de Castro de Rei, Lugo (II)

viernes, 20 de enero de 2006
Breves apuntes do concello de Castro de Rei, Lugo (II) La Edad Media
Es una continuidad de la anterior etapa. Suele dividirse en dos períodos denominados Alta Edad Media, que desde fecha indeterminada para esta zona llega hasta mediados del s. XI, y Baja Edad Media, que se extiende hasta finales del s. XV.
A lo largo de las primera centurias de este período nos vamos a encontrar con una serie de dificultades similares a las encontradas para tratar de la anterior etapa y derivadas de la falta de fuentes arqueológico-documentales que nos permitirían conocer mejor a las gentes de Castro de Rei, su cultura, sus monumentos, en definitiva su "modus vivendi".
Aunque creemos que algunas ya habían sido abandonadas anteriormente, más o menos por estas fechas los pobladores de estas tierras dejan definitivamente las rudas poblaciones fortificadas que habían sido ocupadas durante cientos de años: los castros. Nacen entonces las primeras "villas" (pequeñas aldeas) y el contexto parroquial comienza, muy lentamente, a tomar vida. Hay que tener en cuenta las invasiones, e incluso cierto tipo de ocupación más o menos temporal, realizadas por los árabes cuya presencia en la zona viene refrendada de alguna forma por la abundancia de topónimos entre los que el canónigo Narciso Peinado Gómez referencia los siguientes: Adea, en Goberno; Aceña, en Quintela; Santa Leocadia (equivalente a aldaya); Azúmara (transposición de almuzara, que significa el hipódromo, el estadio); Ardiz (equivalente a engaño) en Coea; Bazar (de bazar); Madorra (de mazmorra o silo) en Ansemar.
Las primeras manifestaciones monacales y, como ya decíamos, de las incipientes feligresías, comenzarían a tomar cuerpo agrupando a los habitantes en pequeñas comunidades. Así lo deja entrever un documento del 30 de Agosto de 1032 que señala a "Irizón" (Orizón) como uno de los puntos limítrofes del territorio de la fortaleza de Labio que el rey Bermudo III (a. 1027-1037) dona a la Sede Lucense y a su Obispo Pedro. Otra de las primeras manifestaciones monacales que, según Nicandro Ares Vázquez ("El Progreso" de 28-XI-1978) había ya en 1128, a juzgar por un pergamino conservado en el Archivo Histórico Nacional y del que existen copias en la catedral lucense, es San Salvador de Duarría. Este cenobio, que sería del tipo de los llamados familiares o de herederos, y por lo tanto de poca importancia arquitectónica, estaría situado en la margen derecha del río Rozas, al suroeste de Duarría, en lo que hoy son fincas de pedregal que todavía conservan el nombre de "San Salvador".
El estudio de los viejos tumbos y "corpus medievales" nos revela cómo a medida que se iban edificando los templos y monasterios éstos fueron adquiriendo posesiones por el actual término municipal. Así, el testamento del conde D. Osorio Gutiérrez (a.969), fundador del monasterio de Lorenzana, menciona la feligresía de Azúmara, haciendo lo mismo D. Fernando Fernández de Aguiar al reparto de sus heredades en 1311. En 23 de Marzo de 1262 el abad Hermerico y el convento del monasterio de Meira otorgan una carta dando a poblar las heredades de Formarán en la parroquia de Pacios, a doce pobladores. En 1089 las heredades de Vilaseñor, en Balmonte, fueron cedidas por Suerio Gutiérrez y su madre Dª Adosinda al abad de Lorenzana D. Gutierre. En 1324 el arcediano de Azúmara, Juan Domínguez, cedió la mitad de la iglesia de Bazar a Juan Rodríguez, con la finalidad de que ocupara el puesto de rector de la misma, mientras que en 1360 Martín Martínez, clérigo que había sido de Bretoña, deja en testamento a la catedral de Vilamayor de Mondoñedo todas sus posesiones, entre ellas la que tenía en San Pedro de Bazar.
En relación con el templo de Duancos, mencionar que ya en 1181 el rey de León, D. Fernando II, cede a su notario ciertas posesiones, entre ellas las que tenía en dicha parroquia, cesión que llevaba la condición de que a su muerte revirtieran a las posesiones catedralicias de Mondoñedo. Otro documento del año 1340 hace referencia al clérigo de Santa María de Ameixide por unos cobros realizados a Juan Eanes, casero de la iglesia.
Por lo que se refiere al templo de Prevesos, aparece referenciado en un pleito del año 1331 entre Lope Rodríguez y el clérigo Fernando Peres de Valoria.
Esta pequeña muestra de citas documentales haciendo referencia a las heredades y posesiones de unos cuantos templos parroquiales nos confirma que la estructura parroquial ya estaba plenamente organizada a finales de la Alta Edad Media, no sucediendo lo mismo con las posesiones feudales. Amor Meilán hace constar que el día 6 de Marzo de 1396 "...Fernán Pérez de Andrade hacía donación al obispo de Mondoñedo, por escritura firmada en Pontedeume, de los caseres de Viladonga en este municipio. Más tarde, en 1460, D. Pedro Alvarez Osorio, conde de Lemos, da a Galaor Osorio (que llama su primo), de por vida y la de un hijo, la villa de Castro de Rei en calidad de feudo y de servirle con su gente, para que se casase con Constanza, hija de Pedro Pardo de Cela". Durante el mismo siglo XV, Vasco da Ponte cite como señor de Castro de Rei a Gutierre de Quesada y, en 1501, la reina Isabel la Católica concedió al conde D. Rodrigo Enríquez Osorio, por su vida, los privilegios de todas las rentas, pechos y derechos de la villa y de sus tierras.
Es por estas fechas cuando comienza a tener fuerza la nobleza y son construidos los primeros castillos (el de Castro de Rei, la torre de Seivane, la incierta torre blanca de Castrillón). Comienza a quedar atrás el control ejercido hasta ahora por la Iglesia y que terminará en manos de los nobles por medio de un buen número de casas solar y casas patrimoniales que, poco a poco, se fueron haciendo con el dominio de buena parte de las tierras. Se levantan también los primero pazos-torre, para derivar en unos pocos pazos y buenos caserones, unos blasonados y otros sin blasonar. Fueron, y unos pocos continúan siendo, de las familias vinculares. Entre otros tuvieron aquí casa y posesiones los Aguiar, Saavedra, Freire de Andrade, Castro, Somoza, Ulloa, Ron, Neira, Folgueira, Teijeiro, Ríos, Luaces, Cornide, Pardo, Santirso, García, Abad, Montenegro, Vingolea, Gayoso, Mon, Obarrio, Auz o Uz, Vilamarín, Castedo, Rey-Stolle, Ordáx-Avecilla, Santomé, etc... De todos los mencionados y sus casas aportamos un estudio más o menos completo en el correspondiente apartado.
La mayor parte de los hidalgos de Castro de Rei no dejaban de ser labradores de los que solamente unos pocos tenían suficiente patrimonio para poder llevar un nivel de vida propio de su clase social. Así, al realizarse en 1762 el Padrón de Callehita, son censados, en lo que es ahora término municipal, cuarenta hidalgos, de los cuales solamente siete tienen suficiente poder económico para poder acudir al “llamamiento de armas” con caballo a su cuenta. Bastante coincidentes con este dato resultan los asientos de la Real y única Contribución de 1752/53, la cual, aún llegando hasta un 30% de omisión en extensión de terrenos y medidas de casas, circunstancia ésta que en la actualidad no supone un grave problema para conocer con cierto detalle las posesiones de cada vecino, viene a confirmar lo que afirmábamos al principio de este párrafo, ya que contados casos tenían suficiente propiedades, foros o casas como para poder ser considerados nobles de posesión.
Si durante la Alta Edad Media y gran parte de la Baja la Iglesia tenía en buena medida el control sobre las tierras y quienes las trabajaban, es a lo largo de los siguientes siglos cuando los hidalgos se hacen con la mayor parte de las propiedades, habiendo bastantes pleitos entre la nobleza y campesinos y clero, recuperando este último muchas rentas, mientras que otras les venían dadas por las fundaciones. A mediados del siglo XVIII los vecinos del término aportaban a las veintiséis iglesias parroquiales un total de 26.306 reales en concepto de diezmo, sobre cuya renta tenían su parte los curas párrocos y otros partícipes, como se puede ver con más detalle en el apartado documental de este volumen.
Es fácil imaginar que la vida de nuestros agricultores no era nada fácil al estar sujetos a una estructura que favorecía claramente a las clases dominantes. Ni siquiera poseían la propiedad de la sierra, que disfrutaban en régimen de usufructo bajo sucesivas cartas forales. Los cultivos predominantes eran los cereales, primordialmente el centeno y escasamente el trigo; los frutos secos, sobre todo castañas, y algún producto de huerta como las coles. Los molinos harineros (55 según los interrogatorios del Catastro de Ensenada) situados a orillas de los ríos y principales arroyos, constituían otra fuente de economía, transformando el cereal en harina para el consumo humano y animal. Por lo que se refiere a la ganadería destacar el bovino, ovino y porcino y, en menor medida el caballar, asnal y mular.

El Término Municipal en el Antiguo Régimen
Según el voluminoso trabajo realizado por José Farina Jamardo bajo el título de "Os Concellos Galegos" (Tomo III pág. 87/104), tomando por base el Catastro de Floridablanca de 1875, el actual municipio de Castro de Rei pertenecía a las jurisdicciones de Castro de Rei, Pacios, Crecente y Quintela, Lea y Silva de Riberas de Lea, más el coto de Bendia, quedando repartidas las jurisdicciones en la forma siguiente: Jurisdicción de Castro de Rei, formada por las feligresías de Ansemar, Ameixide, Azúmara, Bazar, Balmonte, Castro de Rei, Duancos, Duarría, Dumpin, Loentia y Mos, siendo éstas señorío secular de los condes de Lemos, quienes nombraban justicia ordinaria en las mismas, al igual que en las parroquias de Outeiro, San Pedro de Santa Leocadia y Santiago de Viladonga.
Señorío secular y derecho de nombrar justicia ordinaria eran compartidos en las feligresías de Mondrid y Orizón por los condes de Lemos y el conde de Grajal; en San Esteban de Prevesos por los condes de Lemos y D. Francisco Pardo; en la feligresía de Santa María de Ramil por D. Bernardo Castro, D. María de Aguiar y los condes de Lemos; en San Salvador de Pacios por D. Alejo Arias, D. Bartolomé Pardo, D. Antonio Moscoso y D. Pedro Freire y en Santa María de Ludrio por D. Antonio Navia y el conde de Grajal.
Eran de realengo, y por tanto nombraba en ellas justicia ordinaria El Rey, la parroquia de Triabá, el Coto Redondo de Bendia y Santa María de Quintela, que formaba parte de la jurisdicción de Crecente.
Y de abadengo, nombrando justicia ordinaria el obispo de Mondoñedo, era San Juan de Riberas de Lea.
Cuando fueron creados los primeros ayuntamientos constitucionales, y según se deduce de la documentación de la época, Castro de Rei aparece al mismo tiempo en los partidos judiciales de Lugo y Vilalba, y así consta en los repartos realizados por la Diputación Unica de Galicia del 7 de Julio de 1821, debiendo incorporarse a filas por el partido de Vilalba cuatro hombres y por el de Lugo otros cuatro.
En el reparto proporcional de la contribución territorial del 13 de Septiembre de 1821 correspondían a Vilalba 28.595rs. 7ms. y a Lugo 57.529rs. 29ms. Finalmente, en el reparto de consumos del 2 de Octubre de 1821 figura Vilalba con 4.933rs. 12ms. y Lugo con 9.856rs. 23ms.
Una vez realizada la nueva división territorial de Galicia en cuatro provincial, la Diputación Provincial de Lugo hizo lista de los primeros pagos, donde aparece Castro de Rei con 330rs. 11ms. en el partido de Lugo, y con 164rs. 12ms. en el de Vilalba.
Con la nueva división municipal del 23 de Julio de 1835, figura este municipio como "Ayuntamiento Constitucional de Castro de Rey de Tierrallana" formado por treinta y tres feligresías.
El 9 de Marzo de 1838 los vecinos de las parroquias de Silva, Mos, Duarría, Dumpín, Ludrio y otras solicitan no ser segregadas del recién creado término municipal. Pero es en 1840 cuando los ayuntamientos sufren una importante reforma, figurando el nuestro como nuevo "concello" de Castro de Rei, formado por las siguientes parroquias: Ameixide, Ansemar, Azúmara, Balmonte, Bazar, Bendia, Castro de Rei, Duancos, Duarría, Granja de Coea, Goberno, Dumpin, Ludrio, Loentia, Mondríz, Mos, Orizón, Outeiro, Pacios, Prevesos, Riberas de Lea, Ramil, Quintela, Santa Leocadia, Triabá, Viladonga y Riberas de Anllo.
Posteriores reformas alteraron sustancialmente el mapa parroquial, suprimiéndose la feligresía de Ameixide e incorporándose la de Goberno. La Granja de San Salvador de Coea pasó a llamarse O Salvador de Coea, no figurando nuevas referencias acerca de Riberas de Anllo.
El 14 de mayo de 1842 la Diputación Provincial, en acuerdo plenario, resuelve el contencioso que venían sosteniendo este municipio y el de Pastoriza, sobre el lugar de Castro dos Freires, dictaminando que siguiera formando parte de la feligresía de Sta. María de Quintela (Castro de Rei). A su vez en la sesión de la corporación provincial del 15 de marzo de 1843, es debatido durante el pleno un informe del término de “Castro de Rey de Tierrallana”, actual “concello” de Castro de Rei, sobre la agregación de los lugares de Reigada y Teixeiro. También la Diputación Provincial resuelve el 17 de julio 1843, la disputa que sobre la feligresía de Momán venían sosteniendo este municipio y el de Cospeito, determinando dicha corporación provincial que siguiese formando parte del término de Cospeito. A su vez se recibe en la diputación un escrito de los vecinos de la parroquia de Reigosa, solicitando ser segregados de Pastoriza y agregados a Castro de Rei.
A juzgar por el trabajo de investigación sobre “Os Concellos Galegos" realizado por el profesor José Farina Jamardo y su equipo de investigación, en lo que atañe a Castro de Rei no aporta más datos de los ya mencionados con respecto a las variaciones sufridas a partir del R.D. de 23 de julio de 1835.
La historia contemporánea del término municipal no se limita solamente a los vaivenes de la organización parroquial, con sus segregaciones y agregaciones. Ocurrieron muchos otros hechos todavía no suficientemente estudiados, como fueron los desastrosos efectos de la invasión francesa, cuyas huestes dejaban penosos recuerdos por donde pasaban, no salvándose tampoco esta zona . En relación con ellos escribió el Sr. Coira Sanjurjo lo siguiente: “Sobre este territorio se desarrollaron algunos episodios bélicos, que no debemos pasar adelante sin reseñar, aunque no sea más que someramente” -y añade: "en la parroquia de Duarría, sobre el río Azúmara, los franceses construyeron el puente que se llama en la actualidad de los Franceses. A principio del año 1809 y en el campo de la Escanabada, enclavado en terrenos pertenecientes a los ayuntamientos de Cospeito y Castro de Rey, la vanguardia de Mahi, mandada por Mendizabal, derrotó a las tropas del general francés Furnier. Dicha batalla es conocida por el nombre de batalla de Feira de Castro, por estar muy próxima el campo de la Escanabada”.
Salvando la libre interpretación de lo dicho por el señor Coira Sanjurjo, solamente nos resta añadir que los actos vandálicos cometidos por las tropas francesas afectaron incluso a la documentación custodiada en la Casa de Jurisdicción de la villa de Castro de Rei.
Del primer ejército patriota en Venezuela, que fue creado en 1810 por la junta suprema al mando del marqués de Toro, para implantar su autoridad en todo el territorio venezolano, hubo en sus filas soldados que procedían de la jurisdicción de Castro de Rei, así como en otras batallas que tuvieron lugar en las colonias latinoamericanas, pues aún en el recuerdo popular de unas cuantas personas de avanzada edad está la “Guerra de Cuba” o Guerra con los Estados Unidos de 1898, donde España perdería los últimos restos de sus colonias (Cuba, Filipinas, Puerto Rico, etc...). La guerra Carlista, principalmente la de 1833-1840, tuvo sus partidarios por estas tierras por ambos bandos, principalmente gentes de la zona de Meira, donde esta documentada la existencia de una facción, que fue perseguida y ejecutados los principales cabecillas de la misma.
Durante la conflictiva situación habida con Marruecos en 1909 se produjo la emboscada del Barranco del Lobo que obliga al Gobierno a enviar algunas unidades militares al África, en las misma participaron soldados de la zona. No obstante donde más bajas se han producido fue en el desaste de Annual (a.1921), donde el general de brigada D. Manuel Fernández Silvestre, fue cercado por los moros, desapareciendo después de una desesperada resistencia. En 1925 se produce el desembarco de Alhucemas, con la finalidad de resolver el problema de Marruecos, iniciándose una ofensiva contra el cabecilla Abd-el-Krim que había fundado la república del Rif. A consecuencia de ello fueron varios los soldados naturales de Castro de Rei que dejaron su vida en el frente de combate.
La década de 1925 a 1935 transcurre para los paisanos del municipio más o menos pacifica, pero sin estar del todo ajenos a los acontecimientos, pues en más de una ocasión llego haber pequeños enfrentamientos de índole político que por suerte no han tenido peores consecuencias, y, en el peor de los casos la correspondiente advertencia de la autoridad competente calmaba los ánimos. Pero las cosas tomaron otro rumbo al estallar la guerra civil de 1936, presidía la corporación Severino Rivas Barja, que curiosamente en las elecciones municipales de aquel año no habla sido tan siquiera elegido concejal, pues el primer grupo de gobierno surgido de aquellos comicios votó como regidor municipal a Ramón Perejón Pardo, sin embargo el entonces Gobernador Civil de Lugo, suspendió a los miembros del gobierno local, siendo elegida el 18 de marzo de 1936 una comisión gestora, con el objeto de suplir al destituido gobierno local, fue su presidente Serafín Carballo Aguiar, que muy poco tiempo estuvo al frente de su cometido, pues por orden de la máxima autoridad provincial era designado otro grupo de gobierno con algunos miembros de la anterior gestora, y otros nuevos, siendo nombrado alcalde presidente Severino Rivas el 9 de mayo de 1936, cuya corporación era la siguiente: alcalde presidente Severino Rivas Barja, concejales, Manuel Cacharón Vega, Ramón Barrela Iglesia, José Díaz Barrera, José Barja Rodríguez, José Ramos Abelleira, Manuel Rivas Alonso, José Fernández Lodeiro y Darío Castro Cabana. La última sesión de ésta corporación se celebró el día 4 de julio de 1936, en la que fueron tratados varios temas de poca consideración, y debía de celebrarse la siguiente el 18 de julio, cuya nota obrante en el libro de actas de ese año, es lo suficientemente explícita, y al mismo tiempo se ve claramente en ella que el secretario del ayuntamiento trató de "capear" aquella situación de la mejor forma, dice: "Hago constar yo Secretario que la sesión correspondiente al día de la fecha no se celebró por no haber comparecido ninguno de los señores concejales, a causa de las labores propias del verano.
Castro de Rey a dieciocho de Julio de mil novecientos treinta y seis. Ni que decir cabe que las convulsiones políticas de la nación tenían su reflejo en Castro de Rei, y, quien salió peor parado de ellas fue el alcalde Severino Rivas, que se escondió en Lugo ciudad, siendo "paseado" un día del mes de octubre del 36, apareciendo su cadáver en la cuneta de la carretera de Lugo a Portomarín.
El 29 de julio del 1936, se persona en la casa consistorial del ayuntamiento de Castro de Rei, el comandante jefe del puesto de la Guardia Civil de esta villa José Revuelta, cumpliendo la orden emanada del delegado jefe de orden público en la provincia, se procede a la destitución de la corporación municipal, de cuyos miembros ninguno se hallaba presente. Toman posesión en calidad de comisión gestora la nueva corporación formada por José Antonio Pacio, en calidad de alcalde-presidente, José Rodríguez Gesto y Manuel Fernández, que serian primer y segundo teniente de alcalde respectivamente. La referida gestora acuerda en sesión extraordinaria celebrada el 31 de julio de 1936, señalar todos los jueves a las tres de la tarde para celebrar sesión, y nombrar comisionado para la entrega de mozos en caja (alistamiento de los mozos para prestar servicios de armas), a Benedicto Tejeda Novo.
Una vez transcurridos aquellos primeros días de la Guerra Civil, llenos de miedo y temor, no hubo para los vecinos del municipio mayores complicaciones, no obstante fue expedientado el secretario Luis Goy Regueira, por causa de un "chivatazo" acusándole de haber sido visto en algún mitin dado por cierto personaje de la República, siendo destituido de su cargo a finales de julio de 1937.
Castro de Rei no sufrió las consecuencias de los maquis como ocurrió en otras zonas de la provincia, hubo algunos robos realizados por "os fuxidos", como ocurrió en la casa de Porto-Bexán, (Bendia), entonces propiedad de la familia Santomé, donde resultó muerto el colono o casero de ella. En el lugar de Marzo, feligresía de Prevesos, hubo enfrentamiento con la Guardia Civil, resultando herido el miembro de la benemérita y muerto el "escapado". Peores consecuencias tuvo la guerra para los mozos que fueron al frente de combate, solamente en el lado nacional dejaron sus vidas un total sesenta y ocho mozos, y, desconocemos si en está relación están incluidos aquellos soldados que al estallar la guerra estaban en la zona republicana.
La posguerra deja sentir sus efectos, negativos, en la "chaira luguesa" pero los campesinos al tener una economía básicamente ganadera y agraria no sufren las estrecheces económicas de las zonas urbanas, sí la falta de ciertos productos, el racionamiento de otros, etc... Desde las distintas administraciones, Ayuntamiento, Diputación Provincial, Gobierno Central, son acometidas aquellas obras mas necesarias, y más urgentes.
En 1956 el Instituto Nacional de Colonización da luz verde a un ambicioso programa colonizador en los municipios de Castro de Rei y Cospeito, que inicialmente iba a convertir en terreno de cultivo nada menos que 2.890 hectáreas de páramos y montes improductivos, fueron edificados nuevos poblados, e incluso se creo una nueva feligresía eclesiástica (S. Isidro de Matodoso), se pusieron en practica los más modernos sistemas de explotación agraria de entonces, y de todo ello se benefició en buena medida este municipio.
A partir de 1975, con la llegada del sistema democrático co-mienzan a realizarse un sinfín de obras tendentes a conseguir una vida más feliz para los habitantes del término. De las mismas incluimos aquí un resumen.
Reforma de la Casa Consistorial; adjudicación y reforma del Centro de Salud de Castro de Rei; construcción del Centro de Salud de Castro Riberas de Lea; Construcción de una Residencia de Asistidos en Castro de Riberas de Lea; construcción de un Centro de Enseñanza Secundaria en Castro Riberas de Lea; mejora en la instalaciones de alumbrado público de las villas de Castro de Rei y Castro Riberas de Lea; instalación de puntos de alumbrado público en todo el término municipal; acondicionamiento y servicios de la Plaza Mayor de Castro de Rei; mejoras y ampliación del abaste-cimiento de agua a las villas de Castro de Rei y Castro Riberas de Lea; ampliación de la red del abastecimiento de agua a la parroquia de Bazar; abastecimiento de agua a las parroquias de Azúmara, Ramil, Balmonte y Goberno; estación elevadora y depósito de agua en la parroquia de Quintela, para suministro a diversas feligresías del término; mejora del afirmado y asfaltado de la mayor parte de la red de caminos locales; instalación de dos minireceptores de señal de T.V.G, que sirve para mejorar también la señas de las demás cadenas de T.V; reelectrificación de buena parte de las parroquias del municipio; puesta en marcha del proceso de concentración parcelaria en algunas feligresías, realizándose por el momento en las de Bazar y Outeiro, y publicado Decreto de la utilidad pública y de urgente ejecución de las parroquia de Goberno, Balmonte, Ansemar y Quintela; ampliación y mejora de las ins-talaciones del mercado comarcal de ganados de Castro de Riberas de Lea; mejora de 18 carretera Rozas-Abadin; mejora de la telefonía rural; acondicionamiento de la Casa Cuartel de la Guardia Civil.
Todas estas obras fueron realizadas por los distintos entes, municipal, provincial, autonómico o gobierno central; o en su de-fecto con la firma de convenios entre los mismos.
López Pombo, Luis
López Pombo, Luis


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