Beaumarchais afirmaba que la ópera es la forma de expresión más majestuosa, un medio poderoso para presentar emociones y pensamientos, algo que hace que siga estando en plena vigencia, como pudimos comprobar en la magnífica representación de la Traviata que tuvo lugar el pasado viernes en el Palacio de la Ópera dentro de la Programación Operística de A Coruña, que toma el relevo al reconocido Festival de Ópera después de sesenta y una ediciones y que convierte a la ciudad herculina en el centro neurálgico de la actividad musical de Galicia, como demuestra la concurrencia de un público procedente de todas partes, especialmente de Ferrol.

La inauguración no podía ser más brillante, con la soprano Elena Mosuc en el papel de Violetta, el tenor Celso Albelo como Alfredo y el barítono Leo Nucci como Giorgio Germont. Un trío de estrellas internacionales para el reparto de la obra basada en la Dama de las Camelias de Alejandro Dumas, con un libreto de Francesco M. Piave que en manos de Verdi con sus maravillosos estallidos de pasión, adquiere toda la emoción y fascinación del arte. En la obertura se preludia el intenso contenido dramático de la obra, cuya intensidad fue in crescendo del primero al último acto. Leo Nucci (que tuvo que hacer un bis en Di Provenza il mar
tras un interminable aplauso), con su cuidada puesta en escena, mostró su impresionante capacidad de conmover, siguiendo el más puro belcantismo y la gran tradición, algo que lo convierte en uno de los grandes mitos de la ópera actual.
Violetta brilló a partir del segundo acto con pianíssimos de leyenda y una intensa fuerza dramática, como Albelo que tuvo una intervención impecable.
El coro y la orquesta de la Sinfónica de Galicia, junto a los bailarines, decorados, vestuarios
. hicieron lo demás para que se generase un increíble entusiasmo que se manifestó en la largísima ovación final.
El programa para esta temporada lírica continúa con interesantísimas propuestas que seguiremos comentando desde este espacio. Sin duda, merecen la pena.