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martes, 15 de julio de 2014
APRENDE DONDE Y COMO TOCAR A UN HOMBRE


El cuerpo masculino está organizado por diversas regiones erógenas pudiéndose gobernar con un solo dedo

Ellos, los varones también tienen sus “rinconciños” eróticos, son pocas las aventureras que se atreven a descubrirlos dejando así, extensos territorios corporales por conquistar. Cada recoveco esconde pasión, esperando ser acariciando de la forma correcta que si es asi le llevarás a tocar el limbo del placer. Utiliza este manual de instrucciones para enloquecerlo con tan solo un dedo o la lengua.

Los puntos divinos

El “L” (anteriormente llamado “G”); está en la próstata, localizarlo “por la puerta trasera” ó sea por el ano, se estimula con un dedo, juguetes sexuales adecuados u otro pene. Cuando se está a punto de llegar al orgasmo presiona la zona, perderá la razón al sentir el más profundo orgasmo que jamás haya experimentado. EL “G”; está en el glande, tiene más receptores de placer que el resto de su “ferramenta”, la punta del pene une todos los nervios sexuales masculinos, es la versión masculina del clítoris. El “C”; en la oreja en el borde exterior de la misma, tiene forma de “C” donde confluyen muchos nervios, dibujar ese recorrido con la lengua, acompañando con caricias en los genitales le hará llegar a la divinidad. El “8”; localizado en la base del pene donde se une a los testículos, mediante caricias de las yemas de tus dedos recorriendo hasta el escroto, presionando sobre la base del pene, prolongarás así la excitación subiéndolo al Olimpo de los Dioses. El “W”; recorre como si dibujaras una “W” debajo de ambos pectorales uniendo en el esternón haciendo paso obligado por los pezones, con dedos o lengua si lo estimulas, hará que aumente la presión concentrando más sangre en esa zona. El “F”; en el frenillo. Al mover la mano y la boca al mismo tiempo hacia delante y atrás en una masturbación o felación o durante el coito en la postura del perrito así existirá la máxima fricción. El “X”; boca abajo y piernas juntas, la hendidura que queda entre las nalgas forma una X. Acariciar esta zona es súper excitante porque te acercas al ano, perineo y testículos sin tocarlos directamente o mediante un masaje en las nalgas presionando en los pliegues. El “R”; es la línea que recorre el centro de su escroto de arriba-abajo. Deslizando la lengua hasta llegar a la cabeza del pene solo será cuestión de segundos para que llegue a al nirvana. El “0”; la rabadilla o base de la columna vertebral esta completa de terminaciones nerviosas conectadas directamente con los genitales que mediante un masaje puedes tele-trasportarlo a un universo paralelo y quizás al probarlo, no quiera regresar jamás a la realidad.

Botones mágicos

Labio eroticus: delicada curva llena de sensitivos receptores nerviosos sobre todo: el borde exterior del labio inferior, recorriéndoselo le harás vivir más emoción que una carrera de Fórmula 1, además si succionas el labio mientras mueves la punta de tu lengua en toda esa línea, saldrá una corriente eléctrica llena de pasión directa a su miembro viril. La Nuez del deseo de Adam: repasa el cuello o bajo la oreja, sin dejar la nuez (zona de máxima sensibilidad) según la Medicina China la tiroides, está relacionado con los órganos sexuales. Pezoneitors: ellos también tienen dos, y no están acostumbrados a que se les atiendan, siendo un territorio semi-virgen. Chupando un cubito de hielo hará que la frialdad de tu lengua concentre más terminaciones nerviosas en su pezón, le gustará tanto que no dejará de repetir tu nombre seguido de múltiples gratitudes. Tobillo con “sorpresa”: entre el talón y el hueso del tobillo hay un punto lleno de potencial, conectado con los órganos sexuales; ¡apretarlo libera energía!. EL Falo “que fala”: esa varita mágica, es el musculo de amor ardiente de fuego de la pasión puedes manipularlo de forma diferente: cógele su parte fálica formando como dos anillos con cada uno de los dedos de tus manos, moviéndolos en direcciones opuestas, y de arriba abajo desde la base a la punta, favoreciendo una maravillosa fricción aumentando la velocidad según sea su excitación, harás que sus gemidos se conviertan en algo tan terriblemente escandaloso lleno de placer que no pare de gritar ¡quiero más, quiero más!.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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