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La generación más formada de la historia

jueves, 10 de julio de 2014
Los bulos difundidos interesadamente por los políticos a la larga se ven desmentidos por la realidad. Entre las cosas importantes que han degradado la clase política de este paciente País es, sobre todo, el sistema educativo.

Los informes Pisa, la evaluación de nuestras universidades, los informes de la OCDE, y la simple percepción critica de cada uno de nosotros, nos lleva a la conclusión que los fracasos acumulados por la política educativa puestos en práctica por los diferentes gobiernos de la nación y los desarrollados por los gobiernos autonómicos son un completo desastre, mírense por donde se miren, sin paliativos y sin conmiseración a nuestra clase política que parece que todo lo que tocan lo joden.

Los que en alguna fase de nuestras vidas profesionales nos dedicamos a la enseñanza, hemos sido testigos de la caída de nivel general de los estudiantes que, curso tras curso, se apreciaba, y que naturalmente se arrastraba a todos los niveles educativos.

No es verdad la frase, que por más repetida que esté por la clase política y sindical, no se transforma en realidad: la generación mejor formada de la historia. Que no nos pretendan engañar, en todo caso será la más titulada de la historia, no la más formada, ni la más culta, ni la más educada, ni la más respetuosa, ni la más patriota. Lo absurdo es que cualquier modificación que se pretenda hacer en la educación, se forma un follón para que no se cambie nada, por que se plantea en términos de política partidista, no como un servicio al País. Todo lo que no sea un sistema educativo basado en la disciplina, esfuerzo y competitividad, será un fracaso para nación, en un mundo globalizado.

El que los graduados universitarios españoles tengan el mismo nivel de competencias que los estudiantes de secundaria japoneses, según un reciente informe de la OCDE, sinceramente me preocupa y me cabrea. Uno de los efectos de este bajo nivel, unido al número desorbitado de titulados universitarios que produce nuestro sistema, es la sobretitulación de los empleados y un paro juvenil enorme dado que nuestro sistema productivo no es capaz de ofertar tantos puestos de trabajo. Curiosamente al hecho contrario que se observa en el sector público: la subtitulación de la casta política, que ocupa puestos de gran responsabilidad y de altisima remuneración.
Figueroa, Rosendo
Figueroa, Rosendo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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