Un descubrimiento casero que cambiará tu vida
Guisande, Manuel - martes, 01 de julio de 2014
Hay cosas que han cambiado el mundo. Por ejemplo Fleming. Va el tío, estudia que te estudia y nada, pero un día
un día de casualidad porque se fue de vacaciones, a la vuelta (o ala delta, da lo mismo) donde estaban unas bacterias tercas como burras encontró unos hongos que se las comían a bocados y descubre la penicilina. Flipante. Pues yo he descubierto también de casualidad algo que no sé si revolucionará el mundo, pero lo que es mi vida, que ya de por sí iba rebotando
Y ahora te preguntarás, no sin razón: ¿Qué habrá descubierto el gilipollas este del Guisande?, ¿a ver qué se le ocurrió ahora a este petardo de tío? Pues no insultes, que a lo mejor a partir de hoy tu mundo va a ser diferente y terminas pidiendo disculpas, so mamón.
Te cuento. Estaba yo tomando un bocata y trabajando (vamos, como Fleming) y de repente que alguien me llama a casa, bajo a la calle, hablo con un amigo media hora, se lía la historia y una hora
dos
y cuando vuelvo para escribir un articulo hago como siempre: me siento frente al ordenador para trabajar (como Fleming) y cuando tecleo las primeras letras, veo a mi izquierda el bocata de chori que había dejado y
¿tú sabes el airecillo caliente ese que sale por los laterales del ordenata?, ¿te das cuenta? Pues mira, el aire le pegaba directamente al bocata y estaba de calentito y blandito
y al probarlo
estaba de bueno
Y esto me ha abierto las puertas a lo que es y será la Cocina 2.0 porque ¿cómo estarán, por ejemplo, unas lentejas al baño de Windows? ¿o unas morcillitas de Burgos a ritmo de Word-Word o doradita al estilo Apaga y Enciende?, ¿o unos pescaítos fritos redorados al aire Messenger, por ejemplo?
Desde que he descubierto esta nueva cocina del futuro me he ahorrado una pasta en el microondas y ahora ya casi no recaliente nada ahí ni no tengo que andar con la bobada esa de que si a 20 grados, que si a 30 o 40, que si 2 minutos, 3 o 36.
Pongo las viandas pegadas al ordenador, las voy tocando suavemente y cuando veo que están en su punto
cañita y pa dentro; vamos, igualito que cuando estás enfermo: inyección de penicilina y pa dentro, como Fleming.

Guisande, Manuel
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