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Carta de 26 amantes de curas reabre el debate sobre el celibato

sábado, 24 de mayo de 2014
UNA CARTA DE 26 AMANTES DE CURAS REABRE EL DEBATE SOBRE EL CELIBATO

Clérigos y ex-sacerdotes de todo el mundo reabren el debate sobre el celibato. Desde mi posición de cura rural apunto el hecho de que "son muchos los curas, hoy hombres casados, que por amor, se vieron obligados a dejar el sacerdocio".

Como -Cura párroco de Xestoso(Alto y Val) en Monfero-de Cambás de Aranga en a Coruña y de Moman de xermade y labrada de Guitiz en Lugo- Coordinador de la UNED SENIOR-sociólogo, politólogo, jurista y ex-misionesro comboniano además de abogado en ejercicio- apunto el hecho de que "las parroquias rurales se están quedando sin curas que las atiendan, mientras, y por decisión de la jerarquía eclesiástica que nada tienen que ver con el Derecho divino, hay personas forzadas a dejar el sacerdocio. "Y son personas -añade- que hoy podrían estar dando un magnífico ejemplo como hombres de Dios y padres de una familia cristiana.

EL CELIBATO COMO OPCIÓN

Me contaba un amigo que su deseo fue siempre ser sacerdote, pero también deseaba tener una familia. Este comentario no me parece baladí, porque los sacerdotes somos hombres y nos preguntamos muchas veces el porqué de esta norma dentro de la iglesia, que va contra natura. Pero lo peor es que muchos católicos de a pie, creen que es una norma de Derecho divino, es decir, que fue el mismo Dios quien la impuso. Sin embargo, la institución del celibato no es de Derecho divino natural ni positivo ; algunos pretendían que era de este último, ya que en el Nuevo Testamento se instituyó el sacrificio de la misa diaria, y conforme al Antiguo Testamento los sacerdotes debían abstenerse de sus mujeres en días que habían de oficiar el sacrificio. Estas razones son sólo aparentes, ya que no hay texto alguno en la Sagrada Escritura que imponga el celibato eclesiástico y, por otra parte, si éste fuera de Derecho divino, la Iglesia no podría dispensar de él, como dispensa a los clérigos orientales. Con lo cual, la misma Iglesia, infalible en materia de fe y costumbres, se contradice.

Es, pues, el celibato eclesiástico, una creación del Derecho eclesiástico humano, no existiendo en los primeros siglos de la Iglesia y apareciendo por primera vez en los cánones de los concilios y las decretales de los pontífices en el siglo IV.

Retomando la conversación con mi amigo, abogado felizmente casado, padre de una niña de dieciséis años que llena su vida, me decía que aún seguía manteniendo su vocación sacerdotal, y que podría ejercer como sacerdote en alguna de las numerosas parroquias rurales que carecen de párroco, y no como un simple laico.

Esta misma pregunta nos la formulamos tanto los sacerdotes que estamos en ejercicio llevando varias parroquias, como los sacerdotes que algún día por amor, se vieron obligados a abandonar el servicio ministerial por imposición de la iglesia jerárquica, privando a los feligreses de un buen sacerdote que podría aplicar en su ministerio la experiencia de lo que es la vida en familia y sus dificultades.

En pro de un "CELIBATO POR EL REINO DE DIOS" y no por un "CELIBATO HECHO POR LOS HOMBRES".

Un mero "celibato hecho por los hombres", es un celibato impuesto por coacción, y esto es injusto. Un sacerdote, tras años de vida celibe, con sus crisis,me comentaba que le fue beneficioso para su ministerio. Por otro lado, también conozco a muchos sacerdotes que han ejercido el ministerio excelentemente, pero que tuvieron que dejarlo por cumplir la ley del celibato. Otros, sin embargo, preferían el castigo de suspensión "a divinis", antes de pedir la reducción al estado laical. Justifican esto diciendo que experimentan la ley del celibato como una injusticia contra su propia vocación.

Si el celibato "por el Reino de los cielos" es una vocación que viene de Dios, entonces por qué añadirle fuerza con una ley. Querer hacerlo parece implicar la opinión de que la llamada de Dios no es suficiente para convencer al corazón, y ésto no sería una verdadera vocación de Dios. El querer establecerlo por medio de una ley, implica una carga no necesaria (Hech 15,28). La opinión de que es competencia de la Iglesia elegir entre todos los llamados, es ignorar que el que llama es el mismo Dios. Ni siquiera a Pedro le corresponde "poner impedimentos a Dios" (Hech 11,17).

Los obispos tienen un deber pastoral para con sus comunidades, y sus hermanos, en el sacerdocio. A ellos tienen que "importarles" sus hermanos (Jn 10,13) que les han sido confiados. Por lo tanto, no pueden permitir que la cuestión de la ley del celibato siga siendo un tabú intocable.

Cuanto antecede quiere ser comprendido como una defensa del verdadero "celibato por el Reino de Dios", el cual no parece ser fomentado, sino más bien oscurecido, por la ley del celibato. Y es por "El Reino de los Cielos" por lo que habría que modificar la legislación en relación al celibato sacerdotal.

Confiamos en el Espíritu que renueva sin cesar la Iglesia.
Rodriguez Patiño, Luis Ángel
Rodriguez Patiño, Luis Ángel


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